Guerra de Vutén
The Conflict
Prelude
El 8 de Klugenhunt del 6 e.M., a tan solo días del solsticio de invierno, cae la Tercera Coalición Abismal. Ternlot Igíran ha anexionado Vudgúk e Igít a la Confederación Abismal y se ha autoproclamado Sacro Emperador de Enám. Los reinos son organizados bajo una sola bandera imperial y Ternlot toma a sus cabezas como sus vasallos en relaciones feudales modernas. Bacgér, General y Rey Abismal de Vudgúk, es ejecutado públicamente y su rol es tomado por un cortesano de Ternlot. En los puntos más estratégicos e importantes de la nueva Enám, allegados y miembros del círculo más íntimo del Emperador empiezan a tomar los cargos y a administrar, legislar e impartir justicia de acuerdo a los preceptos del nuevo orden político. Todos aquellos que fueron reemplazados terminaron siendo ejecutados bajo órdenes de Ternlot Igíran. Ánrenron, ahora Rey Abismal de la Monarquía Dual de Afvút-Vutén, se levanta solo contra el creciente gigante enamés. Aterrorizado por la idea de ser aplastado al igual que el resto, buscó aliados al otro lado del río, pero solo el Señor Vampírico Adrïhn respondió, quien acordó apoyar a Afvút-Vutén en la guerra para saldar una vieja deuda. Adrïhn y Ánrenron se reunieron en Blucht, una importante ciudad fluvial del Ducado de Schrausweg, donde firmaron el Pacto de Blucht el 30 de Klugenhunt del 6 e.M. Habiendo conseguido aliados, Ánrenron declaró la guerra el 26 de Klugenhunt, misma fecha en que la Sacra Enám es instaurada y declarada públicamente en horas de la mañana.
Despliegue de tropas
Servidores Espectrales
Tanto Adrïhn como Ánrenron eran apoyado por un vasto número de conscriptos y esclavos bajo el yugo psicológico de múltiples vampiros, así como también de teriántropos y abismales. Sin embargo, las fuerzas de Adrïhn resaltaban por los servidores espectrales, una fuerza militar entrenada para guerra asimétrica y precursora de la táctica misión-tipo. Los servidores espectrales se especializaban en infiltración y poseían una iluminación única que les permitía convertirse en bruma. El uniforme de estas criaturas eran casacas de neblina grisácea y túnicas del color del territorio al que se infiltraban. La voz de los servidores se oye como los hálitos del planeta, interpretables solo por otros servidores o su señor vampírico.Vigilantes de Harlan
Los Vigilantes de Harlan, por otro lado, fueron la fuerza élite que destacó entre el ejército de la Monarquía Dual. Estos eran una orden de vampiros reconocibles por sus largas capas del color de la sangre fresca, así como también por sus fusiles malditos que disparaban balas aleadas con baratrio, las cuales condenaban a todas las almas que tocaban al Foso del Abismo. Asímismo, aquellos que no morían eran torturados por dolores punzantes e inextinguibles. El cuerpo de los Vigilantes, debajo de la túnica, se mantenía completamente vendado, salvo por la boca. Estos eran capaces de detectar e identificar enemigos a través de los latidos de su corazón y el flujo de su sangre, lo cual percibían como un sentido completamente distinto. Para poder escuchar la voz de Harlan y evitar cualquier tipo de distracción, se arrancaban sus globos oculares y se causaban a sí mismos roturas de tímpanos con procedimientos quirúrgicos particulares. Así, muchas veces sus vendas sangraban de sus cuencas vacías y sus orejas inútiles.Comunicación nigromántica: Avances en logística enamesa
Habiendo unificado a los nigromantes del Imperio, Adrühkh reunió a estos y diseñó un nuevo medio de comunicación para la guerra, el cual permitiera coordinar movimientos a gran escala entre los diferentes comandantes sin depender de telegramas u otra tecnología que fuese interceptable por medios físicos. Pudiendo los nigromantes ver a través de los ojos de sus lacayos muertos vivientes, así como también escuchar a través de sus oídos, cada oficial relevante sería acompañado por un muerto viviente para enviar y recibir mensajes a larga distancia y alta velocidad a través de la conexión de este con su nigromante y, además, la conexión de su nigromante con otros muertos vivientes junto a otros oficiales. Redes de múltiples nigromantes se formaron para un nuevo sistema de comunicación militar, lo cual le dio a Ternlot una ciclópea ventaja logística sobre sus enemigos. Sus medios de interceptación ya no iban a funcionar y debían descubrir el porqué, al mismo tiempo en que se movían ciegamente sin poder descifrar el siguiente movimiento de Ternlot.Campo de batalla
Condiciones
- Ventaja territorial: Equitativa. En ambas iniciativas (la invasión de la Monarquía Dual y luego la contrainvasión enamesa), ambos bandos debían gastar dinero y recursos en viajes y asedios si querían invadir el bando contrario.
