Zael
Zael es un joven semielfo, de ojos verdes y sonrisa pícara, piel morena y el pelo de un castaño oscuro muy rojizo, rapado a los lados y recogido en un moño. Tiene una actitud despreocupada y ladina, pero es un buen tipo con sus prioridades claras.
Vida Temprana
Zael creció en los márgenes de la sociedad, aprendiendo a sobrevivir a base de ingenio, carisma y, a menudo, pequeñas fechorías. En un mundo que no siempre le daba la bienvenida, nunca tuvo un hogar permanente, pero tampoco lo deseaba. Para Zael, el mundo entero era un mapa por descubrir, y su brújula era el instinto. Desde joven, mostró una afinidad natural para desentrañar secretos y escapar de situaciones problemáticas. Al no estar vinculado a ninguna institución ni atado a reglas, Zael vivió libre y sin remordimientos, aunque con el tiempo aprendió que la soledad tenía su precio. Un día, en una expedición arqueológica, Zael encontró a alguien que, sin saberlo, cambiaría su vida: un genasi llamado Einor Abistei. En un principio, Zael lo consideró como cualquier otro miembro del equipo, alguien serio, demasiado confiado y que probablemente no sospechaba de los planes que él ya tenía en mente. Sin embargo, hubo algo en Einor que llamó su atención. Quizá fue su dedicación a la historia, o la forma en que sus ojos se iluminaban al hablar de civilizaciones antiguas. Zael no pudo evitar flirtear con él, al principio como una broma, pero poco a poco descubrió que ese juego era más divertido de lo que esperaba. Cuando terminó la expedición, Zael se llevó consigo más que solo artefactos: dejó atrás un medallón y una carta dirigida a Einor. Sabía que el genasi lo descubriría tarde o temprano y quería dejar claro que su pequeña travesura no era un simple robo. Esa carta fue su forma de invitarlo a su mundo, a algo más emocionante y caótico que el tedio de una vida académica. Para su sorpresa y agrado, Einor aceptó la invitación. En la siguiente expedición, Zael observó cómo Einor se abría poco a poco. El genasi, siempre tan recto, empezó a bajar la guardia y a reconocer que quizá había algo de verdad en la filosofía de Zael: el caos también tenía su belleza. Por su parte, Zael encontró en Einor alguien que no solo lo toleraba, sino que también lo desafiaba. Pronto, dejaron de ser dos individuos trabajando juntos y se convirtieron en un equipo. El flirteo dejó de ser un juego y empezó a tomar un matiz más genuino.Sangre y Piedra
Zael nunca fue alguien que siguiera órdenes, pero por Einor estaba dispuesto a hacer excepciones. En el 628, acompañó al genasi y a su equipo a Zarden, donde se preparaban para investigar el paradero de la Esfera del Eclipse. Aunque a menudo se burlaba de la seriedad de Einor, en el fondo admiraba su convicción. Sin embargo, Zael siempre mantuvo su guardia alta, sabiendo que el pasado no siempre permite un escape fácil. Durante su tiempo en Las Fauces Fauces, el equipo de Zael cayó en una trampa. Quedó atrapado en un almacén oscuro, sobreviviendo apenas gracias a un anillo que emitía luz suficiente para mantener a raya la maldición del lugar. Los días pasaron, y aunque su cuerpo resistió, las marcas negras que se extendían por su cuello eran un recordatorio constante de que el tiempo se le agotaba. Cuando Einor finalmente lo encontró, Zael sintió algo que rara vez experimentaba: alivio. Su típica fachada de sarcasmo y confianza se desmoronó por un momento mientras abrazaba al genasi, agradecido por su llegada. Si bien Zael se repitió que el resto de sus compañeros conocían los riesgos, no pudo evitar preocuparse por ellos y sentirse culpable por haberles guiado a una trampa sin saberlo. Después de recuperarse lo suficiente para continuar, Zael se unió al grupo en su búsqueda de la Esfera del Eclipse. Aunque su cuerpo estaba debilitado, su espíritu permanecía fuerte, impulsado por la determinación de proteger a Einor y al resto del equipo. Al volver a Zarden, se quedó con Amirah Rakkan para mantener un perfil bajo, y ambos contactaron a Lilia Savelli para que ayudara al resto de grupo en la batalla final. Cuando finalmente regresaron a Zarden, Zael y Einor compartieron un momento frente a la estatua de Sune durante el Festival de las Flores. Sune bendijo su unión con una "Brújula del Navegante", y Zael supo que, por caótico que fuera su mundo, siempre habría un punto fijo en su vida: Einor.

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Token
Clase:Pícaro Ladrón
Estado
Vivo
Ubicación actual
Children
Gender
Masculino
Ojos
Verdes
Pelo
Castaño rojizo
Tono de piel
Morena
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