Los Apotecarios del Nuevo Mundo

Al día de hoy, la Gran Cruzada comenzó hace poco más de 100 años. Fue un conflicto que duró décadas, comenzando en Cadia, Borealis y Tal'Dorei, para luego extenderse al Nuevo Mundo, Tyrath. Estas tierras desconocidas fueron poco a poco domadas por los grandes poderes del mundo, y repartidas entre países y naciones.   El Imperio, el Dominio y el Conclave no fueron los primeros, sin embargo, en llegar a Tyrath. Las enormes extensiones de tierras virgenes estaban ya ocupadas por nativos, razas que nadie conocía, y otras que algunos sí. Los dracónidos, los goliats, varias tribus de elfos. La gran migración de las razas de los años 300 D.C no había solamente ocurrido alrededor del núcleo prismático, sino también en el más allá, casi del otro lado del mundo. Sólo 1200 años después se conectarían las dos mitades   El Imperio Tyraliano fue el superpoder que más se extendió, ya que el Emperador mismo fue quien llevó la cruzada desde Dwindalia, pasando por Rinavel, Equinox y Figium; atravesando los Páramos Frígidos y liberando Callidus; cruzando hasta las tierras sombrías donde Abbadon luchó por última vez. Así, Tyr dejó grandes asentamientos en su camino, construídos con la fuerza monumental de fe perdida.   En los años después de la Gran Cruzada, varios individuos demostraron una capacidad mayor a la de cualquier otro en sus respectivos dominios. Al perder no solo al Emperador, sino también a tres de los cuatro primarcas (y teniendo a Fulgrim en Cadia), estos individuos de gran experiencia y poder se volvieron los pilares por los que el Imperio se construyó. Así se formó verdadermanete la religión imperial, o la Fe Eclisiárquica. Los Santos fueron de gran ayuda, pero el Imperio necesitaba organización.   Así, por decreto del mismo Virrey Fulgrim, se nombraron a los hombres y mujeres más capaces como Apotecarios del Nuevo Mundo, dedicados al desarrollo de aquel campo de experiencia que dominaban dentro del Imperio. Serían para Tyrath lo que los Altos Señores de Cadia son para el corazón del Imperio. Así, en la Junta de los Siete de 1415, cuando el cadáver del Emperador fue sentado en el Trono de Oro, se nombró al primer Apotecario, el Apotecario de Religión; Altair el Puro. Fue consecuentemente también el primer Arzobispo de la Eclisiarquía después de Fulgrim Tarsus, tanto como el Primer Santo del Imperio.   Luego de su muerte, no se volvió a nombrar Apotecario de Religión, ya que los Santos habían tomado ese lugar en el Imperio. Fueron los Altos Señores de Cadia, aquellos Siete hombres y mujeres responsables de las siete naciones que conforman Cadia, quienes tomaron la decisión de nombrar un Apotecario por faceta del Imperio que debía ser organizada. Así, se crearon los títulos de Apotecario de Ciencia, Apotecario de Ley (más tarde reemplazado por el Apotecario de Justicia) y Apotecario de Guerra.   Hoy en día, uno puede encontrar cinco Apotecarios vigentes. El Apotecario de Ciencia, de Guerra, de Justicia, de Arcana y de Política. Es una conocida controversia la del Apotecario de Marina, mejor conocido como Kazu Fujitora, un hombre que revolucionó la marina Imperial y fue rechazado en su nombramiento por el voto decisivo del corriente Apotecario de Guerra, Sir Elvir Charles Inferia.   Así, el Virrey y los Siete Altos Señores de Cadia controlan al Consejo de Apotecarios, que controlan a su vez Tyrath. El Consejo de Apotecarios solamente se reúne una vez por año, sin embargo, en las altas torres de Desembarco del Emperador, para discutir sus respectivas hazañas, descubrimientos, y reformas.   El Apotecario de Arcana, sin embargo, desde el 1469 que no se presenta a estos consejos. Mismo así, todavía no se ha tomado la decisión de retirarlo de su puesto, extrañamente; principalmente por los votos de Sir Lance Elvett Mathews, Alto Señor de Emon, de Dame Elliana Shar Thorfin, Alta Dama de Velheim, y de Sir Uther Arcturus Pendragon II, Alto Señor de Vintas.