- Ventaja numérica: Ternlot. Enám contaba con muchas más fuerzas que la Monarquía Dual y el apoyo de Helhyn.
- Ventaja armamentística: Equitativa. Ambos bandos contaban con sus propias armas, cada una con diferentes ventajas y desventajas.
- Ventaja disciplinaria: Ternlot. Su ejército fue entrenado y disciplinado durante la Paz Abismal exactamente para prepararlo para este conflicto y ya tenía múltiples experiencias en batalla.
- Ventaja estratégica: Ternlot. Su ingenio y conocimiento sobre la guerra, además de todo lo que aprendió acerca de Nulvin durante la Paz Abismal, le dio todas las herramientas que necesitaba para dirigir una nueva ofensiva en contra de los perezosos Generales Abismales.
- Ventaja moral: Ternlot. El ejército de Ternlot Igíran había presenciado en primera persona cada una de las victorias de su Rey, indicando que seguramente esta campaña sería igual de rápida y efectiva. Por otro lado, la Monarquía Dual acababa de observar la derrota de la Primera, Segunda y Tercera Coalición, en la cual participó, indicando que le esperaba un futuro similar.
- Ventaja logística: Equitativa. Ambos bandos contaban con suficientes recursos para mantener una guerra por más o menos la misma cantidad de tiempo.
El combate
Batalla de Lefnir
Una importante contienda ocurrió el 48 de Klugenhunt del 6 e.M., la infame batalla de Lefnir, donde Ternlot, acompañado de Adrühkh y la Guardia de los Moltuladores resucitados, se enfrentó por primera vez a las fuerzas de Helhyn. Los helhinos iban comandados por Aarin, un cortesano y paladín del Señor Vampírico Adrïhn. Aunque Ternlot manejaba una red de muertos vivientes en la zona para vigilar los movimientos de los pelotones enemigos, este no tomó en cuenta la iluminación de los Servidores Espectrales, quienes se volvieron uno con la tormenta de nieve y desde lejos fusilaron incontables soldados enameses. Las tropas de Ternlot estaban siendo agitadas por el terrible clima y la voracidad de aquellos soldados helhinos. Aarin aprovechó la confusión de las fuerzas terlistas para mover el grueso de sus tropas, quienes no tenían nada qué temer contra un enemigo desorientado. Ternlot, observando la crítica situación de sus fuerzas, ordenó la retirada antes de llegar la noche.Batallas de Hostigación
Las fuerzas de Ternlot se dividían en seis cuerpos de ejército, los cuales se desplazaban por caminos diferentes, siguiendo el rastro de las fuerzas de la Monarquía Dual y Helhyn. Tras la batalla de Lefnir, Ternlot se vio obligado a retroceder junto con su cuerpo de ejército. A medida que trazaba sus pasos de vuelta a Igít, su red de nigromantes comunicó generales cercanos para que se movieran e interceptaran a los servidores. En los escarpados terrenos del sur de Vutén, donde las colinas e irregularidades del relieve se atravesaban y dificultaban la organización, comenzó una batalla de hostigación y desgaste, donde las líneas de suministros eran difíciles para ambos bandos. El Segundo Cuerpo de Ejército se enfrentó al Cuerpo de Aarin sin puntos para poder provisionarse, por lo cual dependían completamente de las municiones que cargaban en el momento, así como también el alimento. Puesto que el forraje era muy complicado a causa de la estación, no había mucho qué aprovechar en la zona, y la batalla se extendió por múltiples días, donde ambos bandos se cazaron unos a otros en pequeñas escaramuzas y más personas murieron de hambre y heridas que nunca fueron tratadas que en los propios combates. Al Segundo Cuerpo se unió el Tercero, el cual ayudó a rodear a Aarin pocos días luego del comienzo de la batalla y evitar que escapara de la región. A pesar del flanqueo de las fuerzas enamesas, Aarin logró causar grandes daños a ambos Cuerpos, reduciendo en gran medida las fuerzas de Ternlot. Luego de que la batalla comenzara el 5 de Mefthunt del 7 e.M., Ternlot arribó con el apoyo de las baterías de Anseid Vispernuv el 11 de Naimënhunt. Tanto el Segundo como el Tercer Cuerpo fueron coordinados para forzar a Aarin a tomar una posición en el centro de la región, mientras que la artillería de Anseid, junto con los Moltuladores, comenzaron una ráfaga de fuego indirecto contra aquella región, destruyendo no solo las formaciones geográficas de la zona, sino que también sepultando a los Servidores con ellas. De entre los escrombos Aarin había logrado sobrevivir, pero este no huyó. En cambio, corrió directamente hacia Ternlot. No obstante, antes de poder dispararle con la pistola de chispa que cargaba entre sus cosas, fue fusilado por múltiples soldados del Primer Cuerpo.Batalla y Asedio de Udnarhen
