Batalla de Osvund — 2 e.M.

Un batallón ravnés dirigido por Aisdtau Älirot arribó al campamento días luego de haber enviado un aviso por telegrama. Aisdtau, una joven coronel córvida, participó en la defensa de Annwöll durante su ultraje por las fuerzas Hedonistas. Ahora se alistó para ayudar a Ternlot contra Agmon luego de prometer a su patria que traería a la justicia a aquellos que orquestaron aquel mórbido y perturbador incidente.   El ejército de Agmon se reorganizó y Anseid Vispernuv fue nombrado líder de un batallón de artillería. Agmon reconoció sus habilidades en Midvespil y notó que Anseid no era más que un oportunista, buscando afiliarse al bando con más oportunidades de ganar. Ciertamente, Agmon creía que tenía la ventaja en ese momento, y Anseid le hizo creer que él pensaba que la tenía. Lo cierto es que Anseid, como uno de los oficiales de Grehen, ya sabía del heraldo y ya sabía que Ternlot había sido avisado. La última confirmación que necesitaba para saber que Ternlot iba a derrotar a Agmon era que, solo unas horas después, no hubiese noticia de un simple "soldado de infantería" y que todo el ejército fuese movilizado para encontrarlo.   Agmon había perdido a su heraldo. Su plan se vio atrasado por dos días, tiempo que pasó ordenando a sus exploradores a buscarlo por todos los campamentos y las regiones aledañas. Si bien no encontraron al nigromante, sí descubrieron los cadáveres sepultados en la nieve de soldados que eran parte de su compañía junto con los de infantería ligera enruvesa. El cadáver más interesante fue el de un córvido con una tercera cavidad de ojo ubicada sobre su entrecejo, posicionada de forma vertical. Los cuerpos fueron llevados a Agmon y él temió lo peor: su carta más importante había sido interceptada y asesinada.   A pesar de lo ocurrido, Agmon igual ordenó que sus tropas continuaran desplazándose. No iba a dejar que esto arruinara sus planes, pero lo cierto es que ahora no pensaba de manera lo suficientemente clara. Ahora cuatro piedras se encontraban en su camino: Anseid, la muerte del heraldo, el apoyo del Ejército Ravnés y Ternlot.

La batalla se desarrolló en los campos aledaños a Osvund. Durante las horas de la batalla, una voraz tormenta de nieve agitaba el perímetro, nublando la vista y precisión de ambos bandos.

Ternlot había incrementado la moral de su gente luego de revelar que había destruído el as bajo la manga de Agmon, aquel que le había permitido hasta los momentos mantener una racha de victorias desde Midvespil. Entretanto, la tensión crecía entre las fuerzas de Agmon, pues este se percató de la muerte de su más importante pieza. No estaba en el mejor estado para dirigir una batalla, pero de igual manera Agmon continuó adelante, intentando que sus tropas no se percataran de la preocupación que ahora lo devoraba.

Osvund, una pequeña localidad cerca del campamento militar de la Primera Subdivisión, fue donde ocurrió la siguiente batalla entre Agmon y las fuerzas de Ternlot.   Las fuerzas de Agmon y Ternlot se encontraron frente a frente el 18 de Frautserhunt del 2 e.M. en las afueras de Osvund. Acá, Agmon tomó la iniciativa, mandando sus fuerzas a movilizarse con rapidez a través de la creciente tormenta de nieve, mientras que las fuerzas de Ternlot se mantenían firmes y apuntando hacia el enemigo. Ternlot ordenó que las baterías dispararan contra las fuerzas que marchaban contra su ejército, estremeciéndolas y desorientándolas en medio del inclemente clima. Las fuerzas de Agmon, habiendo perdido el sentido de la orientación, empezaron a moverse de forma más descordinada y aleatoria, lo cual dio mayor ventaja a Ternlot y le facilitó destruirlas con facilidad a través de su artillería.   Agmon planeó continuar moviéndose al frente y dividir sus tropas en dos columnas, utilizando la segunda para luego envolver al enemigo una vez que la primera entrara en contacto con las fuerzas de Ternlot. Sin embargo, una vez mandó a que fuese ejecutado el plan, la precipitación jugó en su contra y sus tropas continuaron moviéndose de forma desorganizada. La sorpresa vino cuando dos líneas de artillería comenzaron a atacar a sus hombres: una proviniendo del lado de Ternlot, y otra de su propio lado. Agmon sabía que la única manera de que esto estuviera ocurriendo era que Anseid se hubiera puesto en su contra.   Como respuesta a la traición de Anseid, Agmon ordenó a una parte de sus tropas dirigirse contra su propia artillería, pero en medio del caos de la batalla y la tormenta de nieve sus fuerzas comenzaron a ser hostigadas por el batallón de infantería ligera de Aisdtau Älirot, la coronel ravnesa. Los ravneses, conocidos por sus tácticas de guerrilla y de hostigación, lograron con una pequeña cantidad de tropas desorientar aquella parte del ejército que fue ordenada a capturar la artillería que fue puesta en contra de Agmon.   Viendo cómo su ejército sangraba, Agmon ordenó su retirada, pero una vez más el terreno y el clima se opusieron a sus decisiones. Mientras que sus tropas huían en combate, unos generales se adentraron a los bosques mientras que otros marcharon de vuelta a Vierdsin. La batalla culminó a solo unas horas de haber comenzado con la victoria de Ternlot y el apoyo de Aisdtau.

Agmon había perdido aproximadamente la mitad de sus fuerzas (entre soldados asesinados, heridos y tomados como prisioneros de guerra, además del batallón de artillería que se colocó en su contra), y ahora sus tropas se movían en direcciones diferentes. 5,000 hombres marchaban con Agmon y 4,100 se perdieron en los Bosques de Enrúv.