Guerras Enamesas

El despliegue de tropas se hizo predominantemente por tierra y parcialmente por mar, sobre todo en la Guerra de la Primera y Segunda Coalición Abismal.

Guerra de la Primera Coalición Abismal

La primera coalición es la unión de la mayoría de los Estados abismales de Nulvín para derrotar a Ternlot en Tefgeiv y acabar con sus deseos expansionistas, pero incluso la alianza de siete de los ocho reinos no fue suficiente para detener el avance de las fuerzas de Ternlot hacia Voifsó y Tefgeiv.   Cada reino conocía ya a su Señor. Los nulvinos, darminos y kasmeos esclavos de los reyes abismales conocían hasta qué punto llegaba la vileza y el egoísmo de cada uno. La nueva ley divina eranorista de la cual tenían que guiarse los reyes en aquella nueva época de absolutismo les daba paso libre para hacer lo que quisieran con la gente, y algunos llegaron a esclavizar y torturar personas inclusive. Ternlot, por otro lado, si bien era egoísta y enigmático, carente de compasión y estricto, no era un sociópata. Ternlot solamente quería cumplir los deseos de su Amo de la mejor manera, y estaba dispuesto a conseguirlo a través de cualquier método. Además, ya se le conocía por sus importantes reformas durante Los Años de la Vergüenza que llevaron sus tierras a mayor estabilidad.   La logística e inteligencia de Enrúv resultó impresionante, y los enruveses avanzaron rápidamente hasta el centro de Voifsó por medio de dos flancos diferentes. Los asedios de Gudnib y Ebned fueron los primeros movimientos de Ternlot, que culminaron poco tiempo después con victoria absoluta de su parte. Ternlot logró tentar al Rey de Voifsó para mover sus tropas por el centro de ambas ciudades, donde aparentemente había un agujero entre sus fuerzas. Empero, una vez el Rey hizo su movida, Ternlot lo esperaba con el grueso de sus fuerzas, acorralándolo y forzándolo a retirarse luego de dos decisivas batallas.   Los habitantes de Voifsó se unieron rápidamente a la causa de Ternlot, al aprender sobre las condiciones del Reino de Enrúv que eran más apropiadas que las de los otros reinos abismales. Este grupo de civiles armados se unieron a las batallas urbanas contra los soldados del ejército real y pronto Voifsó quedó bajo el poder de Ternlot. Tefgeiv, por otro lado, permaneció en calma hasta que Ternlot conquistó la capital de Enrúv. Luego de los dos primeros asedios, sus fuerzas se movieron por el norte del reino, donde hubo otra serie de contiendas importantes en las que Ternlot salió invicto.   La capital fue tomada con rapidez, y Tefgeiv estaba lista para ser asediada. Las tropas de la Primera Coalición habían perdido toda moral, y Ternlot hizo tratos con el Culto de los Devoradores para usar a sus horrores de las mareas contra los navíos de Tefgeiv y así rodearlos tanto por mar como por tierra. Un asedio de aproximadamente un mes concluyó con la toma de Tefgeiv.   Posteriormente se creó la Confederación Enamesa durante el Congreso de Isnúd, en la que Ternlot quedó como su representante, agrupando dos Estados nulvino-abismales (Tefgeiv y Voifsó) junto con el Reino Eranorista de Enrúv y Evníd-Isnúd. Los generales abismales empezaron a entender el poder que verdaderamente tenía Ternlot y pronto empezaron a retroceder y abandonaron Tefgeiv.  

Guerra de la Segunda Coalición Abismal

Luego de la instauración de la Confederación Abismal, Ternlot invade Eifgíd. En una serie de batallas que lo debilitarían entre el 43 de Brommenhunt del 5 e.M. hasta el 31 de Vartsenhunt del 6 e.M., Ternlot logró tomar Eifgíd y expandir los bordes de su creciente imperio.  

Guerra de la Tercera Coalición Abismal

En lo que la coalición creía una invasión exitosa al núcleo de la Confederación Abismal, Ternlot demostró la superioridad tanto militar como logística de su ejército, logrando acabar rápidamente con los invasores que se habían adentrado a Midvespil e Ivseidnif y amenazaban con asediar Enrúv. Luego de sanguinarias guerras y su casi derrota contra la Guardia de los Moltuladores, Ternlot logró salir victorioso. Vudgúk capítulo e Igít fue anexionada a la nueva Sacra Enám. La guerra termina el 8 de Klugenhunt del 6 e.M. luego de comenzar el 26 de Hoitsenhunt del mismo año.  

Guerra de Vutén

En un desesperado intento de mantener su soberanía, la Monarquía Dual de Afvút-Vutén busca aliados en Helhyn. La guerra marcaría, psicológicamente, el final de Ternlot Igíran a pesar de que logró ganarle a Ánrenron y sus aliados helhinos. La mordida del Señor Vampírico Adrïhn y la bala de un Vigilante de Harlan destruyeron su mente, y gran parte de su ejército fue reducido a nada. Los avances nigrománticos y logísticos le permitieron recuperar gran parte de sus tropas y aplastar a Ánrenron en el último episodio decisivo de la guerra y unificar todos los Estados nulvino-abismales.

Todos los Generales Abismales que descendieron a Enám, con excepción de Ternlot Igíran, fueron ejecutados. Los Estados nulvino-abismales, además, fueron amalgamados para erigir la Sacra Enám bajo el yugo de Ternlot como su primer Emperador.

El armamento utilizado por ambas partes era bastante eficiente. Los enruveses utilizaron el fusil de cerrojo modelo Mirgendog (mirgen, cazador; bagdog, fusil), mientras que los afvuteses manejaron el fusil de aguja Mererdar clásico que, en comparación con el Mirgendog, había quedado desfasado (aunque aún siendo bastante útil). Además del Mererdar, las coaliciones también combatieron con un arma conocida como el fusil de Eivnud.   Por otra parte, ambos manejaban granadas de mano y las primeras ametralladoras usadas en la guerra terenaria. El modelo de ametralladora enamés fue el Oirug, equipado con 25 cañones que disparaban balas de 13 mm y con una cadencia de disparo entre las 75 y 125 balas por minuto. Hubo al menos 250 de estas ametralladoras en el lado de los enameses.   La ametralladora afvutesa tenía una cadencia de disparo de 150 balas por minuto aproximadamente. Esta era posicionada sobre un afuste a ruedas, y, tanto esta ametralladora (llamada Degrem) como la Oirug, fueron calificadas de tener diversos defectos como el sobrecalentamiento y las balas que podían llegar a atascarse.