Mientras el Primer, Segundo y Tercer Cuerpo se separaban una vez más, el Cuarto Cuerpo entraba en contacto con el general de las tropas afvutenses el 3 de Naimënhunt del 7 e.M. En las calles de una ciudad vutena llamada Udnarhen, una batalla urbana estalló entre ambos bandos. Aunque en épocas pasadas Ternlot perdonó aquellos pueblos que se rendían y entregaban al bando enemigo a sus manos, los panfletos que los soldados enameses diseminaron por las calles no tuvieron ningún impacto aquella vez. Los habitantes de Udnarhen habían sido engañados con historias de violaciones en masa y torturas sistemáticas contra inocentes iguales o peores a las de los Años de la Vergüenza, ejecutadas por los soldados enameses cada vez que capturaban un asentamiento. Viendo la falta de respuesta de parte de los ciudadanos, comenzó el asedio y bombardeo de la ciudad, en el que más de la mitad de los edificios fueron reducidos a cenizas por las ráfagas de cañones y morteros sin distinguir entre militar y civil. El asedio continuó hasta el final de la guerra, cuando el Cuarto Cuerpo anunció la derrota de Ánrenron. Por varios días, los militares no lo creyeron y continuaron defendiéndose, pensando que era una estratagema para hacerlos salir y destruírlos. No obstante, el desgaste, la falta de suministros y la escasez de alimento los forzó a salir eventualmente.Lluvia de Sangre del 20 de Naimënhunt del 7 e.M.
En una ciudad al sur de Vutén, Ternlot buscó movilizar sus tropas para flanquear la capital mientras que sus otras fuerzas se acercaban por Rednod, la cual se encuentra al este del objetivo. En este combate, Ternlot se enfrentó por primera vez a Adrïhn. Puesto que la gran mayoría de los Servidores Espectrales habían sido derrotados junto con Aarin, Ternlot marchó a la batalla con la expectativa de enfrentarse a un enemigo sencillo, recordando sus peleas contra los otros generales en las coaliciones abismales. Ternlot dividió sus fuerzas en tercios, marchando al frente con uno mientras que uno caminaba hacia la derecha y otro se mantenía en la retaguardia. Entretanto, Adrïhn ordenó la separación de sus fuerzas, que eran mayores en número, en cuartos. Un cuarto hizo contacto con las fuerzas frontales, mientras que dos cuartos se movieron hacia la izquierda. Mientras tanto, el último cuarto se mantuvo en la retaguardia de la fuerza frontal. Incapaces de interceptar a Ternlot por su maquinaria de comunicación no-viva, Adrïhn no tenía más opción que continuar con su plan esperando que los movimientos de Ternlot no jugaran en su contra. Las tropas frontales chocaron y una voraz pelea se desató. Los cañones de ambos bandos apoyaron el encuentro, diezmando al enemigo con ráfagas de fuego. Las fuerzas vampíricas de éliet volaban sobre los enemigos y arremetían en embestidas contra los terlistas, mientras que otras disparaban con sus rifles desde los cielos. A cambio, Ternlot ordenó una pequeña parte de la retaguardia para enfrentarse a los aéreos. La Guardia de los Moltuladores cooperó con los granaderos para destruir el flanco izquierdo de las tropas frontales. Mientras que las fuerzas de Adrïhn eran rodeadas por el frente y por el ala izquierda, el tercio de Ternlot que se desplazaba por la derecha finalmente se encontró con las mismas fuerzas, encerrando a los enemigos en un semicírculo que llevó a la destrucción de las filas de Adrïhn en el frente. No obstante, mientras que las fuerzas de Ternlot celebraban y se reorganizaban, el ejército helhino que se movía por la izquierda finalmente los alcanzó y se abrió cual alas para rodearlos de manera similar, siendo luego apoyados por las fuerzas de la retaguardia que se mantenían esperando las órdenes del Señor Vampírico. Dos tercios de las fuerzas de Ternlot estaban ahora bajo el fuego directo de Adrïhn viniendo de todas las direcciones. Las baterías dirigidas por Anseid Vispernuv fueron ordenadas a disparar a las fuerzas rodeando por el norte, donde los Moltuladores también concentraron su fuego junto a los granaderos y otras tropas de infantería apoyando. A pesar de haber logrado abrir un hueco en las filas de Adrïhn, Ternlot había sufrido muchas bajas y se encontraba en todo el epicentro de la batalla. Adrïhn ordenó a sus élites vampíricas a tomar una forma quiróptera y crear un domo viviente alrededor de ellos, aumentando los daños causados. Sin embargo, en ese momento en