"Balder es un semiorco de mediana edad, de constitución fuerte y grande, pero un aura calma y tranquila. Una espesa barba oscura con algunas canas le enmarca la cuadrada mandíbula. Sus ojos son azules y sus cejas espesas, la derecha cortada por dos cicatrices que ascienden hasta la frente. Es un hombre que de primeras puede parecer serio, ante todo por su porte y su título, pero tras él se esconde alguien con un corazón de oro que solo pretende hacer el bien y servir a los demás, a veces incluso a su propia costa."

   

Vida Temprana

Balder nació en el 581 dct, hijo de Petra Alwyn de Borgis y Declan Alwyn, una pareja de la baja nobleza de la ciudad de Tandor. Su familia estaba fuertemente vinculada al templo de Tyr, siendo su madre una paladina y su padre un clérigo que se conocieron en el mismo.   Tuvo una infancia feliz junto a sus padres, aunque bastante aislada del mundo fuera de las paredes de su mansión, y fue instruido por tutores en casa y entrenado en el manejo de la espada desde muy joven. Siempre fue un chico especialmente responsable, por lo que siempre sintió la presión y la necesidad de demostrar su valía y sus capacidades para hacer que su familia se enorgulleciera. Su tío, Fergus Borgis, era un importante lord en la sin esposa ni hijos, por lo que en el fondo siempre se asumió que Balder sería quien le sucedería en su título y puesto una vez falleciera. En algunas ocasiones le hicieron visitas a Emossa, ya que el lord le tenía un gran aprecio a los Alwyn y ante todo a su sobrino y sucesor. En uno de estos viajes, y poco después del nacimiento de su hermana Lilia un Balder de 11 años conoció a Khalid Khanum y Amirah Rakahn dos mellizos de su edad hijos de los aventureros más importantes de la ciudad de Emossa. Fueron sus primeros amigos, y se metieron en bastantes líos aquel verano. Sin embargo, después de un incidente que involucraba el vampirismo de los mellizos y de que los Alwyn volvieran a Tandor tras su visita, no volvió a saber de ellos en varios años.     Balder ingresó en el templo de Tyr de Tandor con 14 años , y se entrenó allí hasta los 19 (600 dct), cuando se ordenó paladín de la corona, e hizo su juramento ante la estatua del dios en presencia de todo el templo:     ''Ley. La ley es primordial. Es la argamasa que mantiene unidas las piedras de la civilización, y debe ser respetada.''   ''Lealtad. Tu palabra es tu vínculo. Sin lealtad, los juramentos y las leyes no tienen sentido.''   ''Coraje. Debes estar dispuesto a hacer lo que debe hacerse por el bien del orden, incluso frente a probabilidades abrumadoras. Si tú no actúas, ¿quién lo hará?''   ''Responsabilidad. Debes lidiar con las consecuencias de tus acciones, y eres responsable de cumplir con tus deberes y obligaciones.'   Si bien Balder siempre aceptó sus obligaciones, y ordenarse paladín era de cierta forma una de ellas, realmente creía en el dogma de Tyr y quería seguirlo, proteger a los demás y ser un hombre justo y bueno. Su fe era real y se afianzó con los años. El chico volvió a casa tras su ordenanza como paladín, y pasó un par de años junto a su familia. Si bien él insistió en salir de aventuras para ayudar a la gente y volver siendo alguien mucho más experimentado, sus padres le convencieron para que se quedara, pues algún día no muy lejano tendría que suceder a su tío, y debía estar preparado para ello.   Una noche del 602 dct, un incendio se descontroló y envolvió en llamas la hacienda de los Alwyn. Balder despertó cuando el fuego llegó a su habitación y logró salir de entre las llamas para rescatar a su hermana Lilia. Después de tomar a la aterrada niña en brazos, se abrió paso en el fuego e incluso después de recibir el impacto de una viga ardiendo en la espalda que casi lo noqueó, su resistencia orca le dio la fuerza que necesitó para llegar al exterior con su hermana. Balder tuvo el impulso de volver a por sus padres cuando estuvo fuera, aún sabiendo al ver la casa en llamas que sería imposible, pero comprendió que él era lo único que le quedaba a Lilia, y que no podía dejarla completamente sola. Por lo tanto, contempló con el corazón roto cómo el hogar que tan recientemente había recuperado ardía mientras abrazaba a su hermana tratando de tranquilizarla.   Después de la muerte de sus padres Balder perdió cualquier esperanza o siquiera motivación para salir a probarse a sí mismo al mundo real, sintiendo que había fallado y no podía proteger a nadie. Su tío les invitó a Lilia y a él a vivir en su castillo en Emossa con él, y Balder accedió. Lord Borgis ayudó a Balder a superar su pérdida y le instruyó en los deberes que requería su título.  

Engastados

Durante su estancia en el Castillo Borgis, en el 603 dct, durante una cena privada con Rabia, Aydar y Shiron, Lord Borgis fue inducido en un estado de letargo e inconsciencia a causa de un anillo maldito. Ya que ni Rabia ni Aydar fueron encontrados, la consejera del Lord, Senna, se puso al frente de la situación y encarceló a Shiron pensando que tendría algo que ver con el atentado.   Balder llamó a los mejores clérigos de la ciudad y él mismo trató de sanar a su tío para sacarle del estado vegetativo en el que se encontraba, pero todo fue inútil. Bajó a las mazmorras y le pidió explicaciones a Shiron, que le convenció de su inocencia, y de pedirle ayuda a su sobrino Khalid Khanum. Balder accedió a dejar que Shiron le mandara un mensaje a espaldas de Senna, en un desesperado intento de que alguien ayudara a su tío.   Cuando Khalid llegó a Emossa Senna se mostró seca y desconfiada con él, pero Balder trató por todos los medios calmar la situación y darle un voto de confianza a su viejo amigo de la infancia, aunque este no pareciera recordarle. Después de que el bardo hablara con Shiron y tratara de ahondar en la mente del lord, le sugirió acompañarle en su investigación, asegurando que no pretendía supervisarle, sino simplemente tratar de ayudar.   Balder acompañó a Khalid, Kelro y Caspian a hablar con la Tiburona de Ceniza en el puerto, y tras descubrir que Rabia y Aydar habían tomado un barco a las islas de Myria poco antes de desaparecer, decidieron embarcarse para buscarles. Cuando la capitana exigió un alto precio para financiar el viaje, Balder se ofreció a pagarlo, y al día siguiente se embarcó junto con el grupo y la tripulación en "La venganza de Sylvanus''.