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Astrid Farmsworth

La Desaparecida

Autora, luego desaparecida. ¿Quién fue Astrid Farmsworth? No restan ni registros ni escritos de su vida. Menos aún de su muerte. Solo aquellos que compraron la primera edición de "Sobre el Imperio Olvidado y el Origen del Emperador" poseen una simple autobiografía, que poco revela. Aún es un misterio lo ocurrido con ella después de partir del Bastión Luz del Alba.  
Nací hace unos 29 años, en uno de esos calurosos días de verano en Las Cruces, Desembarco, donde lo único que se te pasa por la cabeza es exterminar a los odiosos mosquitos. Mis padres esperaban a un niño fuerte, que ayude en las arduas labores de la fábrica y traiga el pan a la mesa. Lamentablemente el apellido Farnsworth muere conmigo.   Mis padres nunca fueron grandes creyentes, a diferencia de una gran parte de la población de desembarco. Lo único que trae tranquilidad es el trabajo duro, no rezarle a un supuesto hombre en el cielo que hizo poco y nada por nosotros. Así me crié, quizá teniendo poco materialmente, pero amor es algo que nunca me faltó.   Mis años de formación escolar fueron… engorrosos, por decir lo menos. Este concepto del ‘’Emperador’’y la eclesiarquia ya desde una temprana edad es algo que nunca me cerró, no era correcto, había algo terrible escondido bajo esa figura glorificada de Tyr, por alguna razón lo sabía.   Varias veces se llamó a mis padres a la escuela para hablar con mis profesores ya que no me puse de pie a la hora de cantar el Hymnis Imperatoria. Esto habla de ‘’libertad e igualdad’’ para todos los creyentes en el emperador, pero yo sabía que esto era una gran mentira, y no iba a mentir frente a todos.   Ya llegado al secundario, me interesé particularmente en historia. Mientras mis compañeros abominaban tener que saber cada fecha y cada evento, yo veia algo mas, veia fascinantes relatos y enseñanzas frente a mi. Estudiando a las grandes figuras que tallaron este imperio encontré propósito, encontré motivación, tomando como ejemplo a héroes me propuse alejar a mis padres de esta situación y encontrarles una vida mejor, como agradecimiento por todo lo que hicieron por mi.   ‘’Cuando crezca voy a cambiar el mundo, como Fulgrim!’’ le decía a mi madre, a lo que ella respondía ‘’Niña zonza, los primarcas son semidioses!, no hay lugar para nosotras en lo más alto del imperio’’   Sin embargo, cuanto más me adentraba en la historia del imperio Tyraliano (La única que se ocuparon en enseñarnos, obviamente), más cosas extrañas empezaba a notar. Viendo el índice de mi libro ‘’Nacimiento de una Nación, Historia de Tyrath’’, notaba que por mediados del siglo XV d.C no hay mucho escrito sobre hechos particulares, por no decir que no hay absolutamente nada.   Es más, desde 1419 hasta 1469 (un gran año) no hay ni un solo evento histórico registrado.   ¿Cómo es esto posible? me pregunté, si los últimos siglos estuvieron llenos de eventos significativos, la historia decidió descansar por casi 50 años?   No solo eso, más importantemente el evento sobre el Viaje de los Tres (viaje de Charles, Fujitora y Luria) tiene una gran mancha blanca. La historia dice que desaparecieron por 2 años! Y luego fueron encontrados en Qoeldrass, donde Fujitora arrancó sus ojos y Luria nunca más fue visto. ¿Cuál es la explicación de esto? ¿Qué pasó con Luria?   El imperio lleno de héroes, historias y virtudes también tiene grandes incógnitas, incógnitas que me propuse a revelar.   Mi profesora de aquel entonces, la Sra. Shelby, nos enseñaba con una pasión tan abundante que uno nunca podría ver la historia solo como fechas y eventos. Sus ojos brillaban cuando relataba la Gran Resurrección, y su voz rompía al describir cómo Yerm, Fulgrim y Saguinus le pusieron fin a Kallemtur.   La Sra. Shelby era ya una señora de edad, por lo que sabía que nunca podría cumplir hazañas como los grandes héroes. Sin embargo, al contar estas historias a sus alumnos, se sentía como estar ahí, viendo la escena con tus propios ojos, nada la llenaba más de alegría.   Pues es así que decidí ir a consultarle sobre estas intrigas, seguro la Sra. Shelby podría responderme, seguro habría una buena razón para estas manchas en la historia. Pues es algo que lamento hasta el día de hoy.   La clase habia terminado, los otros niños tomaban sus cosas y se iban apresuradamente, como escapando de un salon de tortura. Esperé pacientemente a que todos salgan y me acerque a la Sra. Shelby   ‘’Astrid? ¿Qué pasó Hija? has perdido algo?’’ Me preguntó.   ‘’Sra. Shelby, estuve estudiando un poco y hay algo que no me puedo quitar de la cabeza…’’ Dije nerviosamente.   ‘’¡Claro! Dime hija, con que te puedo ayudar? ¿Se trata de la Batalla de la Marea Roja?’’   ‘’No… hay, hay algo que no logro comprender, y ninguno de los otros niños parece preguntarse, ¿por qué razón no hay historia registrada a mediados del siglo pasado? es que nada pasó en todo ese periodo? Y… Y más importantemente, ¿qué pasó con el anterior Apotecario de Ciencia?’’   La cálida sonrisa de la Sra Shellby fue reemplazada por un rostro gélido cuando mis palabras terminaron de salir de mi boca.   ‘’Pequeña Astrid…’’ Dijo mientras miraba si alguien nos escuchaba, ‘’Esas preguntas no se hacen hija… no debes decir esas cosas tan fuerte en publico, si alguien no tan agradable como yo escuchase esas preguntas no terminaría bien para ti, sabes que se prohibió hablar del ex Apotecario no? Ya, vete a casa que se hará tarde.’’   ‘’Por favor Señora Shelby! Tengo que saberlo!’’ Le dije ansiosa   La Señora Shelby se tomó un momento para considerar, observandome fijamente. Luego, acercándose hacia mi oreja gentilmente, en una voz más baja la Sra. Shelby me dijo: ‘’El imperio hace mucho más que ocultar la historia, Astrid. Pues tienes razón, no solo hay misterio sobre la muerte de Luria, si no que los libros están llenos de incógnitas y discrepancias…’’   Y así la Sra. Shelby continuó y continuó acerca de sus teorías de las varias mentiras y mimetismos del Imperio. Incluso, como una niña, estaba perpleja. Entendí porque tomaba tanta precaución. Luego de un gran sermón, la Sra. Shelby me hizo prometer que no hablaría de esto con nadie, y esa fue una promesa que hubiese amado mantener.   Esto se había transformado en algo regular, luego de clase pasamos horas conversando y debatiendo teorías acerca de la historia. La Sra. Shelby llegó hasta a enseñarme algunos cantrips de magia arcana, me contó que ella era una maga de ‘’Divinacion’’, una de las 8 escuelas.   ‘’Lo necesitarás para defenderte, Astrid.’’ Me decía ella, y yo sin chistar aprendí aunque la magia no se me daba muy bien. Era gracioso ver a los niños asustados cuando usabas Message en ellos.   Un día, mientras caminaba por los pasillos con unos documentos que la Sra. Shelby me entregó acerca de la masacre de la Orden Exalta y el éxodo de los magos, me topé de choque con Marcel y sus compañeros. Vi todas las hojas volar frente a mi.   -Woooow, que es todo esto Astrid? Decía Marcel mientras tomaba alguna de las hojas, los otros niños reían detrás de él.   -Devuelvemelo Marcel! No es de tu incumbencia! Gritaba desesperada, eran documentos que solo yo podía ver. Con mi mano intentaba arrebatarselos, pero siempre fui muy menuda, Marcel miraba mis esfuerzos entretenidos, riendo.   -Ven y quitamelos, Ñoña! ¡Tomen muchachos, corran, no se los devuelvan! Decía mientras todos los otros niños corrían con mis papeles. No pude hacer más que llorar e intentar perseguirlos inútilmente.   -¡¿Qué está ocurriendo aquí?! Gritó el director Grimshaw, furioso. Los niños se quedaron petrificados ante tal grito.   -¿Otra vez molestando, señor Marcel? ¿le has quitado sus cosas a la señorita Farnsworth? ¡No me sorprende de ti ya, a mi despacho!   Los niños le entregaron mis cosas al director, pero para ese entonces ya era muy tarde. Antes de devolverlas, el director ojeo que estaba leyendo, con los ojos bien abiertos y una ceja elevada.   -Que interesante texto, Astrid- Dijo con un tono ácido. -¿Dónde lo has conseguido? No recuerdo haber visto esto en la biblioteca.   Quise inventar algo, decirle que lo había encontrado en la calle, que estaba bajo un pupitre y alguien lo había olvidado, cualquier cosa hubiese bastado, pero me vi incapaz de mentirle al director Grimshaw. Petrificada del miedo, tuve que decir la verdad. -La señora Shelby me los dio- Dije asustada.   -Hmmm, con que la vieja Shelby, eh? Me parece que tendré que hablar con ella. Me quedaré con estos documentos jovencita, no deberías meter tus narices en donde no te incumbe. Tengo entendido que en breve hay exámenes, aplícate y estudia para aquello. Puedes retirarte.   Al otro día, el director se acercó a nuestra clase a informarnos que la Sra. Shelby se había ido a otra provincia, y que no sería más nuestra profesora. Bajo mi pupitre, encontré un pequeño sobre, conteniendo unos pequeños dados y una nota.   ‘ ’Vincit Veritas, Astrid Nunca lo olvides’’ -Margot Shelby   ¿Por qué la señora Shelby tuvo que morir por querer acercarse a la verdad? Sabía que quien sea que la estaba ocultando no era con intereses de proteger a la humanidad, sino de protegerse a sí mismo. Es por eso que, si alguien amenaza con descubrirla, serán exterminados.   La señora Shelby desapareció por ser honesta… y por mi estupidez. Y eso es algo que nunca más voy a permitir.   De ahí la vida me llevó a dedicarme a la historia, o más bien dedicarse a la verdad, como a mi me gusta llamarlo. Conocer culturas, historias, tradiciones, formas de vivir, nutre la mente y da una perspectiva distinta sobre el curioso mundo que habitamos. Mi objetivo es descubrir las mentiras de este mundo y derrotar a las mentes detrás de ellas, es luchar por un mundo más justo.   Así, con mis libros y magia a mi disposición, yo, Astrid Farnsworth, voy a derrotar a quien sea que esté entrometiendo con lo que me es preciado.

De humildes comienzos, Astrid siempre buscó la verdad. Quizá sus preguntas la llevarían a un terrible destino, pero no por eso dejó de hacerlas.

View Character Profile
Age
29
Year of Death
1503
Circumstances of Death
El camino de la inquisición no suele preocuparse por aquellos que atraviesa.
Children
Eyes
Verdes
Hair
Corto, castaño.
Skin Tone/Pigmentation
Blanca
Height
1.72
Belief/Deity
Astrid era atea. Quizá algo tendrá que ver aquello con su inesperado fin.

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