Runara

Una mujer élfica de edad avanzada, aunque aún imponente y elegante, con piel clara y cabello largo y plateado que cae libremente sobre sus hombros. Su rostro es severo pero sereno, con marcadas líneas de expresión que sugieren sabiduría y una vida larga de contemplación. Sobre su frente lleva un tatuaje o marca arcana de tono dorado-anaranjado, que resalta sobre su piel pálida y remite a algún tipo de poder espiritual o conexión ancestral.

Viste una túnica de tonos grises con mangas anchas y largas, atada y asegurada por múltiples cinturones de cuero cruzados sobre su torso y cintura, lo que da a su figura un aire de practicidad contenida dentro de una estética ritual. Lleva piezas de armadura ligera en los hombros, finamente trabajadas, que dan la impresión de una antigua sacerdotisa o líder de orden dracónica, más simbólicas que defensivas. Está descalza o con sandalias simples, en conexión directa con el suelo que pisa.

En su mano sostiene un alto báculo de madera retorcida, coronado por una llama mágica que arde suavemente, símbolo tanto de su poder latente como de su misión de vigilancia y guía espiritual. Su expresión firme y su postura recta transmiten autoridad silenciosa y una profunda conexión con fuerzas mayores.

Nadie sabe mucho del pasado de Runara, o al menos no lo comentan.

Siguiendo las enseñanzas de su maestro, Astalagan, Runara adhiere firmemente a una doctrina basada en la paz, la contemplación y la no violencia. Ante cualquier conflicto, prioriza el diálogo, la mediación o la retirada estratégica antes que el enfrentamiento directo. Incluso cuando considera que la violencia es inevitable, se abstiene de participar activamente en combate, confiando en que otros actuarán conforme a los principios que ella ha inculcado.

Pacifismo activo: Runara cree que la verdadera fortaleza radica en contener el poder en lugar de ejercerlo.
Responsabilidad heredada: Siente que su existencia solo tiene sentido mientras cumpla el deber que le fue confiado por su linaje.
Sabiduría compartida: Cree que guiar con el ejemplo y transmitir conocimiento es su mayor aporte al mundo.

Virtudes: Sabiduría ancestral, compasión, paciencia.

Defectos:
Autonegación persistente: Se niega a sí misma toda ambición o deseo personal en función de su deber.
Inmovilidad estratégica: Su rechazo total a la violencia a veces le impide actuar incluso cuando la amenaza es inminente.
Incapacidad de delegar totalmente: Aunque confía en otros, tiene dificultades para soltar el control de aquello que siente que solo ella puede mantener equilibrado.

Habla con tono pausado, rara vez se deja llevar por emociones impulsivas, y mantiene la calma incluso en situaciones críticas.