Nunca nadie en el Bastión fue testigo de aquella magnitud de poder. Ni siquiera su salvador. Una prodigio única. Incluso mayor a la Santa Axa en su época. Pues solo tiene nueve años.
Azura Prodigio. Azura Serafín. Azura Imperatrix.
La niña no posee apellido. Muchas personas en el mundo no vienen de prestigiosas familias ni de antiguas descendencias, pero Azura es un caso particular. Sus padres murieron cuando tenía cuatro años. A penas pudo conocerlos. El pequeño pueblo de Anex, a la sombra de Helta, fue tomado por una insurrección demoníaca hace poco más de seis años. Otro de los eventos que llevó al empuje final de la Reforma inquisitorial. La Alta Templaria Eoin de la Mano de Dorne, encargada de la defensa del Archipielago Imperial, perdió su vida en dicho conflicto. Tan peligroso fue el evento que el Bastión Luz del Alba envió acólitos todavía en formación para servir de refuerzo a la evacuación.
Azura vivía en Anex. Vivió la insurrección, y fue salvada por estos acólitos, a penas estudiantes, mientras el esfuerzo combinado de los Puños del Emperador, la Orden Exalta y los Guardianes de Salazar vencía a los herejes. Al preguntar por sus padres, Azura apuntó a los restos de una casa derrumbada, y el cielo se despejó. Se dice que los cadáveres de sus padres salieron de la casa, corruptos, tomados por la esencia demoníaca. En su monstruosa forma, se abalanzaron contra los templarios, y fueron inmediatamente consumidos por un rayo de luz. Azura, sin siquiera pensarlo, había levantado la mano, y dos pilares de sol descendieron sobre su familia, purgando la corrupción y desintegrando los cuerpos. Al ver esto, fue inmediatamente enviada al bastión.
Nadie había mostrado tanta capacidad. El don era fuerte en ella. Más fuerte que en cualquier otro. Así, le dijeron prodigio, y bajo el tutelaje particular de la Instructora Minerva Zant, desarrolló sus extensas habilidades con la Luz. En pocos años, sobrepasó toda expectativa y rompió todo record, volviéndose la más joven acólita en la historia del Bastión. Cuatro años después de la insurrección en Anex, la joven Azura tomó el puesto de Capellán del Quinto Capítulo de la Inquisición; puesto para el cual fue entrenada durante toda su formación, y poco después, fue nombrada Inquisidora en lugar de Ylea Garder, retirada del servicio cuando su conexión a la Luz fue extrañamente interrumpida. Garder nunca más fue capaz de invocar sus plegarias, y se retiró al Bastión para servir de instructora.
La joven Inquisidora ya no es una novedad. Azura la Prodigio es considerada la niña más poderosa del mundo, y muchos dicen que en su futuro será elegida por el Emperador como Santa. Tan solo un año se ocurrió desde su nombramiento como Quinta, y en ese tiempo se ha forjado una reputación. Llevando consigo al único capítulo conformado solamente de mujeres; las Hermanas de Batalla viajaron de punta a punta del Mar Sigmarino, visitando las costas de Figium y pasando por los pueblos.
Es difícil separar su inocencia de su poder. Una niña de menos de diez años capaz de destruir un edificio. Una niña, todavía con dientes de leche, que posee la autoridad de sentenciar a un adulto a muerte. Y en el poco tiempo que viajó en su gran barco, tuvo la oportunidad de hacerlo muchas veces. Su temperamento es volátil. Suele tener obsesiones propias de la niñez. Berrinches.
Hay que tener cuidado en su presencia. Uno no querría quedar mal parado. Los niños a esa edad todavía se están desarrollando, y tienen problemas olvidando las cosas. ¿Cómo el Apotecario de Guerra permitió que una niña zarpe al mar sigmarino sin supervisión y con la autoridad de una santa? Pues quizá no es ninguna coincidencia que la serafín se encuentre donde está. Se dice que en aquel pueblo, cuando los acólitos le salvaron, se apegó mucho a uno de ellos. El culpable. El Inquisidor Octavo Isaias Abalus.
