Culto del Forjador de la Hecatombe
Estructura
El Intersticio esrala cabeza del Culto. Era quien establecía las operaciones de sus miembros y cómo deberían de cumplirse. Además de estas responsabilidades, el Intersticio era mejor conocido por ser el puente que existía entre Terenar y Eranor. Algunos afirmaban que la verdadera cabeza de la Iglesia del Sol Negro debería ser el intersticio mismo, pues mucho antes de que se establecieran los Cardenales Supremos y su Concilio por largas décadas ya había existido una cronología de intersticios que rigieron sobre las sectas nigrománticas de Enám hasta hoy en día y que durante todo ese tiempo fueron considerados voces del Amo.
Debajo del Intersticio estaba la Corte de los Muertos. Este pequeño grupo de cuatro nigromantes poseía un Forjador de la Peste, un Señor de los Huesos, un Tejedor de Pesadillas y un Maestro de la Sangre. Cada uno de ellos eran considerados eminencias dentro de su propia especialidad nigromántica y eran quienes servían como tutores para los nigromantes más poderosos en las diferentes sectas enamesas. Todo conocimiento entre los nigromantes se diseminaba de forma oral, pues la escritura de los secretos nigrománticos era castigada con severidad incluso si se hacía en lengua prohibida.
Cada miembro de la Corte de los Muertos, conocidos como los cortesanos, regían sobre algún sector nigromántico de Enám. Estos se dividían en cuatro: norte, sur, este y oeste. El Forjador para el sur, el Señor para el norte, el Tejedor para el este, y el Maestro para el oeste.
En cada sector nigromántico hubo una serie de sectas nigrománticas principales (para cada región que alguna vez fue considerada un ducado) y menores (para las divisiones de estos ducados, a decir, condados, baronías y señoríos). Cada una de estas era regida por un Alto Nigromante, el cual tenía bajo su cargo una serie de nigromantes y neófitos que realizaban labores administrativas o bélicas menores.
Cultura
Los nigromantes se consideraban heraldos de la fe verdadera. Afirmaban que cualquier otra desviación de sus doctrinas ortodoxas van en contra de la perspectiva original de los Padres de la Fe. Mientras que la Iglesia del Sol Negro solía estar más asociada con el pensamiento pesimista del Heraldo del Suicidio, este Culto, como lo afirma su nombre, vivía y respiraba los dictámenes del Forjador de la Hecatombe. Sus creencias principales fueron: 1) que el sufrimiento es inherente a cualquier forma de vida y que 2) la única forma de acabar con el sufrimiento es eliminando la condición misma que sirve de andamio para ella: la vida. Bajo estas premisas, y teniendo los recursos y los poderes necesarios para ejecutar sus planes, los nigromantes del Culto del Forjador de la Hecatombe activamente diezmaron todo desafortunado ser autopoiético que se cruzara en sus lúgubres senderos.
Agenda pública
Los fines del Culto eran cumplir con los objetivos originales de Eranor, según fueron establecidos durante la Maldición de Eneter por los Padres de la Fe. Por lo tanto, lo que los cultistas del Forjador de la Hecatombe deseaban era acabar con toda forma de vida hasta que solamente un paraíso de oscuridad reinara sobre el mundo entero.
Bienes
Los nigromantes contaron con grandes cantidades de recursos, materia prima, armas y tecnología gracias a sus masas de muertos vivientes que esclavizaban en sus fábricas y factorías clandestinas. Haciendo uso de esta mano de obra gratuita, los nigromantes se equiparon con todo lo que necesitaban para armar a sus fuerzas y para llevar a cabo operaciones militares a gran escala. Sus temibles ejércitos también contaban con los restos de tecnología que quedaba en los campos de batalla entre la Iglesia, la Corona y la República. Acorazados aéreos manejados por estos temibles heraldos fueron atisbados igualmente, diseminando la peste a través de sus cañones sobre aldeas enteras y convirtiendo a sus habitantes en muertos vivientes en cuestión de días.
