Eranorismo filantrópico clásico
Orígenes divinos
El eranorismo filantrópico comienza en la antigua Enám, antes de que fuese llamada como tal. En un periodo en que los reinos humanos descubrieron las Venas Oscuras. Estas Venas Oscuras eran rutas que conectaban inmensos complejos subterráneos con la superficie a través de las montañas, el cual permitía el comercio entre las culturas y sociedades ctónicas con las de la superficie. Los primeros tratados de comercio fueron índice de prosperidad futura para ambos lados de la corteza terrestre, pero pronto todo se fue cuesta abajo. El contacto súbito entre los habitantes de la superficie y los de subterráneo llevó a que microorganismos de ambos lados (bacterias, arqueas, virus y eucariotas unicelulares) fuesen transmitidos, lo cual llevó a una serie de plagas y pestes que acabó con un tercio de la población enamesa. En este artículo se ahorrarán los detalles de las consecuencias de estas plagas en el subterráneo, ya que no son de relevancia directa para entender el eranorismo filantrópico.
Una inconmensurable cantidad de personas murieron, cuyos detalles estadísticos quedaron perdidos para los académicos futuros, pues ningún estudio de tal calibre fue llevado a cabo por los reinos para determinar cuánta gente verdaderamente falleció a causa de estas enfermedades. No obstante, los diarios, cartas y libros que mencionan los efectos de las pestes suelen contar cómo bulliciosas y atestadas ciudades pasaron a ser ruinas fantasmas donde solo unos cuantos sobrevivieron.
Los escribas y teólogos narran cómo las cortes quedaron casi absolutamente vacías, una vez la peste arrebató las almas de muchos de ellos, tanto sirvientes, como guardias, notarios, sacerdotes, señores, barones, condes, duques e inclusive reyes. Se dice que el Emperador mismo murió por los estragos de aquella hórrida enfermedad, pero más son los rumores y las versiones alternativas.
El impacto socioeconómico de estas pestes, posteriormente conocidas como la Maldición de Eneter, llevó eventualmente a una consciencia colectiva más tétrica y deprimente entre los teólogos y filósofos de la época. Esto llevó a corrientes devonistas pesimistas, compuestas por pensadores que veían el mundo como un lugar donde solo la discordia puede gobernar. Comenzaron a preguntarse el sentido de la vida, y el gran problema filosófico surgió: el suicidio. ¿Por qué vale la pena vivir? Los filósofos pesimistas todos consiguieron alguna razón tras largo pensamiento, algunos en lo divino, otros en lo estético, y luego otros en lo moral. No obstante, de entre ellos surgió una corriente radical de jóvenes pensadores, quienes nacieron y se criaron en la Maldición de Eneter, y afirmaron que, al contrario de estos otros filósofos y teólogos, la vida no merece la pena ser vivida.