La niña no posee apellido. Muchas personas en el mundo no vienen de prestigiosas familias ni de antiguas descendencias, pero Azura es un caso particular. Sus padres murieron cuando tenía cuatro años. A penas pudo conocerlos. El pequeño pueblo de Anex, a la sombra de Helta, fue tomado por una insurrección demoníaca hace poco más de seis años. Otro de los eventos que llevó al empuje final de la Reforma inquisitorial. La Alta Templaria Eoin de la Mano de Dorne, encargada de la defensa del Archipielago Imperial, perdió su vida en dicho conflicto. Tan peligroso fue el evento que el Bastión Luz del Alba envió acólitos todavía en formación para servir de refuerzo a la evacuación.
Azura vivía en Anex. Vivió la insurrección, y fue salvada por estos acólitos, a penas estudiantes, mientras el esfuerzo combinado de los Puños del Emperador, la Orden Exalta y los Guardianes de Salazar vencía a los herejes. Al preguntar por sus padres, Azura apuntó a los restos de una casa derrumbada, y el cielo se despejó. Se dice que los cadáveres de sus padres salieron de la casa, corruptos, tomados por la esencia demoníaca. En su monstruosa forma, se abalanzaron contra los templarios, y fueron inmediatamente consumidos por un rayo de luz. Azura, sin siquiera pensarlo, había levantado la mano, y dos pilares de sol descendieron sobre su familia, purgando la corrupción y desintegrando los cuerpos. Al ver esto, fue inmediatamente enviada al bastión.
Nadie había mostrado tanta capacidad. El don era fuerte en ella. Más fuerte que en cualquier otro. Así, le dijeron prodigio, y bajo el tutelaje particular de la Instructora Minerva Zant, desarrolló sus extensas habilidades con la Luz. En pocos años, sobrepasó toda expectativa y rompió todo record, volviéndose la más joven acólita en la historia del Bastión. Cuatro años después de la insurrección en Anex, la joven Azura tomó el puesto de Capellán del Quinto Capítulo de la Inquisición; puesto para el cual fue entrenada durante toda su formación, y poco después, fue nombrada Inquisidora en lugar de Ylea Garder, retirada del servicio cuando su conexión a la Luz fue extrañamente interrumpida. Garder nunca más fue capaz de invocar sus plegarias, y se retiró al Bastión para servir de instructora.
La joven Inquisidora ya no es una novedad. Azura la Prodigio es considerada la niña más poderosa del mundo, y muchos dicen que en su futuro será elegida por el Emperador como Santa. Tan solo un año se ocurrió desde su nombramiento como Quinta, y en ese tiempo se ha forjado una reputación. Llevando consigo al único capítulo conformado solamente de mujeres; las Hermanas de Batalla viajaron de punta a punta del Mar Sigmarino, visitando las costas de Figium y pasando por los pueblos.
Es difícil separar su inocencia de su poder. Una niña de menos de diez años capaz de destruir un edificio. Una niña, todavía con dientes de leche, que posee la autoridad de sentenciar a un adulto a muerte. Y en el poco tiempo que viajó en su gran barco, tuvo la oportunidad de hacerlo muchas veces. Su temperamento es volátil. Suele tener obsesiones propias de la niñez. Berrinches.
Hay que tener cuidado en su presencia. Uno no querría quedar mal parado. Los niños a esa edad todavía se están desarrollando, y tienen problemas olvidando las cosas. ¿Cómo el Apotecario de Guerra permitió que una niña zarpe al mar sigmarino sin supervisión y con la autoridad de una santa? Pues quizá no es ninguna coincidencia que la serafín se encuentre donde está. Se dice que en aquel pueblo, cuando los acólitos le salvaron, se apegó mucho a uno de ellos. El culpable. El Inquisidor Octavo Isaias Abalus.
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