Historia
El Culto del Forjador de la Hecatombe se remonta a los años de la Maldición de Eneter. Durante este tiempo, se dice que la primera ola de nigromantes, los Padres de la Fe, fueron inspirados divinamente por Eranor una vez hicieron contacto con las obras de los pesimistas alhídeos. Estos fueron los motores para que los primeros nigromantes aprovecharan los estragos causados por las relaciones subterráneo-superficie y que las víctimas de todas las nuevas enfermedades introducidas a Enám fuesen transformadas en muertos vivientes.
Los Padres de la Fe eventualmente desaparecieron. Algunos dicen que fueron ejecutados por el mismo Emperador Nulvín, otros por Larand. No obstante, un tercer grupo de personas dice que nunca murieron y que solamente desaparecieron.
La nigromancia continuó siendo clandestinamente practicada en Enám y se diseminó a otras culturas. Una segunda ola de nigromantes, menos fuerte que aquella durante la Maldición de Eneter, intentó durante varios años acabar con el Consagrado Imperio Nulvino. La nueva iglesia eratorista no permitió que esto ocurriese, y pronto las Guerras Nigrománticas parecían haber acabado.
Cuando el eratorismo parecía haber triunfado sobre Nulvin, la Cabalgata del Fin ocurrió y los abismales descendieron al mundo a través de las negras grietas en el cielo. A pesar de esto, no fueron nigromantes quienes orquestaron aquella catástrofe. Los nigromantes no aparecieron de nuevo en el panorama hasta que comenzó la Guerra de las Cadenas entre la Corona y la Iglesia. En medio de esta catástrofe, las antiguas sectas que surgieron por el trabajo de la primera y segunda ola de nigromantes se irguieron entre la catástrofe. El Culto del Forjador de la Hecatombe fue esta tercera ola que buscaba purgar al mundo de los fariseos eranoristas de la Iglesia del Sol Negro y luego acabar con toda forma de vida.
Disolución
El Culto del Forjador de la Hecatombe fue completamente destruído durante el arco de la reaparación de Visnuf, El Abismólogo. Visnuf, quien había desaparecido por un largo tiempo, estuvo recolectando los cadáveres de los guerreros más poderosos de la historia enruvesa hasta el momento para resucitarlos como muertos vivientes bajo su disposición. Entre ellos, Visnuf exhumó los cuerpos de Yara Harlav, legendaria fundadora de la Unión de Ciudades Libres Ravnesas, Cira Terâlden, una poderosa emanadora del periodo pre-nulvino, Ledvus Vidfendur, también conocido como el infame Duque de las Cenizas y el propio Ternlot Igíran. Con un "ejército" de menos de veinte personas, Visnuf estuvo a punto de conquistar una provincia entera antes de finalmente ser interceptado por agentes de la Armada del Sol Negro. Visnuf fue acorralado y ejecutado mientras su tropa se encontraba dispersa; al matar al marionetista directamente, todas sus marionetas cayeron.
Mitología e historias
El mito de la creación del Culto del Forjador de la Hecatombe es el mismo adoptado por eratoristas y eranoristas en común. Los malteístas lo llaman el mito de la creación del dualismo enruvés. Se cree que en el principio del mundo habían dos planos: la Luz y la Oscuridad. La Luz penetraba a través de aquella barrera que separaba ambos mundos, perturbando la estabilidad de la Oscuridad. Durante una eternidad esta filtración de la Luz en aquellos dominios ajenos a los suyos llevó a la Oscuridad a intentar ahogar la Luz si eso era lo necesario para que el orden volviera a la penumbra.
El plano terrenal fue un producto colateral de la guerra divina entre la Luz y la Oscuridad, el Día y la Noche. Este mundo es representación del desbalance que ocurre entre ambos planos espirituales. Mientras que la Luz quiere mantener el status quo para seguir ocupando aquellos territorios que no le pertenecen, la Oscuridad quiere reclamar su estabilidad acabando con toda Luz capaz de filtrarse a su mundo.
La vida en el mundo terrenal lleva consigo las propiedades inherentes a esta batalla entre los dos planos. La vida sufre a causa de este desbalance teológico y, por ser este sufrimiento producto de algo que va más allá de lo que un alma puede hacer por su cuenta, no hay forma de acabarlo mientras exista. La única manera de terminar con el sufrimiento y cualquier forma de desbalance es acabando con lo que andamia estas infortunas propiedades de la existencia: la Luz; la vida misma.