Los pesimistas de la Orden Alhídea
Los alhídeos fueron un misterio (o culto mistérico) de lo que poco se conoce. Sus neófitos cruzaban por un proceso de iniciación mientras que sus miembros ya establecidos se congregaban para prácticas rituales de las que se carecen detalles. Más aún, la poca información que existe sobre ellos viene de fuentes tan diversas y contradictorias que es difícil escoger una interpretación veraz entre ellas. Lo poco que se sabe de los alhídeos, en lo cual casi todas las fuentes parecen estar de acuerdo, es que rendían culto a Eneter. Aunque Eneter es considerado como un dios maligno entre los devonistas, se dice que el rol de muchos misterios sagrados era el de realizar cultos para mermar el poder de Eneter y evitar su mano sobre el mundo. Muchas autoridades devonistas que representaban las iglesias exotéricas más grandes, a sabiendas de este rol que cumplen las religiones de misterio de Eneter, aún así comenzaron a acusarlas por no hacer bien su trabajo e, incluso, de confabular junto con el mismo dios para traer tales horrores sobre el mundo, cosa que no habría sido posible si hubiesen hecho su labor espiritual y litúrgica como lo hacían en el pasado. Cacerías fueron promovidas tanto por las iglesias devonistas como por los reinos, llevando al exterminio de la gran mayoría de estas sectas mistéricas. Una de las pocas que quedaron vivas fue el misterio alhídeo, el cual se dispersó para huir de esta inquisición. Una vez los alhídeos se separaron, estos comenzaron a escribir de manera separada sumas y tratados contra los devonistas, en los cuales no sólo exponían las perversiones y corrupciones de las iglesias principales que se sentaban sobre ellos y arriba de las otras sectas mistéricas, sino que también elaboraron en sus propias formas de pensamiento pesimista. Los alhídeos también dieron una respuesta al problema del suicidio, pero la de ellos era muy diferente a la de los demás filósofos y teólogos del periodo: los alhídeos afirmaron que el suicidio era la decisión más éticamente razonable. Algunos de ellos, además de defender el suicidio, también profesaron posturas antinatalistas (aquellos que consideraban inmoral traer vida nueva al mundo) o completamente promortalistas (aquellos que consideraban el asesinato como una acción moral). Los alhídeos empezaron a afirmar que, incluso si los instintos del ser se dirigen hacia la presunta conservación, la muerte y la no existencia siguen siendo moralmente superiores a la vida o la existencia. Se fundamentaron en la asimetría entre el ser y no ser (la cual será explicada más adelante) y otros argumentos para afirmar que la vida no vale la pena, y que la muerte ha de ser preferida, y que la culminación de la ética radica en la aceptación de que la vida es un error. Lo más probable es que el incontento de los alhídeos viniera no solo de la Maldición Eneter en sí misma, sino del ostracismo que fue aplicado a todas las sectas mistéricas de Eneter quienes, afirman ellos mismos, estaban cumpliendo con su trabajo y, aún así, fueron inculpados de lo ocurrido en Enám. Ver a la gran mayoría de sus hermanos en la fe morir y verse obligados a huir constantemente de las autoridades, mendigando, famélicos, sedientos, sin una familia u hogar y separados de los suyos, los alhídeos en su mayoría fueron sumidos por trastornos depresivos y episodios suicidas. Los pesimistas alhídeos principales fueron cuatro en total, conocidos no por sus nombres, sino por sus apodos:- El Mensajero de la Mortandad: Probablemente el primer pesimista alhídeo que publicó sus obras de manera anónima. Se conoce como un autor separado de los demás alhídeos anónimos ya que tiene una forma de escribir particular, así como también pensamientos y argumentos que son relativamente coherentes y estables en la totalidad de sus obras.
- El Intérprete de las Pesadillas: Fue especialmente conocido por sus apelaciones a la revelación divina, las cuales provenían directamente de sus sueños. A diferencia del Mensajero de la Mortandad, el Intérprete nunca escribió demasiado, y solo se conocen de él un par de tratados (como máximo) que parecen compartir ‘su huella’. El Intérprete fue claro en su desprecio por la vida y la Iglesia Devonista, no solamente revelando sus corrupciones (al igual que los demás), sino también motivando a sus lectores a alzarse contra ella.
- El Heraldo del Suicidio: Fue un autor que, a diferencia de los otros, no abogó por el promortalismo ni el antinatalismo. Incluso así, el Heraldo pensó que la vida no valía la pena desde ninguna perspectiva y, además, que el suicidio era la única decisión moral correcta. El Heraldo definió el suicidio como “cualquier acción o cadena de acciones que lleven intencionalmente a la muerte del propio ser”; de esta manera, ahorcarse a sí mismo puede ser suicidio, ya que fue algo que intencionalmente llevó a la muerte del propio ser, pero también puede considerarse suicidio el entregarse a las autoridades y admitir todos tus pecados, pues esta serie de acciones intencionalmente llevarán a tu muerte incluso si tú mismo no eres el autor de esta; en el fondo, sigues siendo la mente maestra tras tu muerte, por lo cual sigue considerándose un suicidio. Existe, para el Heraldo, el suicidio inmediato y directo, el cual implica matarse directamente, pero también está el suicidio inmediato e indirecto, el cual consiste en llevarse a uno mismo a la muerte por medio de otros medios (como el ejemplo previamente establecido). Por último, para el Heraldo también existe el suicidio lento, el cual es simplemente aceptar los males del mundo y dejar que ellos devoren la carne y el alma paulatinamente, sin rechistar, sin adelantar ni enlentecer el proceso, hasta que la serena brisa de la muerte arrope al hombre.
