Tercer Inquisidor, viejo compañero de Charles Inferia tanto como del Almirante Fujitora, es quien guarda el legendario Vingilot, y explora el mundo en nombre del Imperio.
- Age
- Se cuenta la edad de Aurelius Zant en los siglos. Tiene entre 400 y 600 años.
- Gender
- Hombre
- Eyes
- Dorados, brillantes.
- Hair
- Corto y negro, distintivo del linaje común de los aasimar.
- Height
- 2.3 m
Aurelius siempre fue un hombre enigmático.
Eccéntrico, algunos le dirían; un tipo de personalidad que no lleva a grandes cosas dentro de la máquina imperial. Dentro de esta, se resalta por sus logros, y no se suele recibir bien a los diferentes, a los pioneros, a los distintos. Sin embargo, la primera parte de esta afirmación conlleva más peso que la segunda, y no se puede ignorar a alguien con el listado de victorias del tercer Inquisidor. Alguien que peleó incluso desde antes de la Gran Cruzada para defender Cadia de la invasión.
Los Zant son una vieja casa de nobles que encuentra sus orígenes antes incluso del Imperio Dwindaliano. Fueron una de las familias que hizo el periloso trayecto de Xhorjas al Oeste, a la hora del avenamiento, por el comienzo de la tercera era. Aquel Éxodo de las Razas, entre los años 900 y 1100 D.C, es historia antigua, y pocos libros aún cuentan sobre una época previa al Emperador.
Así mismo, Aurelius Zant es el primer hijo de esta antigua casa. Es común escucharlo hablar de aquellos viejos tiempos, recordándole a todo el que se cruce que él no solo conoció a Tyr cuando este no era más que un simple mortal, sino que peleó contra él durante la Gran Conquista (lo que hoy se conoce como la primera cruzada). Siempre acota que fue vencido, y no solo eso, sino que su vida fue perdonada, tanto como la de toda su familia, a cambio de que los Zant juraran lealtad al nuevo Imperio.
Una cosa es inmediatamente clara al ver a los Zant: no son humanos. Sus estiradas estaturas, su piel brillosa y su aura divina los califica como Aasimar de Xhorjas, en las épocas del Monte Olympo. Así, eran en un principio enemigos de Tyr y de los Invencibles, hasta aquel confrontamiento. Desde entonces, los Zant dejaron Xhorjas y se asentaron en la capital, Zephra.
Pocos mortales pueden hablar de un tiempo antes de Xoth, antes del Imperio, antes del Nuevo Mundo. Aurelius fue testigo de todo. Cuentan las historias (pues nadie, excepto el inquisidor mismo puede negar o confirmarlas) que siempre fue un alma libre, y le dejó la primogénia a su hermana Minerva para explorar el mundo. Siglo tras siglo, los viajes más antiguos confirmados de Aurelius Zant lo sitúan en Ademre por los 1100, en Borealis por los 1200, de regreso a Zephra durante la Crisis de Sucesión de 1313 (donde sirvió como Ciervo de Perseo en la 4rta división de soporte aereo), para luego desaparecer de la historia.
En algunos listados, antiguos informes de guerra, se lo anota como una de las bajas durante la última misión de la 4rta división. Muy pocos sobrevivieron a esa escaramuza entre las montañas de Shast y los Picos Helados. El general y futuro héroe del Uroboros Perseo Vishkty regresó con vida a Zephra para la confrontación final entre los herederos al trono, y no se volvió a escuchar sobre Aurelius Zant.
Es dificil hacer un trazo exacto de exactamente qué le ocurrió. La familia Zant se mantuvo como una de las más poderosas de Zephra durante muchos años más, pasando la batalla contra Xoth del 1321 y perdurando las fuertes crisis de las Guerras de Retaliación. El asesinato del Barón Rallis, la Quema de Imre, la muerte de la Reina Lúthien. Nadie escuchó hablar de Aurelius.
