Acéfalos de la Luz Agónica

La meta pública de los acéfalos era reducir las iglesias negras a cenizas y reinstaurar la tearquía eratorista que caracterizó al Consagrado Imperio Nulvino. Fueron reaccionarios realistas en contra del Régimen Abismal que aprovecharon la Guerra de las Cadenas para causar más daño del que la Corona se estaba haciendo a sí misma; todo con el fin de devolver a Nulvin a su antigua gloria.

No estuvo muy claro con qué contaban exactamente los acéfalos. Algunos eran financiados por miembro de la nobleza nulvina que en el fondo seguían siendo fieles a Erator, otros recibían dinero y recursos de burgueses en contra del imperio eranorista. Más aún, algunos tenían el apoyo de la misma Nueva República mientras que otros eran liderados y armados por la Intervención Duárnica que provenía de Dharmim. Los acéfalos no existían como unidad así que no podían organizar todos estos recursos de la forma más eficiente para cumplir sus objetivos.

Los acéfalos no tuvieron un origen único ya que no eran una organización homogénea. En cambio, se puede decir que el surgimiento de esta pequeña facción fue el producto del crecimiento simultáneo a escala local de pequeñas sectas eratoristas en diferentes partes del Imperio. Estas organizaciones menores convergieron y, en su actuar casi orquestado, fueron nombradas "acéfalos de la luz agónica" por los teólogos y polémicos eranoristas. El término "acéfalo" hace referencia al hecho de que ninguno de sus miembros se preció de jefe o "cabeza" (los sin cabeza, en pocas palabras). Por otro lado, el sintagma nominal "luz agónica" alude a Erator, la Luz, y al hecho de que fue derrotado por Eranor y está agonizando.   Todas las enseñanzas, creencias y rituales sacrosantos de los acéfalos se desarrollaron a lo largo de la historia desde los tiempos de la Maldición de Eneter. Todos estos provienen del eratorismo ortodoxo y el eratorismo institucional.

Los acéfalos compartieron la misma cosmología esencial que los eranoristas y los eratoristas. Estos creían que la realidad estaba compuesta por el mundo de la Luz y la Oscuridad y que una guerra divina entre ambos planos llevó a una barrera donde ambas se unen y crearon el mundo terrenal. No obstante, los eratoristas creían que la guerra divina no debería terminar con la victoria absoluta de la Luz o de la Oscuridad, ya que el balance es necesario en el Universo. Para los eratoristas, que la Oscuridad comenzara una guerra con la Luz para evitar que esta penetre en sus tierras fue necesario, puesto que esto creó una barrera entre ambos (Terenar y el Universo físico) que separó a ambos y cohibe que un plano se filtre al otro. Los acéfalos eratoristas fueron dualistas dialécticos: la guerra divina es fundamental para que la luz no se filtre hacia la oscuridad y vice versa; el sufrimiento es inevitable pero no es tan grave como los eranoristas lo pintan.

El mayor principio ético del eratorismo es mantener el balance entre la Luz y la Oscuridad. En un mundo abrumado por la Oscuridad, es normal que los eratoristas parezcan mesías que buscan salvar el mundo, pero lo cierto es que su interés no está en erradicar las enfermedades por completo, ni en acabar con toda forma de discordia existente. Los acéfalos tan solo buscan acabar con el desbalance. Una vez el mundo recupere su orden, estos agentes eratoristas no tendrán que seguir actuando en masa y todos esos movimientos sociales para mejorar la calidad de vida del ciudadano promedio perecerán.   Los eratoristas, hasta cierto punto, piensan que todo tiene un curso natural; una causa final producto de los procesos naturales del Universo. Así como la selección natural es un proceso que, por su cuenta, ha creado la perfección en los organismos actualmente existentes según los postulados creacionistas-evolutivos de la ciencia moderna, las sociedades también son como organismos (o más bien súper organismos) que deben ser dejados para evolucionar naturalmente. Este extraño spencerismo social indica que ninguna forma de intervención extrema se debe realizar en el curso del desarrollo social, por lo cual el hecho de que la Sacra Enám esté imponiendo al pie de la letra los preceptos eranoristas en todo ciudadano está acabando con el balance.

Las maneras de liturgia entre los acéfalos variaron mucho a causa de las divisiones que hubo entre acéfalos ortodoxos e institucionales. Para entender mejor las formas de liturgia asociadas con cada uno es recomendable dirigirse a los temas de eratorismo ortodoxo e institucional respectivamente.

