Clero del Juez de los Muertos
Elminster Aumar: “He visto morir imperios y dioses, y aun así, nada perturba tanto el orden del mundo como una muerte que se niega a permanecer muerta.”
Quien consulte esta guía debe abandonar la noción errónea de que el clero de Kelemvor actúa como un cuerpo uniforme, pues tal simplificación solo conduce a malentendidos peligrosos. La Iglesia del Juez de los Muertos está compuesta por oficios diferenciados, establecidos para preservar el orden natural del tránsito final y evitar que la muerte sea manipulada, temida o comerciada. Los Guías de la Perdición ejercen la disciplina interna de la fe y la supervisión de sus recursos; son jueces antes que cazadores, encargados de corregir desviaciones doctrinales y de asegurar que ningún templo, sacerdote o aliado olvide que la muerte no sirve a ambiciones mortales. Los Guías de la Muerte, por su parte, recorren caminos y ciudades como mensajeros entre santuarios, llevando enseñanza, auxilio y registro, y recordando a los vivos que el final no es castigo, sino destino compartido.
Los mortárcas constituyen el corazón ritual de la iglesia: consagran tumbas, custodian el saber funerario y ofrecen consuelo a quienes aún cargan con el peso del duelo, pues no toda labor del clero empuña una espada, y no toda victoria se mide en cadáveres destruidos. En contraste, los necrobanes representan la respuesta final ante la profanación: buscan, contienen y aniquilan a los no muertos y a toda forma de existencia que retenga un alma más allá de su debido juicio, sin deleite ni odio, solo por necesidad. A estos oficios se suman custodios, sepultureros y órdenes afiliadas, cuya tarea es vigilar cementerios, mantener santuarios y alertar ante cualquier señal de corrupción.
Así se sostiene el equilibrio de la fe de Kelemvor: con jueces que observan, mensajeros que advierten, guardianes que consagran y ejecutores que ponen fin. Ninguno de estos roles existe para inspirar temor, aunque el temor a menudo los precede. Recordad esto, aventurero: si varios oficios del clero se reúnen en un mismo lugar, no es por ceremonia ni por azar, sino porque el orden de la muerte ha sido quebrantado, y el Juez no tolera apelaciones tardías.
Escrito por Lukan Vhalanor , 7 de Kythorn, 1492 DR




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