Fue en 1360 que regresó. Bañado bajo la luz del Cometa Rojo, se apareció en una de las últimas grandes batallas de las Guerras de Retaliación, donde los ejércitos cadianos de Velheim batallaban contra las fuerzas del Dominio de Bor, lideradas por la temida Valaya Ulfast, del linaje de Ulfast Drakebeard, futuro Señor de la Guerra. Según los pocos escritos de aquella era caótica, fue Aurelius quien derrotó a la comandante, consolidando las tropas y reagrupándose para llevar a los Escudos Dorados a una nueva victoria.
Esta historia se cuenta siempre que alguien pregunte por la mística lanza roja que el Tercer Inquisido lleva. Este artefacto no es de poca importancia, y puede trazar su origen al pasado del mundo. Gae Bolg, la lanza maldita. Era Valaya Ulfast, aquella herética comandante, quien portaba la maldición, y se dice, como un último acto de odio, transfirió dicho hechizo a Zant. Aurelius desde entonces carga con la lanza roja, siendo el único capaz de contenerla.
Las Guerras de Retaliación fueron de los peores errores que las naciones de Cadia, el Dominio de Bor y el Cónclave Numrial cometieron. Quizá, muchos teorizan, los demonios influyeron en estos conflictos para debilitar al mundo, y prepararlo. La Decimotercera Incursión Demoníaca comenzó en 1366, y el mundo se hundió en la oscuridad. Esto fue hasta la resurrección del Emperador Tyr, en el mismo año, y el comienzo de su Gran Cruzada.
Para Aurelius, sin embargo, esto era la segunda conquista de Tyr, y rápidamente se reincorporó en las líneas de batalla. Se cuenta que el Emperador mismo tuvo un encuentro con el primogénito de los Zant, que había utilizado sus grandes capacidades para, en vez de pedir un encuentro con su viejo contrincante, aparecerse en los balcones de la fortaleza mejor guardada del Imperio. Allí, esperó a Tyr, y al verlo entrar en su recámara, le atacó con la mítica lanza carmesí, que según los rumores, no puede fallar.
El Emperador, por supuesto, detuvo el golpe, e inmediatamente reconoció a Aurelius como el de aquella época, en su vida mortal. Entonces, los dos hombres se abrazaron, y Zant le juró lealtad por segunda vez. Tyr, en su infinita bondad, vió el arma Gae Bolg, aquella maldición todavía cerrándose alrededor del alma de Aurelius, y decidió tomar aquel peso. Hizo lo imposible, y alzó el arma de las manos de Zant, resistiendo a aquel antiguo hechizo, y liberando a su amigo en el proceso.
Tyr, durante los proximos cincuenta años, cargaría con la lanza maldita, de forma casi imposible. Solo las bendiciones de los Ángeles le permitieron seguir. Sin embargo, a la hora de su derrota, se dice que fue Aurelius quien primero lo supo. Mismo estando a miles y miles de millas, sintió como la maldición nuevamente se aferraba a su corazón. El Emperador había muerto.
Desde entonces, en el siglo XV, Aurelius fue instrumental en cada una de los conflictos que el Imperio se encontró. No le debe nada a este, y todos los saben, pero siempre que algún ciudadano le pregunta porqué se interesa tanto por Cadia y sus vasallos, tiene la misma respuesta.
"El Imperio es el proyecto de un viejo amigo, y no podría vivir conmigo mismo si lo dejo deshacerse."
Como familia, los Zant contribuyeron mucho a la extensión de Tyrath. Minerva, que mantiene la cresta y el título, es la Instructora General de todo el Bastión Luz del Alba, dedicada a la perfección y el refinamiento de los acólitos. Así, entre aventuras (pues Aurelius regresó rápidamente a sus días de viajero), se detuvo en el Bastión a visitar a su hermana. Será el destino, pero en uno de estos retiros, conoció a los famosos Tres: Sir Elvir Charles Inferia, Kazu Fujitora y Viktor Luria. Vio indudablemente algo en ellos, y los patrocinó como instructor, tomando el lugar de su hermana. Siempre han tenido, por entonces, una relación muy cercana, y al reformar la Eclisiarquía en 1497, el Apotecario de Guerra lo nombró Tercer Inquisidor.
