NMO11: Libertad-Oscuridad

34 días en la oscuridad
Krepost-na-Ozerey, Svartmie     Todo había salido mal. La supuesta autoridad brindada por la capitana Erde Craneoscuro no les valió para librarse por haber quebrantado la ley duergar, atacando a alguien en las calles del Distrito de Lagoscuro. Aunque este fuera un derro. El mismo día que habían aceptado colaborar con los Guardianes de la Piedra, terminan de regreso en su celda, prisioneros. Y dos largos ciclos se suceden sin recibir visitas ni atisbos de su futuro, hasta que se presenta Erde. Escueamente, la duergar les dice que ya sabe quienes son. Un grupo de elfos oscuros se ha presentado ante ella, reclamando su mercancía y, aunque a regañadientes, pagando una recompensa por ella. En sólo cosa de tiempo, entonces, para que sea devueltos a los drows y trasladados de vuelta a Velkynvelve, más de un mes después de escapar.   Pero en algo están de acuerdo. No pueden volver a aquella oscura celda.   Traman entonces para escapar de la prisión duergar en el Krepost-na-Ozerey, y su primer paso funciona a la perfección cuando Vander, aprovechando la distracción de los demás, logra abrir la puerta de la celda con una fina daga conjurada por Khada Jhin. Ahora queda el guardia, y se abalanzan sobre él. Pero no contaban con la innata habilidad de los enanos grises de hacerse invisibles, y en fracción de segundos dos guardias más caen sobre ellos, mientras un cuarto corre a dar la voz de alarma.   La lucha es feroz, y desesperada, y finalmente logran vencer. Pero sólo es una victoria transitoria. Más pasos se acercan. Otro par de duergar bajan las escaleras de la sala de guardias, y Khada decide oscurecer la zona. Cautos, los duergar retroceden. Y esa eterna oscuridad, la desesperación comienza a hacer lo suyo. Khada ha atisbado más allá de la escalera y visto el pelotón de Guardianes de la Piedra que espera por ellos. Pero los demás no, aunque escuchan el intercambio de palabras, y amenazas.   Entre la espada y la pared, y sin poder soportar la tensión, Claridell reacciona. Esperando encontrar un enemigo al cual atacar, deja atrás el velo oscuro pero de forma inmediata todo se oscurece para ella cuando dos duergar, que esperaban invisibles, la atacan. Cae.   Instintivamente, Ron Marea Baja escuchando los golpes e intuyendo que un compañero ha caído, abandona la seguridad de la oscuridad para intentar ayudar, pero los duergar también lo toman por sorpresa. Herido por el combate anterior, no soportó otro golpe más y cae.   El tercero en caer es el príncipe Derendil. Espoleado por el olor a sangre, y la desesperación del encierro, se abalanza más allá de la oscuridad sólo para ser acribillado por las jabalinas de los enanos grises.   Decidido a salir de allí, Khada Jhin les dice a los demás: todo, o nada. Y disuelve su oscuridad mágica. Y cuando se lanzan a correr hacia adelante, mientras el pelotón duergar comienza a moverse, vuelve a oscurecer todo. Soldados curtidos, los enanos se agrupan y comienzan a lazar sus jabalinas alrededor de ellos. Pueden escuchar las armas chocar con el suelo, aquí, o allá, o contra ellos. Vander y Tywin caen víctimas de la lluvia de proyectiles, mientras Tharak espera su momento y Khada intenta alcanzar la escalera que lleva hacia el exterior.   Khada no lo logra. Tharak si. Y mientras el brujo retrocede hasta la celda de la que arrancase, el githzerai apela a su magia para zafar de la línea de enanos y correr hacia la salida. Pero los enanos, disciplinados, parecen haber puesto sobre alerta al Krepost-na-Ozerey en cosa de minutos. Mientras corre hacia la salida, Tharak Grover es acribillado por los Guardianes de la Piedra sin ningún atisbo de reacción en sus rostros.   A Khada Jhin no le va mejor. Y en su última actuación, lucha con uñas y dientes frente a cinco duergar que lo han seguido. Sangrando profusamente, en un último suspiro imagina como cae el telón y lanza su arma en una floritura para luego despedirse. La función ha terminado.   La Infraoscuridad es un lugar hostil. 34 días huyendo, buscando volver a ver la luz del sol, pero no lo lograron. Uno a uno fueron cayendo, desde un comienzo. Quizá nunca tuvieron lo necesario para enfrentarse a la Infraoscuridad, donde sólo los más audaces sobreviven...