que las líneas en tierra se habían debilitado por todas las fuerzas que tomaron vuelo, las tropas en la retaguardia de Ternlot finalmente aparecieron, rodeando los helhinos en el sur mientras que Ternlot y sus soldados lograban escapar por el agujero que abrieron en el norte. La batalla se tornó en un caos, el cual solo fue empeorado por el encuentro directo entre Adrïhn y Ternlot. Adrïhn enterró sus propias garras en su antebrazo, abriendo una herida para dejar derramar su sangre sobre la tierra mientras que conjuraba una maldición de Harlan. Todas las tropas vampíricas que se encontraban volando murieron instantáneamente, pero sus cuerpos cayeron completamente pálidos mientras que su sangre se abría paso hacia las nubes. El cielo tomó un color carmesí y sangre comenzó a llover como si de una tormenta se tratase. La vista de todos los soldados enameses, incluyendo Ternlot, fue nublada, y solamente los soldados vampíricos de Adrïhn, que podían guiarse por los latidos de los corazones enemigos, siguieron luchando de forma efectiva. Adrïhn entró en combate cuerpo a cuerpo con Ternlot. Durante los primeros momentos de la batalla, Adrïhn mantuvo superioridad sobre el General Abismal, pues la vista de Ternlot estaba completamente cegada por la sangre, mientras que su audición era aturdida por el horror de la guerra; los gritos, cañones y rifles le cohibían de distinguir los movimientos de Adrïhn. Ternlot sufrió múltiples cortadas y golpes en puntos vitales y no vitales, hiriéndolo gravemente. Sin embargo, en el último ataque de Adrïhn, este esperó a que enterrara su espada en su cuerpo para tomarlo de esta y mantenerlo bajo su yugo. Adrïhn, ahora con su brazo atrapado por la voraz mano de Ternlot, fue abatido por una serie de golpes y patadas que desfiguraron su cuerpo, hasta que finalmente Ternlot lo tomó del cuello y alzó frente a él mismo. Tomando la espada del Señor Vampírico, Ternlot acercó el cuerpo de Adrïhn al suyo para enterrar el sable del vampiro en el corazón de su víctima. Adrïhn, como último aliento y aprovechando que Ternlot había bajado la guardia, lo mordió en su cuello. Si bien no transmitió el vampirismo al General Abismal, le transmitió una maldición que le causó un dolor insoportable y afectó para siempre los mecanismos de su mente. Ternlot gritó hasta desgañitarse, y se desplomó en el suelo junto con el cadáver del Señor Vampírico. Con la muerte de Adrïhn, la lluvia de sangre cesó y el campo de batalla fue revelado una vez más. El caos había hecho que las tropas empezaran a matarse entre sí, al punto en que tanto los cuerpos de ejército de Adrïhn como de Ternlot habían sido reducidos prácticamente a nada. Una victoria pírrica solamente decidida por la muerte de Adrïhn. La batalla comenzó y terminó el mismo 20 de Naimënhunt del 7 e.M. Fue una de las más violentas, caóticas y desordenadas en la historia enamesa, una de la que Ternlot salió vivo y victorioso por mera suerte, marcado para siempre por la maldición de Adrïhn.La Locura de Ternlot
Terminada la Lluvia de Sangre, Ternlot no volvió a ser el mismo. La mordida de Adrïhn había alterado su alma, resquebrajándola desde su núcleo. Las grietas causadas por aquella aparentemente inocente dentellada hizo que Ternlot tuviera pesadillas cada vez que intentara dormir. No podía parar de soñar con aquella batalla donde, ante sus ojos, él había sido derrotado. Aunque al final sus tropas salieron parcialmente vivas y los vampiros huyeron, todo se logró por un golpe de suerte; por tener a Adrïhn en frente para matarlo con sus propias manos. No obstante, ni siquiera eso logró hacer bien. Ternlot fue herido de gravedad por Adrïhn, demostrando que ni siquiera una buena demostración de combate cuerpo a cuerpo dio. No solamente lo atormentaba la compulsión de repetición, sino que incluso en el día no podía hacer más que obsesionarse por la figura de Adrïhn y su legado. Había desarrollado un odio inquebrantable por la mera idea de aquel hombre que ya estaba muerto, al punto en que juró invadir Helhyn apenas Afvút y Vutén fueran anexionadas. A pesar de su terrible estado mental, Ternlot continuó marchando. Sus planes fueron completamente alterados, pues había perdido demasiadas tropas como para intentar rodear Vutén desde Vidnesmir y Rednod. Sus fuerzas se amasaron en un par de Cuerpos de Ejército directamente hacia Vutén, donde Ánrenron esperaba junto con los Vigilantes de Harlan para la última batalla.Batalla de Vutén del 25 de Naimënhunt del 7 e.M.
