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Thu 27th Jul 2023 01:12

The Journal Entry’s title

by Rilhen Aval-dor

Desde su nacimiento, Rilhen mostró un talento innato para la magia. Sin embargo, no fueron sus padres quienes lo entregaron a su destino, sino su hermana mayor, Serel Aval-Dor, nacida ya hacía más de un siglo. A pesar de su lejanía con los padres, Rilhen encontró en Serel una mentora y una guía. Serel se destacaba por su luz interior y su cuidado constante, aunque como buena aventurera, su presencia era tan intensa como efímera. Pasaba años fuera, pero cada regreso marcaba la vida de Rilhen como una ruptura luminosa en la rutina, reavivando su pasión por la magia y dándole dirección.
Gracias a ella fue aceptado como iniciado en la Orden de los …, donde Rilhen se destacó rápidamente por su meticulosidad, su disciplina, y su poderosa conexión con la tierra y magia. Solitario, centrado, y de voluntad firme
Maeron era un alto miembro de la Orden. Un erudito respetado, carismático, pero profundamente corrompido por ambiciones ocultas. Maeron había puesto los ojos en un objeto recientemente obtenido: un amuleto de ébano con un vial de sangre incrustado, cuyo poder oscuro debía ser contenido o destruido. Sin embargo, Maeron no deseaba sellarlo ni destruirlo. Lo codiciaba. Sabía que no podía tomarlo sin ser descubierto, así que realizó un plan y usó a Rilhen como instrumento.
Comenzó lentamente, con elogios bien medidos, misiones cercanas a la cámara del artefacto, y sugerencias veladas sobre “sectores olvidados de la Orden”. A través de esta manipulación, Maeron sembró en Rilhen una fascinación progresiva que fue tornando en obsesión. El amuleto comenzó a afectarlo: visiones, voces, pérdida de tiempo y control. Rilhen no sabía que la exposición no era casual, sino cuidadosamente aumentada por Maeron para quebrarlo poco a poco.
Cuando Rilhen empezó a mostrar signos de inestabilidad, Maeron dio el siguiente paso: le habló de un supuesto complot dentro de la Orden, de enemigos que querían destruir el amuleto sin comprender su poder. Lo convenció de que debía huir con el objeto para protegerlo... y esperar su señal.
Rilhen, fragmentado por dentro, obedeció. Robó el amuleto y partió al otro continente, convencido de que estaba cumpliendo una misión noble. Pero apenas llegó, Maeron lo interceptó en secreto, le quitó el objeto y lo dejó por muerto. Para proteger su identidad y su traición, Maeron falsificó el amuleto: una réplica mágica perfecta, sin el aura de poder del original. La dejó sellada en la cámara, reforzó las barreras, y volvió a la Orden sin levantar sospechas. Para todos, Rilhen había traicionado la confianza de la Orden y huido sin razón. Para Serel, la única noticia fue esa: su hermano desapareció por decisión propia. Aunque dolida, creyó en esa versión, pensando que quizás había iniciado su propio camino de aventuras, y mantuvo la esperanza de un reencuentro.
Mientras tanto, Rilhen fue hallado a las puertas de un templo dedicado a Schala, apenas con vida, inconsciente, y con la mente fragmentada. Los monjes reconocieron la marca de la corrupción mágica y lo acogieron. Comenzó entonces un proceso de sanación largo y silencioso: rituales, plegarias, años de aislamiento interior. Durante diez años, Rilhen permaneció en el templo, ya no como paciente, sino como uno más de ellos. Recuperó su centro, su vínculo con la tierra, y su voluntad. Pero sus recuerdos permanecieron incompletos: solo sabía que había huido, y que algo lo había destruido desde adentro.
Finalmente, con el alma restaurada, tomó una decisión. Dejó el templo y se unió al grupo de mercenarios conocido como "Los Excéntricos", en busca de propósito, redención… y tal vez fragmentos perdidos de verdad. No recuerda a Maeron como su traidor, ni el verdadero motivo de su fuga. Pero algo, muy dentro de él, le dice que aún hay cuentas pendientes.

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