- El Forjador de la Hecatombe: Conocido especialmente por su ferviente antinatalismo y promortalismo. El Forjador fue más allá de la simple conclusión que la muerte es la única decisión moral correcta. El Forjador fue el primero en aclamar que más que simplemente aceptar esto, era necesario llevarlo a la práctica, y que el rol de la nueva iglesia pesimista era el de acabar con la vida, para lo cual debía tener el apoyo de los reinos. En su visión de una iglesia y reino completamente moral, habían organizaciones que continuaban reproduciéndose con el único fin de acabar con el resto de la vida en el planeta, y que estas organizaciones (o inquisiciones) debían continuar existiendo hasta que solamente ellas quedasen; solo entonces los miembros de estas inquisiciones cometerían suicidio para finalmente acabar con los últimos remanentes de vida en la faz del planeta.
Los Padres de la Fe
Tiempo después de la persecución de las religiones mistéricas de Eneter, comienza a surgir un conjunto de sectas a una fe aparentemente distinta, quienes profesaban la adoración a Eranor y a sus Verdades Obsias. Puesto que muy pocos sabían sobre los textos de los alhídeos, solo unos se percataron de la increíble similitud que había entre el pensar de aquellos sobrevivientes a las cacerías devonistas y los nuevos sectarios que comenzaban a diseminar sus creencias clandestinamente a través de Enám. La Iglesia se disputó si se trataban de imitadores, adeptos o si eran los alhídeos mismos quienes, tras ser ahogados por la demencia y la depresión, fueron cautivados por las palabras de un nuevo dios, quien los llevó a cometer atrocidades que nunca antes habían sido presenciadas en la región. Los Padres de la Fe fueron cuatro exactamente, al igual que los alhídeos que escribieron, pero iban por nombres diferentes: el Abismólogo, el Forjador de la Peste, el Tejedor de Pesadillas y el Maestro Óseo. Crearon un culto completamente esotérico, en el cual solamente entraban aquellos que la misma secta contactaba. Además, fueron los responsables del surgimiento de los muertos vivientes. Estos nigromantes (llamados así por poder controlar a los muertos y despertarlos de su sueño sempiterno) aprovecharon los estragos de la Maldición de Eneter, alzando de la tierra a todos los cadáveres que quedaron de las pestes y las plagas, usándolos para sumir al reino en un periodo de muerte y putrefacción. Estos nigromantes se comunicaban a través de pergaminos y tratados escritos en una lengua que ningún enamés conocía. Lo poco que se llegó a saber de ellos en la época fue gracias a las autoridades enamesas que, en algún punto, pudieron interactuar con estos nigromantes o sus súbditos directamente. Fue a través de ellos que descubrieron las mórbidas similitudes entre estas sectas eranoristas y los pesimistas radicales del Misterio Alhídeo.Cosmología
Los eranoristas filantrópicos clásicos creen que la realidad está compuesta de dos realidades diferentes: la Luz y la Oscuridad. En el canon de esta religión, la Luz era demasiado arrogante y quería entrometerse en el mundo de la Oscuridad; sus cegadores y fulgurantes destellos atravesaban años luz de distancia y alcanzaban la absoluta paz y silencio de la Oscuridad, perturbando lo que de otra manera sería un mundo estable, inalterado, pacífico y existente en una eternidad congelada en el tiempo. La Oscuridad intentó deshacerse de los haces de luz proveniendo de afuera de sus dominios, pero se dio cuenta de que la única forma de eliminarlos era acabando con su fuente: la Luz primigenia misma. Es entonces como comienza el conflicto entre la Luz y la Oscuridad, el cual se ve estancado por la creación del mundo físico, donde ambos planos chocan y por medio del cual la Luz intenta frenar a la Oscuridad de alcanzarla.