Aunque fue llamada la batalla de Vutén, esta ocurrió cerca de Dugmed, un pueblo al sur de la capital y rodeado por densos bosques. Ánrenron avanzó directamente hacia las tropas de Ternlot, confiado de que, por todas las bajas enamesas y el estado mental de su general, iban a ser aplastados con facilidad. La batalla duró menos de un día y fue mucho más rápida y directa que la batalla de la Lluvia de Sangre. Un hedor a muerte sofocaba la región. Ánrenron marchó con sus tropas hacia Ternlot, ordenando dividirlas en cuartos de forma similar a Adrïhn, llevando un cuarto al ala derecha, otro al ala izquierda, uno al frente y uno en la retaguardia. El ejército de Ternlot era mucho más pequeño de lo anticipado y se veía cansado. Cuando Ánrenron y los Vigilantes de Harlan entraron en contacto con los enameses, los rifles comenzaron a ser disparados. Orquestas de aullidos de dolor y agonía asfixiaron el ambiente, ejerciendo una mórbida presión entre los demás terlistas. Esto se debía a las armas malditas de los Vigilantes, las cuales causaban un dolor interminable en sus objetivos (y que acompañaba a la víctima hasta su lecho de muerte, incluso si la bala era removida). Ternlot ordenó la retirada, y Ánrenron los siguió ciegamente hacia la oscuridad del bosque, de donde todos los cadáveres de las últimas batallas a las que Ternlot y sus tropas se enfrentaron emergieron. Un ejército masivo de cientos de miles de muertos vivientes ensombreció la minúscula presencia de Ánrenron y sus Vigilantes. A diferencia de los soldados vivos de Ternlot, estas criaturas eran inmunes al dolor, por lo tanto indiferentes a las cualidades de las armas de los Vigilantes. Ánrenron intentó escapar, pero era demasiado tarde. Las fuerzas no-muertas lo rodearon por completo, y poco pudieron hacer para intentar espantarlas. Por mucho que disparaban o se reorganizaban, estas seguían avanzando. Ánrenron fue atrapado por el propio cadáver resucitado de Adrïhn, el cual había emergido de las sombras del propio Ternlot. Los muertos vivientes acorralaron a los demás enemigos y se alimentaron de sus cuerpos, reduciendo las fuerzas de Ánrenron a nada más que una pila de cadáveres masticados y digeridos. Todo había sido logrado gracias a los avances de la Iglesia del Sol Negro, que finalmente perfeccionó las tácticas de invocación y manipulación de muertos vivientes en masa. Sin embargo, la batalla tuvo un precio para Ternlot personalmente. La bala perdida de un Vigilante penetró en una de sus costillas, dejando en su espíritu un sigilo de Harlan que le causaría un dolor punzante por el resto de su vida y que ninguna droga iba a poder sanar.Resultado
Consecuencias
Historical Significance
Legado
Avances tecnológicos
Belligerents
Coalición Vampírica
Strength
60,000 hombres de Vutén.
30,000 hombres de Helhyn.
Casualties
25,200 capturados.
60,500 murieron de enfermedad.
30,600 capturados.
75,400 murieron de enfermedad.
Objectives
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