El Hechicero Loco

Historia de Eryan Serath / Imran Milesternk

  Eryan Serath fue uno de los hechiceros más brillantes de su tiempo, un hombre cuya ambición y devoción por su hija lo llevaron a sacrificar todo, incluso su cordura, para proteger lo que más amaba. Ahora conocido como Imran Milesternk, el "hechicero loco", vaga por Drakenlander, una tierra que él mismo ayudó a fundar, atrapado entre los fragmentos de su memoria y los ecos de un pasado que no puede olvidar.   Eryan Serath llegó a lo que eventualmente se convertiría en Drakenlander cuando estas tierras eran salvajes y peligrosas. Enviado por la Gran Academia de Magia de Igmira, fue convocado por Galad "el Ilustre", un dragón dorado que buscaba civilizar estas tierras y establecer un reino próspero. Impresionado por la visión de Galad, Eryan se convirtió en su aliado más leal, utilizando su magia para construir fortalezas, proteger comunidades y enseñar a los primeros líderes de Drakenlander.   Sin embargo, mientras Eryan ayudaba a Galad, su hija Nerys, que lo había acompañado desde Igmira, comenzó a enfermar. Los primeros signos eran leves: fatiga, palidez y ocasionales desmayos. Pero con el tiempo, la enfermedad progresó, y Eryan descubrió que la causa era una exposición prolongada al ikonium, un mineral abundante en Drakenlander pero poco comprendido en ese entonces. Desesperado por salvarla, Eryan buscó respuestas más allá de la comprensión mortal.   Ignorando las advertencias de Galad y otros sabios, Eryan comenzó a investigar en textos antiguos y prohibidos. Finalmente, encontró un ritual que prometía salvar a Nerys, pero a un precio terrible: invocar el poder de entidades más allá del velo de la realidad, seres cuya mera existencia desafiaba la cordura. Eryan sabía que este camino era peligroso, pero no podía aceptar la muerte de su hija.   El ritual fue un éxito parcial. Nerys fue salvada, pero ya no era completamente humana. Su exposición al ikonium, combinada con la energía caótica del ritual, la transformó en algo más: un ser que no envejecía y cuya carne parecía poseer un brillo tenue y una rigidez antinatural, como si la magia hubiera cristalizado parte de su esencia. Aunque Nerys seguía siendo ella misma en espíritu, su inmortalidad venía acompañada de un aire de fragilidad y una soledad inherente.   Eryan, por su parte, no salió ileso. La interacción directa con las entidades lo destrozó. Su mente, antaño brillante, se quebró en un millón de piezas. Su percepción del tiempo se volvió errática: eventos recientes se sentían como recuerdos lejanos, y recuerdos antiguos parecían frescos. En su delirio, abandonó su nombre original y adoptó el de Imran Milesternk, un eco de alguna memoria perdida o una inspiración que nadie más entendía.   Imran Milesternk siguió protegiendo Drakenlander, aunque ya no como el brillante estratega y mago que alguna vez fue. Su locura lo hacía impredecible: un día podía salvar una aldea entera con un hechizo que manipulaba tormentas, y al siguiente, destruir cultivos al intentar convertir la tierra en oro. A pesar de todo, los habitantes lo veneraban como un protector caótico, temiendo su ira pero agradeciendo su presencia.   Nerys, por su parte, permaneció a su lado durante siglos, intentando mantenerlo a salvo de sí mismo. Sin embargo, con el tiempo, Nerys comenzó a cambiar. Aunque inmortal, la magia salvaje que la había transformado le permitió envejecer lentamente, lo suficiente para sentir el peso de los años. La culpa por lo ocurrido y el dolor de ver a su padre reducido a una sombra de lo que fue la consumían.   Finalmente, Nerys tomó una decisión desgarradora: se separó de Imran. La visión del hombre que había sacrificado todo por ella, ahora perdido en su locura, era demasiado para soportar. Vagando por Gaeia, Nerys buscó desesperadamente una cura para la condición de su padre, pero sabía en su corazón que nunca la encontraría. Su partida no fue por falta de amor, sino por el profundo dolor de ver cómo el hombre que la amó tanto ya no existía verdaderamente.   Hoy, siglos después, Imran Milesternk sigue siendo una figura legendaria en Drakenlander. Los bardos cantan sobre el "hechicero loco" que ayudó a fundar el reino y cuya magia aún protege sus fronteras. Nerys, ahora una figura enigmática que rara vez se deja ver, vaga por el mundo buscando respuestas, cargando con la memoria de su padre y el peso de su sacrificio.   Aunque Imran nunca podrá recuperar la cordura, su sacrificio y amor por Nerys son recordados como un acto de devoción sin igual, un recordatorio de los riesgos de jugar con fuerzas más allá del entendimiento humano y del precio de proteger a quienes amamos.