En su intento de salvarse a sí misma, la Luz creó un mundo físico y almas para habitarlo y que estas almas detuvieran el avance de la Noche. Mientras la Oscuridad acechara el Universo para intentar escabullirse hacia la Luz, las almas plantadas en el mundo sufrirían a causa de este eterno conflicto que escapa de sus manos. Por lo tanto, desde el primer momento en que el Universo fue creado, sus almas estaban condenadas a sufrir. La Oscuridad quiere resolver dos problemas en uno: 1) el de acabar con el sufrimiento de las almas que fueron inocentemente creadas para evitar su avance y 2) el de destruir la Luz primigenia para que la Oscuridad no vuelva a ser perturbada en el futuro.
Principios de la fe
- La existencia es un error y, peor aún, la existencia implica sufrimiento. Las almas fueron creadas por la Luz para luchar contra lo único que los puede liberar del sufrimiento: el no ser.
- La Luz, en su afán de dominar todo, destellaba fulgurantes haces de luz a la Oscuridad, perturbando sus "tierras".
- La única manera de la Oscuridad para acabar con estos destellos es destruyendo lo que los fundamenta: la Luz primigenia (Erator).
- Eranor, Príncipe de los Condenados, Oscuridad Primigenia, tiene como fin devolver la paz a su propio mundo castigando a quien lo envuelve en caos: Erator.
- Castigar a Erator requiere destruir la barrera que él creó para frenar la Oscuridad, a decir, el Universo.
- La destrucción del Universo es necesaria para que la Oscuridad pueda recuperar la paz por la fuerza.
- La vida es sufrimiento.
- El no-ser es mejor que el ser.
Ética
La ética del eranorismo clásico es una extensión del pensamiento del Forjador de la Hecatombe, un escritor anónimo de la Orden Alhídea. Las tesis principales del Forjador eran el antinatalismo y el promortalismo: básicamente, para el Forjador y los eranoristas clásicos, procrear es un pecado y el asesinato es una acción ética que ayuda a liberar el alma del sufrimiento inherente de vivir en Terenar. El objetivo del eranorismo clásico era la extinción de toda forma de vida para traer la Oscuridad al mundo terrenal.
Culto
Solamente los nigromantes y muertos vivientes pueden observar o ejecutar rituales en esta fe. Además, la liturgia era una bastante controversial e involucabra el sacrificio de seres vivos conscientes. Por ejemplo, durante las horas de la noche, cuando ningún ápice del sol se asomara por el horizonte, los nigromantes desangraban vivos a sus víctimas y recolectaban toda la sangre que podían para beberlas entre ellos y sus ejércitos de muertos vivientes. Los nigromantes de la época pensaba que esta sangre era poder tomado de la Luz, robado para potenciar la Oscuridad. Estos sacrificios se hacían al menos una vez semanal. Luego de que las víctimas eran asesinadas a sangre fría, sus cadáveres eran transformados en no-muertos para reforzar las filas de la armada eranorista.
Sacerdocio
El sacerdocio del eranorismo filantrópico clásico comenzaba en Eifgid. La Iglesia Eranorista de Eifgid fue como las raíces y el tallo de las demás ramas que se diseminaron por los territorios allende el reino. Los Padres de la Fe eranorista, quienes son oriundos de Eifgid, sembraron las semillas de la muerte y putrefacción en estos páramos gélidos antes de labrar las tierras que iban más allá. A pesar de que la Maldición de Eneter no alcanzó el impacto que los nigromantes de la primera ola deseaban, los daños fueron suficientes para destruir Eifgid y crear un hogar de oscuridad para los muertos vivientes. Poco a poco, los nigromantes se prepararon para continuar esta cruzada impía en los reinos circunvalantes, pero la eventual llegada del Emperador Nulvin y su ejército eratorista destruyó toda esperanza nigromántica de conquistar los demás reinos.