Eranor es representación de la Oscuridad, la Noche. Erator, por otro lado, potestad de la Luz, el Día.
En el canon eranorista, Erator es asesinado durante la Cabalgata del Fin, pero los remanentes de su espíritu aún palpitan en el mundo de la Luz. Por esta razón, aclaman los eranoristas, aquellos que han sido iluminados por la fe del Día pueden continuar invocando los poderes de Erator y los duarnos en el mundo. Los teólogos eranoristas afirman que, eventualmente, esos fragmentos de su ser metafísico perecerán y no quedará nada de su espíritu en todo plano de existencia.
Orígenes divinos
El Culto se creó en la actual Enrúv. Sus miembros originales fueron los Padres de la Fe, quienes fueron inspirados por Eranor directamente a través de una serie de teofanías, según cuentan las leyendas. Otros aseveran que en realidad las bases de los Padres de la Fe para la instauración de esta Iglesia fueron los polémicos tratados de la Orden Alhídea durante su etapa pesimista. Sean cuales sean las verdaderas razones por las que los Padres de la Fe escribieron las primeras epístolas y cartas eranoristas, estas sentaron las doctrinas y ethos del culto que guiaron a las siguientes generaciones nigrománticas. Todo esto ocurrió en los territorios de la actual Enrúv, y las sectas nigrománticas en regiones lejanas se basaron igualmente en sus enseñanzas.
Cosmología
En la cosmología eranorista (o dualista escatológica enamesa), la realidad está compuesta de dos planos: el Plano de la Oscuridad y el de la Luz. Cada uno es representado por un espíritu diferente: Eranor y Erator respectivamente. Cuando la guerra divina entre ambos planos comenzó, los daños colaterales causaron un mundo nuevo que existe en el intersticio entre el Día y la Noche: el plano terrenal. Este mundo sufre todas las consecuencias de este sempiterno conflicto espiritual, haciendo que la vida sea inherentemente sufrimiento.
Los eranoristas miembros del Culto del Forjador de la Hecatombe creían que tienen una labor como representantes de la Oscuridad en acabar con esta guerra de una vez por todas. Mientras la Luz y la Oscuridad persistan en este intersticio, la Oscuridad no puede penetrar en el plano de la Luz. Para poder lograr eso, toda forma de vida tiene que ser acabada, algo que finalmente permitirá el orden metafísico en toda la realidad.
Ética
La ética del Culto se resume a las verdades obsias:
- Primera Verdad: La vida es dolor y sufrimiento.
- Segunda Verdad: Acabar con el dolor y el sufrimiento es bueno, pero el sufrimiento existe en tanto la vida exista. Por lo tanto, acabar con la vida es bueno. De esto se concluye que la muerte no es castigo ni algo de qué lamentarse, sino salvación del sufrimiento.
- Tercera Verdad: A medida que más nos acerquemos a la destrucción de la vida, más sufrimiento habrá como resultado del creciente desbalance. No obstante, cuando no haya más luz para balancearla con la oscuridad, no habrá más sufrimiento.
- Cuarta Verdad: Todo acto que sea en aras de la vida carece de significado, puesto que el objetivo de la fe eranorista es acabar con el sufrimiento. Por lo tanto, actos de caridad y bondad para alargar la vida de las personas no son vistos como buenos, pero tampoco como malos: solo son sinsentidos.
Culto
Las tradiciones más comunes entre los miembros del Culto incluían el sacrificio de seres sapientes semanalmente. Se realizaban bajo la penumbra de la noche, en sus clandestinos templos subterráneos, derramando la sangre de sus víctimas vivas sobre un altar como forma de libación. Esta sangre se creía que era alimento para Eranor; nutriéndolo con poder para continuar su impía cruzada.