Para alguien tan instrumental para la historia del mundo entero, no solo la del Imperio, Aurelius es un hombre un tanto... aleatorio. Nunca se queda en un lugar por mucho tiempo, y a bordo del legendario Vingilot (que según las historias, se ganó en un juego de cartas contra la Reina Démeter) todavía se aventura por el mundo. Su presencia es legendaria, y sus recomendaciones siempre tenidas en cuenta, mismo si, probablemente, nunca haya hecho una página de papeleo en su vida.
Eccéntrico, algunos le dirían; un tipo de personalidad que no lleva a grandes cosas dentro de la máquina imperial. Dentro de esta, se resalta por sus logros, y no se suele recibir bien a los diferentes, a los pioneros, a los distintos. Sin embargo, la primera parte de esta afirmación conlleva más peso que la segunda, y no se puede ignorar a alguien con el listado de victorias del tercer Inquisidor. Alguien que peleó incluso desde antes de la Gran Cruzada para defender Cadia de la invasión.
Los Zant son una vieja casa de nobles que encuentra sus orígenes antes incluso del Imperio Dwindaliano. Fueron una de las familias que hizo el periloso trayecto de Xhorjas al Oeste, a la hora del avenamiento, por el comienzo de la tercera era. Aquel Éxodo de las Razas, entre los años 900 y 1100 D.C, es historia antigua, y pocos libros aún cuentan sobre una época previa al Emperador.
Así mismo, Aurelius Zant es el primer hijo de esta antigua casa. Es común escucharlo hablar de aquellos viejos tiempos, recordándole a todo el que se cruce que él no solo conoció a Tyr cuando este no era más que un simple mortal, sino que peleó contra él durante la Gran Conquista (lo que hoy se conoce como la primera cruzada). Siempre acota que fue vencido, y no solo eso, sino que su vida fue perdonada, tanto como la de toda su familia, a cambio de que los Zant juraran lealtad al nuevo Imperio.
Una cosa es inmediatamente clara al ver a los Zant: no son humanos. Sus estiradas estaturas, su piel brillosa y su aura divina los califica como Aasimar de Xhorjas, en las épocas del Monte Olympo. Así, eran en un principio enemigos de Tyr y de los Invencibles, hasta aquel confrontamiento. Desde entonces, los Zant dejaron Xhorjas y se asentaron en la capital, Zephra.
Pocos mortales pueden hablar de un tiempo antes de Xoth, antes del Imperio, antes del Nuevo Mundo. Aurelius fue testigo de todo. Cuentan las historias (pues nadie, excepto el inquisidor mismo puede negar o confirmarlas) que siempre fue un alma libre, y le dejó la primogénia a su hermana Minerva para explorar el mundo. Siglo tras siglo, los viajes más antiguos confirmados de Aurelius Zant lo sitúan en Ademre por los 1100, en Borealis por los 1200, de regreso a Zephra durante la Crisis de Sucesión de 1313 (donde sirvió como Ciervo de Perseo en la 4rta división de soporte aereo), para luego desaparecer de la historia.
En algunos listados, antiguos informes de guerra, se lo anota como una de las bajas durante la última misión de la 4rta división. Muy pocos sobrevivieron a esa escaramuza entre las montañas de Shast y los Picos Helados. El general y futuro héroe del Uroboros Perseo Vishkty regresó con vida a Zephra para la confrontación final entre los herederos al trono, y no se volvió a escuchar sobre Aurelius Zant.
Es dificil hacer un trazo exacto de exactamente qué le ocurrió. La familia Zant se mantuvo como una de las más poderosas de Zephra durante muchos años más, pasando la batalla contra Xoth del 1321 y perdurando las fuertes crisis de las Guerras de Retaliación. El asesinato del Barón Rallis, la Quema de Imre, la muerte de la Reina Lúthien. Nadie escuchó hablar de Aurelius.
Fue en 1360 que regresó. Bañado bajo la luz del Cometa Rojo, se apareció en una de las últimas grandes batallas de las Guerras de Retaliación, donde los ejércitos cadianos de Velheim batallaban contra las fuerzas del Dominio de Bor, lideradas por la temida Valaya Ulfast, del linaje de Ulfast Drakebeard, futuro Señor de la Guerra. Según los pocos escritos de aquella era caótica, fue Aurelius quien derrotó a la comandante, consolidando las tropas y reagrupándose para llevar a los Escudos Dorados a una nueva victoria.
