Apotecario de Ciencia, esta criatura de metal y circuitos tiene mucho poder en el Imperio.
- Age
- 136
- Gender
- Hombre
- Height
- 2,10 m
Ciencia. Aquella disciplina tan extraña, aquel futuro incierto. Algunos dicen que es magia, pues se parece más a la arcana que a cualquier otra cosa, y comparte muchas propiedades con esta. Es en verdad la sabiduría pura y dura, el funcionamiento de las cosas a un nivel molecular. De esta forma, se acerca más a la Duomancia que a cualquier otro tipo de magia.
Guilliman Thessar, un joven científico en la época de los Primarcas, había acompañado a la Orden Exalta, y a Cawl, durante años, pues le habían rechazado en cinco otras por sus cuestionables experimentos. Dentro de aquella cábala, tanto hechiceros como científicos podían desarrollar su potencial, y eso fue lo que ocurrió. Junto al Tercer Primarca, desarrolló nuevas armas y utencilios, luego utilizados por las diversas órdenes.
Se dice que fue Thessar mismo quien levantó la maldición de la Santa Celestine, cuando esta había caído en batalla frente a Gläur el Licántropo. Para ese entonces, Cawl ya se había sacrificado para sellar a Tzeench en una prisión de barro y arcilla, fijándose en piedra al borde de aquella isla norteña. A su alrededor se alzó la ciudad Cawl, para cuidar de aquel primarca, y muchos de la Orden Exalta se mantuvieron allí para siempre.
Thessar, en cambio, al haberse demostrado tan capaz, fue aceptado en la Ordo Elysium, o la Orden Elysaria, bajo la misma Celestine. Es en aquella posición que encontró la cura a la Sangre Ceniza, la única de las cien enfermedades que Dorne no pudo contener al derrotar al Pestilente. Esta plaga había destruído regimientos enteros, y quienes la tenían debían ser ejecutados antes de que comiencen la metamorfosis.
Por este logro, la Santa Celestine le recomendó como Apotecario de Ciencia, y el Canciller aprobó la mención. Este fue el primer nuevo puesto de apotecario que se creó. Las responsabilidades de Thessar le llevaron a la capital del Imperio, y luego a viajar por el mundo, aunque siempre regresando a los lados de su Santa Celestine, quien tanto le había dado.
Y allí se detiene la historia.
Pues como tantos otros, Thessar es una de aquellas figuras que se perdió ante la historia. Víctima del Siglo Vacío. Años y años se transcurrieron, y los eventos que en la primera mitad del siglo XV tuvieron lugar no son más que una nube tormentosa de la cual pocos hablan y menos preguntan. Al auge de su vida científica, Thessar parece haber desaparecido frente a los ojos de la historia. Se sabe que casi setenta años más tarde, lo reemplazaría como segundo Apotecario de Ciencia Viktor Luria, pero luego de la desaparición de dicho hombre, Thessar se vería obligado a retomar su antiguo puesto.
Se hablan en susurros de la séptima muerte de Celestine, y de su memorial en el Cementerio de las Lágrimas, pero nadie sabe con certeza qué la llevó a su fin ni cúando ocurrió. Thessar, siempre a su lado, se habría desde entonces recluído del ojo público, lo que explicaría su ausencia en los libros de historia. Uno puede encontrar una respuesta superficial si así lo desea.
Sin embargo, algunos mencionan la secretiva organización a la cual Thessar se afilió. Los Trotamundos. Diez hombres y mujeres de inmenso poder y capacidad, unidos bajo la ultima Ylm. Un grupo heróico de espléndidos hechiceros y héroes que, como todo, fracasó en su propósito.
¿Pero cuál era ese propósito? La respuesta se encuentra profundamente enterrada en aquellos Años de Ceniza. Un siglo vacío, un siglo olvidado, un siglo escondido. ¿Pasó realmente la Gran Cruzada? Cómo saber, cuando mayores misterios se alzan de la tumba.
Se sabe de Thessar que posee diversos laboratorios en diferentes lugares del mundo; uno en Desembarco, otro en Puerto Illis, y varios en la Cordillera de Ilwë, lo que lo hace parecer bastante viajero. Se deconoce la cantidad exacta de estos centros de investigación, pero su séquita de científicos (devotos religiosamente al Apotecario de Ciencia) los mantiene funcionando mismo cuando él no se encuentra allí.
A diferencia de los demás Apotecarios, no posee gran autoridad, pues no tomó cargos importantes. Se lo respeta por su estatus y posición, pero no suele comandar legiones como el Apotecario de Guerra o un senado como el de Política; mucho menos una isla entera como el de Arcana o una Corte Suprema como el de Justicia. Tiene simplemente a su grupo científico, al cual denomina el Sextante Barbado, en honor a Anna Colveil.
Se lo suele avistar en diferentes provincias, siempre cambiando de lugar, en búsqueda de algo... o de alguien. No ayuda a su reputación el hecho de que suele traer consigo problemas, pues donde se presenta, catástrofes le siguen. Y tan rápido como aparece, nunca se lo vuelve a ver.
Es reciente la ocurrencia del enfrentamiento entre el Segundo Inquisidor, Kazu Fujitora, y el mismo Thessar, en lo profundo de Ankev. Se demostró allí la fuerza y la sabiduría que el Apotecario maneja, controlando artes antiguas y olvidadas, tanto como demostrando sus propias invenciones. Uno no puede divorciar la ciencia de la magia, al fin y al cabo. Quienes presenciaron dicho encuentro, sin embargo, hablan de la brutalidad de Fujitora más que de la habilidad del Apotecario. Desde entonces, no se volvió a ver a Thessar.