Además de la realización de sacrificios semanales, también se ejecutaba un sacrificio muy importante los primeros, segundos, terceros, cuartos y quintos días de cada mes. Esto se debe a que del 1 al 5, todos los meses ocurre la luna nueva. Puesto que durante estas fechas la noche es sometida por la lobreguez absoluta, los nigromantes la consideraban una noche digna de adoración a Eranor, y se realizaba al menos un sacrificio diariamente. Estos días son en los que más activas se encontraban las autoridades religiosas eratoristas más activas para proteger a sus habitantes de cazadores nigromantes buscando víctimas para sus prácticas litúrgicas.
Los sacrificios de Luna Nueva siempre se hacían al aire libre, mientras que los demás tipos de sacrificios se ejecutaban en el subterráneo. Todos debían ser observados por un Alto Nigromante y llevados a cabo por dos nigromantes que cargaban a la víctima y un tercero que la penetrara en el corazón con su daga sacrificial, una vez esté posicionada de tal forma que su sangre chorree directamente hacia el altar de plomo. Al menos un eratorista debe ser sacrificado durante Luna Nueva.
Sacerdocio
Los nigromantes se diferenciaban de los otros muertos vivientes, por una parte, por ser conscientes, tener una especie de libre albedrío y ser taumaturgos capaces de invocar la voluntad de Eranor en el mundo. Por otra parte, estos nigromantes se separaban del resto al vestir túnicas del color negro, azabache, obsidiana o púrpura. Sus túnicas venían acompañadas de diferentes símbolos como el Sol Negro, el cual compartían con la Iglesia eranorista de Enám.
No existía una forma oficial de escoger nigromantes en el Culto. Dependiendo de cómo hayan vivido, además de sus proezas y aptitudes, los Altos Nigromantes escogían seres sapientes con vida aún y los coercionaban para unirse a la secta. Si ya mostraban simpatías por la fe eranorista, era más probable que los nigromantes del Culto los "cazaran". Una vez eran persuadidos, estos eran asesinados y resucitados como muertos vivientes conscientes y con el regalo de la palabra de Eranor.
Poderes divinos otorgados
Los poderes taumatúrgicos que recibían sus simbiontes mutualistas y parasitistas eran la resurrección impura y manipulación de muertos vivientes (nigromancia el control de las enfermedades (patoquinesis el control de las estructuras óseas (osteoquinesis) y el control de los sueños y las pesadillas (oniroquinesis). Otros eranoristas recibían el poder de crear ilusiones y demencia.
Influencia política e intrigas
Durante la Maldición de Eneter, el Culto inspiró al Imperio a adoptar al eratorismo como su fe oficial. Esto causó tensiones aún más grandes entre las sectas nigrománticas y el Estado nulvino. Con la Cabalgata del Fin, los nigromantes fueron libres para hacer lo que quisieran hasta que Ternlot estableció el eranorismo filantrópico moderno como la forma oficial de adoración en el Imperio. Esto llevó a los nigromantes a esconderse nuevamente. Una vez la Guerra de las Cadenas explotó y el Imperio se desangró lo suficiente, el Culto volvió a mostrar su cara al mundo, alertando a todas las demás facciones y forzándolas a tomar medidas en contra de esta.
Sectas
Dentro del Culto del Forjador de la Hecatombe existieron pequeñas facciones menores que estaban de acuerdo con los principios del eranorismo clásico. Entre estas, se encontraba el Sínodo de las Precursoras de la Destrucción.
DISBANDED/DISSOLVED
El Culto del Forjador de la Hecatombe existió desde los tiempos de la Maldición de Eneter hasta el final de la Guerra de las Cadenas. Desde antaño, sus sectarios buscaron el exterminio de la existencia misma con el fin de acabar con el desbalance en la realidad. Puesto que la única forma de acabar con el sufrimiento era destruyendo aquello en lo que está metafísicamente fundamentado, sus nigromantes pensaban que acabar con la vida era la única forma de erradicar el dolor y la agonía. Para ellos, matar no es un acto inmoral, sino un regalo que le proporcionan a cada alma que se cruzan en el camino.
31 e.M. - 34 e.M.
Tipo
Religious, Cult
Nombres alternativos
Conocidos como la tercera ola de nigromantes entre los cronistas del eranorismo.
Líder
Título del líder
Divinidades
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