Esta historia se cuenta siempre que alguien pregunte por la mística lanza roja que el Tercer Inquisido lleva. Este artefacto no es de poca importancia, y puede trazar su origen al pasado del mundo. Gae Bolg, la lanza maldita. Era Valaya Ulfast, aquella herética comandante, quien portaba la maldición, y se dice, como un último acto de odio, transfirió dicho hechizo a Zant. Aurelius desde entonces carga con la lanza roja, siendo el único capaz de contenerla.
Las Guerras de Retaliación fueron de los peores errores que las naciones de Cadia, el Dominio de Bor y el Cónclave Numrial cometieron. Quizá, muchos teorizan, los demonios influyeron en estos conflictos para debilitar al mundo, y prepararlo. La Decimotercera Incursión Demoníaca comenzó en 1366, y el mundo se hundió en la oscuridad. Esto fue hasta la resurrección del Emperador Tyr, en el mismo año, y el comienzo de su Gran Cruzada.
Para Aurelius, sin embargo, esto era la segunda conquista de Tyr, y rápidamente se reincorporó en las líneas de batalla. Se cuenta que el Emperador mismo tuvo un encuentro con el primogénito de los Zant, que había utilizado sus grandes capacidades para, en vez de pedir un encuentro con su viejo contrincante, aparecerse en los balcones de la fortaleza mejor guardada del Imperio. Allí, esperó a Tyr, y al verlo entrar en su recámara, le atacó con la mítica lanza carmesí, que según los rumores, no puede fallar.
El Emperador, por supuesto, detuvo el golpe, e inmediatamente reconoció a Aurelius como el de aquella época, en su vida mortal. Entonces, los dos hombres se abrazaron, y Zant le juró lealtad por segunda vez. Tyr, en su infinita bondad, vió el arma Gae Bolg, aquella maldición todavía cerrándose alrededor del alma de Aurelius, y decidió tomar aquel peso. Hizo lo imposible, y alzó el arma de las manos de Zant, resistiendo a aquel antiguo hechizo, y liberando a su amigo en el proceso.
Tyr, durante los proximos cincuenta años, cargaría con la lanza maldita, de forma casi imposible. Solo las bendiciones de los Ángeles le permitieron seguir. Sin embargo, a la hora de su derrota, se dice que fue Aurelius quien primero lo supo. Mismo estando a miles y miles de millas, sintió como la maldición nuevamente se aferraba a su corazón. El Emperador había muerto.
Desde entonces, en el siglo XV, Aurelius fue instrumental en cada una de los conflictos que el Imperio se encontró. No le debe nada a este, y todos los saben, pero siempre que algún ciudadano le pregunta porqué se interesa tanto por Cadia y sus vasallos, tiene la misma respuesta.
"El Imperio es el proyecto de un viejo amigo, y no podría vivir conmigo mismo si lo dejo deshacerse."
Como familia, los Zant contribuyeron mucho a la extensión de Tyrath. Minerva, que mantiene la cresta y el título, es la Instructora General de todo el Bastión Luz del Alba, dedicada a la perfección y el refinamiento de los acólitos. Así, entre aventuras (pues Aurelius regresó rápidamente a sus días de viajero), se detuvo en el Bastión a visitar a su hermana. Será el destino, pero en uno de estos retiros, conoció a los famosos Tres: Sir Elvir Charles Inferia, Kazu Fujitora y Viktor Luria. Vio indudablemente algo en ellos, y los patrocinó como instructor, tomando el lugar de su hermana. Siempre han tenido, por entonces, una relación muy cercana, y al reformar la Eclisiarquía en 1497, el Apotecario de Guerra lo nombró Tercer Inquisidor.
Para alguien tan instrumental para la historia del mundo entero, no solo la del Imperio, Aurelius es un hombre un tanto... aleatorio. Nunca se queda en un lugar por mucho tiempo, y a bordo del legendario Vingilot (que según las historias, se ganó en un juego de cartas contra la Reina Démeter) todavía se aventura por el mundo. Su presencia es legendaria, y sus recomendaciones siempre tenidas en cuenta, mismo si, probablemente, nunca haya hecho una página de papeleo en su vida.
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