Guilliman Thessar, un joven científico en la época de los Primarcas, había acompañado a la Orden Exalta, y a Cawl, durante años, pues le habían rechazado en cinco otras por sus cuestionables experimentos. Dentro de aquella cábala, tanto hechiceros como científicos podían desarrollar su potencial, y eso fue lo que ocurrió. Junto al Tercer Primarca, desarrolló nuevas armas y utencilios, luego utilizados por las diversas órdenes.
Se dice que fue Thessar mismo quien levantó la maldición de la Santa Celestine, cuando esta había caído en batalla frente a Gläur el Licántropo. Para ese entonces, Cawl ya se había sacrificado para sellar a Tzeench en una prisión de barro y arcilla, fijándose en piedra al borde de aquella isla norteña. A su alrededor se alzó la ciudad Cawl, para cuidar de aquel primarca, y muchos de la Orden Exalta se mantuvieron allí para siempre.
Thessar, en cambio, al haberse demostrado tan capaz, fue aceptado en la Ordo Elysium, o la Orden Elysaria, bajo la misma Celestine. Es en aquella posición que encontró la cura a la Sangre Ceniza, la única de las cien enfermedades que Dorne no pudo contener al derrotar al Pestilente. Esta plaga había destruído regimientos enteros, y quienes la tenían debían ser ejecutados antes de que comiencen la metamorfosis.
Por este logro, la Santa Celestine le recomendó como Apotecario de Ciencia, y el Canciller aprobó la mención. Este fue el primer nuevo puesto de apotecario que se creó. Las responsabilidades de Thessar le llevaron a la capital del Imperio, y luego a viajar por el mundo, aunque siempre regresando a los lados de su Santa Celestine, quien tanto le había dado.
Y allí se detiene la historia.
Pues como tantos otros, Thessar es una de aquellas figuras que se perdió ante la historia. Víctima del Siglo Vacío. Años y años se transcurrieron, y los eventos que en la primera mitad del siglo XV tuvieron lugar no son más que una nube tormentosa de la cual pocos hablan y menos preguntan. Al auge de su vida científica, Thessar parece haber desaparecido frente a los ojos de la historia. Se sabe que casi setenta años más tarde, lo reemplazaría como segundo Apotecario de Ciencia Viktor Luria, pero luego de la desaparición de dicho hombre, Thessar se vería obligado a retomar su antiguo puesto.
Se hablan en susurros de la séptima muerte de Celestine, y de su memorial en el Cementerio de las Lágrimas, pero nadie sabe con certeza qué la llevó a su fin ni cúando ocurrió. Thessar, siempre a su lado, se habría desde entonces recluído del ojo público, lo que explicaría su ausencia en los libros de historia. Uno puede encontrar una respuesta superficial si así lo desea.
Sin embargo, algunos mencionan la secretiva organización a la cual Thessar se afilió. Los Trotamundos. Diez hombres y mujeres de inmenso poder y capacidad, unidos bajo la ultima Ylm. Un grupo heróico de espléndidos hechiceros y héroes que, como todo, fracasó en su propósito.
¿Pero cuál era ese propósito? La respuesta se encuentra profundamente enterrada en aquellos Años de Ceniza. Un siglo vacío, un siglo olvidado, un siglo escondido. ¿Pasó realmente la Gran Cruzada? Cómo saber, cuando mayores misterios se alzan de la tumba.
Se sabe de Thessar que posee diversos laboratorios en diferentes lugares del mundo; uno en Desembarco, otro en Puerto Illis, y varios en la Cordillera de Ilwë, lo que lo hace parecer bastante viajero. Se deconoce la cantidad exacta de estos centros de investigación, pero su séquita de científicos (devotos religiosamente al Apotecario de Ciencia) los mantiene funcionando mismo cuando él no se encuentra allí.
A diferencia de los demás Apotecarios, no posee gran autoridad, pues no tomó cargos importantes. Se lo respeta por su estatus y posición, pero no suele comandar legiones como el Apotecario de Guerra o un senado como el de Política; mucho menos una isla entera como el de Arcana o una Corte Suprema como el de Justicia. Tiene simplemente a su grupo científico, al cual denomina el Sextante Barbado, en honor a Anna Colveil.
Se lo suele avistar en diferentes provincias, siempre cambiando de lugar, en búsqueda de algo... o de alguien. No ayuda a su reputación el hecho de que suele traer consigo problemas, pues donde se presenta, catástrofes le siguen. Y tan rápido como aparece, nunca se lo vuelve a ver.
Es reciente la ocurrencia del enfrentamiento entre el Segundo Inquisidor, Kazu Fujitora, y el mismo Thessar, en lo profundo de Ankev. Se demostró allí la fuerza y la sabiduría que el Apotecario maneja, controlando artes antiguas y olvidadas, tanto como demostrando sus propias invenciones. Uno no puede divorciar la ciencia de la magia, al fin y al cabo. Quienes presenciaron dicho encuentro, sin embargo, hablan de la brutalidad de Fujitora más que de la habilidad del Apotecario. Desde entonces, no se volvió a ver a Thessar.
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