En los vastos Reinos Olvidados, donde los amaneceres doran montañas antiguas y las noches guardan secretos que ni los dioses osan pronunciar, se despliega un mundo forjado por la magia, la aventura y la eternidad misma.
Allí, entre océanos que rugen con furias elementales, se alzan ciudades cuyas torres tocan el firmamento: Waterdeep, la Joya del Norte, donde héroes y villanos cruzan sus destinos; Neverwinter, que desafía al invierno eterno; y Baldur’s Gate, guardiana de mil intrigas que hierven bajo sus muros.
En las sombras profundas del subsuelo, donde la luz nunca nació, yace Menzo-berrázan, reino de acero, traición y telarañas, hogar de los drow y de la diosa que teje el destino de todos: Lolth. Más al norte, donde la ventisca es un látigo de hielo, los Valles del Viento Helado protegen secretos enterrados desde la era de gigantes y demiurgos.
La Trama, fuente de toda magia, palpita como un corazón oculto bajo la piel del mundo. A través de ella, archimagos como Elminster desafían el tiempo, y ruinas flotantes de antiguos imperios caídos, como las de Netheril, proyectan su sombra sobre los siglos.
Los dioses caminan entre mortales, y sus susurros son capaces de encender guerras o inspirar milagros. Mystra, guardiana de la magia; Lathander, señor del amanecer; Shar, soberana de la oscuridad eterna; todos ellos extienden sus voluntades como hilos invisibles que tensan el destino de Faerûn.
Héroes legendarios dejaron huellas ardientes: el solitario Drizzt, que desafió la oscuridad de su sangre; Bruenor, martillo en alto contra la desesperanza; Szass Tam, el lich que desafía a la muerte misma. Cada uno es una chispa en la tormenta que recorre la historia de los Reinos.
Y más allá de las montañas, más allá de los mares, más allá incluso de lo que los bardos cantan, laten tierras salvajes, guaridas de dragones dorados, criptas embrujadas, reinos feéricos y portales hacia mundos que solo abren para aquellos que tienen un destino marcado por el fuego.
Porque en los Reinos Olvidados, cada sendero puede convertirse en leyenda, cada viajero puede levantar una espada contra la oscuridad o abrazarla… y cada palabra puede convertirse en un eco eterno.
En aquel mundo, donde la aventura nunca duerme, lo único imposible es no soñar.