Esta Iglesia se ramificó en sectas principales que se ubicaban en los otros reinos. Además, dentro de Eifgid, existió una jerarquía que separaba la región en Dominaciones del Abismo, las cuales se dividían a su vez en Principados y, por último, en Potestades. Sobre las Dominaciones se encontraba el Trono, el cual pertenecía al nigromante intersticio principal del mundo, quien conectaba con Eranor de manera más personal que los demás intersticios en las sectas principales. Este "papa" eranorista podía ser llamado Trono Abismal, al igual que el puesto que ocupaba.
Debajo del Trono Abismal había tres Dominaciones Abismales. Las Dominaciones son nigromantes que tienen control de varios ducados de Eifgid. Cada dominación controlaba un ducado diferente.
Por cada condado existía, además, un Principado Abismal, el cual tenía poder sobre este. Por último, Potestades abismales controlaban las baronías y, debajo de ellas, se ubicaban pequeños Altos Nigromantes que tenían poder a un nivel mucho más local. Tanto el Trono como las Dominaciones, los Principados y las Potestades eran considerados Intersticios, lo cual difiere mucho de la actualidad (en la que solo hay un Intersticio para toda Enám). Esto llevó a que algunas veces estos tuvieran experiencias y revelaciones religiosas distintas, lo cual llevó a conflictos y guerras intestinas por mayor territorio o por superioridad teológica.
La sede del Trono Abismal se ubicaba en las orillas orientales del reino, en lo que alguna vez fue su capital. La necrópolis fue regida en conjunto por el Trono Abismal y la Dominación Abismal local.
La Iglesia existió desde antes del comienzo de la Maldición de Eneter, solo que antes era un agujero clandestino ubicado en los escondrijos de un bosque poco explorado. Después, teniendo control público y casi absoluto del reino, actuó como reemplazo de los antiguos reyes, duques y emperador de Nulvin. Fue formada por los Padres de la Fe, cuyo paradero es desconocido. Estos son: Visnuf, Devnud, Iðrastin, Svikjos y Forn. Bajo ellos, el Trono Nigromántico se rigió por sus escritos y continuó la tarea de diseminar el eranorismo filantrópico germinado en Eifgid.
Poderes divinos otorgados
Los nigromantes del eranorismo clásico eran taumaturgos poderosos, capaces de dominar la umbradeformación, el tacto patológico, la resurrección impura, la potestad ósea y la costura de pesadillas. La inducción de psicosis se presenció por primera vez durante las guerras contra la Segunda Ola de Nigromantes y, luego, en la Guerra de las Concupiscencias.
Influencia política e intrigas
El eranorismo fue fuente de discordia, caos y disidencia en el periodo pre- y post-nulvino. Sus filas y oficiales nigrománticos causaron estragos por donde marcharon al punto en que redujeron la población de Enám en dos tercios durante la Maldición de Eneter (en conjunto con las enfermedades y plagas causadas por el comercio inframundo-superficie). Alianzas fueron creadas y destruidas a causa del eranorismo, así como también reinos enteros cayeron por este. Un nuevo Imperio se irguió con el único propósito de acabar con sus representantes y el grueso de sus ejércitos.
Una antigua religión que movió a un pequeño grupo de hombres inyectados con la perfidia de un olvidado dios a causar estragos en reinos enteros. Sus manos fueron las responsables del asesinato de incontables personas, la destrucción de ecosistemas enteros y el último clavo en el ataúd de la era dorada del comercio prenulvino.
Successor Organization
Líder
Ruling Organization
Título del líder
Founders
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