Al igual que la liturgia, los acéfalos de la luz agónica diferían mucho en la forma que se organizaban. Diferentes jerarquías existieron dentro de esta organización, cuyas características estaban determinadas por ser ortodoxas o institucionales. Para más detalle sobre cómo funcionan las estructuras eclesiales de estas denominaciones, se recomienda al lector que se dirija a los respectivos temas de eratorismo ortodoxo e institucional.

Los acéfalos eran conocidos como portadores de la luz. Esto quiere decir que entre sus rangos, simbiontes taumaturgos eran maestros del dominio lumínico. Además de este poder, el cual parece ser la completa antítesis de la umbramancia eranorista, los miembros de esta secta también demostraron pericia en el exorcismo y el sello de criaturas impuras, así como también en el tratamiento de heridas por medio de plegarias divinas. En general, los taumaturgos que pertenecían a este movimiento religioso fueron curadores, manipuladores de la luz y exorcistas. Una minúscula cantidad de ellos (probablemente menos de diez en todo el Imperio) fueron llamados duarnólogos: capaces de invocar directamente los poderes del Plano de la Luz en el mundo terrenal.

Los acéfalos de la luz agónica no fueron más que un conjunto de calderas desorganizadas en los territorios de las Legiones de Emroma y de la Iglesia del Sol Ennegrecido. Estas desordenadas sectas carecieron de un líder u órgano que las coordinara y regulara, razón por la cual teólogos y polemistas eranoristas los han llamado "acéfalos"; aquellos entre los cuales nadie se preciaba de ser líder o "cabeza". Los acéfalos no tenían ningún nombre propio, sino que eran conocidos por como los mismos sacerdotes del Sol Negro los bautizaron de manera satírica: acéfalos de la luz agónica; aquellos sin lider ni coordinación que siguen una luz decadente, moribunda, mortecina.   Estas polémicas y ataques hacia los acéfalos no fueron más que un instrumento de la Iglesia y la Corona para ridiculizar a este emergente y poderoso grupo. Los acéfalos habían logrado en gran parte huir de la ley y aprovechar el surgimiento de la República para traer vacunas y medicamentos a los tugurios del Imperio. Estos ejecutaron campañas para proveerle a neonatos, niños, jóvenes y adultos las nuevas vacunas que estaban siendo desarrolladas para erradicar enfermedades que no deberían ser tan comunes en los territorios imperiales. Además de esto, entre ellos existió toda clase de sacerdotes y biomédicos que trabajaban en conjunto para apoyar a los aquejados y a los moribundos.   Más que ayudar a los sectores más vulnerables del Imperio, los acéfalos también trabajaban para apoyar la Intervención Duárnica que se adentraba en Enám. Paulatinamente, parece que los duarnos y los acéfalos comenzaban a desplazarse cada vez más en orquesta. Iglesias eranoristas fueron incineradas, sacerdotes del Sol Negro fueron atados a la cruz de Larhind y la palabra de Erator fue otra vez diseminada por pequeñas localidades donde la Intervención marchaba junto con los acéfalos.   Muchas personas se unieron a la causa de los acéfalos debido a las terribles condiciones laborales del Imperio. La caída de tantas empresas por el monopolismo de la Burguesía de la Podredumbre hizo que muchos quedaran desempleados. El aumento en la tasa de desempleo llevó a una gran oferta de labor en relación a la pequeña demanda por esta. A causa de esto, las empresas aún vivas no tenían que competir más para conseguir empleados y podían determinar los salarios que se les viniera en gana, pues si uno no está dispuesto a aceptarlo, miles más muriéndose de hambre sí lo estarán.

Los acéfalos se divieron entre eratoristas institucionales y ortodoxos. Aunque no existía un debate o conflicto oficial como la Iglesia contra la Anti-Iglesia, se supo que desacuerdos ocurrían cada cierto tiempo entre pequeños focos de control acéfalo cuando sacerdotes o laicos peleaban entre cuál debería ser la denominación que tome control de Enám cuando los eranoristas sean castigados y purgados. Esta división se hizo cada vez más marcada porque la Intervención Duárnica apoyaba la instauración de un Estado ortodoxo, entonces más eratoristas institucionales se volvieron reacios a trabajar en conjunto con la Intervención Duárnica de Dharmim. Estos conflictos intentos eventualmente sirvieron de andamio para que la República del Sol Negro pudiese aplastarlos con facilidad.