Vil, engreída, y tiránica. Ishtar es la Regente de Kabal, y por ende, de todo Russ. Es un ejemplo de la tiranía en la que se encuentra Markett bajo el Gran Sultán.
- Gender
- Mujer
La Regente de Russ, tanto como de Vers, Ishtar Enkidu, fue puesta en su posición por el mismo Gran Sultán. Es una de sus más fervientes admiradoras, tanto así como una sirvienta leal y eficaz. Luego de la traición de Vers, que tiró abajo a los Mikihiro y a los Sho, tanto como a todas las casas vasallas de las dos ciudades, Ishtar tomó el control de toda la zona alrededor del Núcleo Prismático, mientras Xerxas construía Alexandria.
Hoy, gobierna las zonas con un puño de hierro. Es una Genasi de Viento, nativa de Russ, que se entregó a Xerxas como una de sus tantas concubinas. Se dice que en esa época, el Gran Sultán, para distraerse de sus invasiones fallidas a Vers, convocaba a las mujeres más bellas de todo su vasto Imperio para que le sean sus sirvientas.
A estas mujeres, les daba tres días para contarle una historia que le interese. Si no lo lograban, eran ejecutadas. Ishtar, al parecer, una de estas mujeres, cautivó tanto al Sultán, que este la tuvo como su única concubina durante casi mil noches, escuchando sus historias, mientras planeaba la caída de Vers.
Al ocurrir la traición de Vers por una de las casas de Deiri, Xerxas se retiró de su palacio en Kabal, para construir Alexandria. Se lo entregó a Ishtar, por haberle entretenido durante tiempos turbulentos. Algunos dicen que le dio la posición de Regente por que había denotado, en sus tantas noches juntos, una crueldad tiránica, que era exactamente lo que el Gran Sultán necesitaba para dominar con puño de acero el desierto y las nuevas tierras conquistadas.
Además, Xerxas, para que defienda su ciudad, le dio una de sus grandes armas, Artemisa, el arco de oro. Se le comenzó a llamar, por entonces, la Dama de Oro, ya que portaba este artefacto, que era tanto un arma como un vehículo. Se dice que era el anterior arma del Gran Sultán, previo a la Lanza Maldita.
Ishtar, en sus ya 70 años como Regente, mantuvo sus cargos, y no por falta de aspirantes, sino por su propia ingeniosidad. Se dice que poderosos príncipes, nobles mercantes y familias ricas quisieron tomar una parte del poder que cargaba la regente, pero ella siempre encontró la forma de eliminar a todos sus competidores.
Es famosa la historia de los Von Pendelton, que Ishtar arruinó con acusasiones, para luego masacrar sin respiro. Sin embargo, fueron estas acciones tiránicas lo que llevaron a FP, el único sobreviviente de la gran familia, a comenzar las Serpientes de Russ, los peores enemigos de la regente, que serían su principal problema.
Dirige gran parte de los jacales, y domina su territorio cual tirano. Xerxas ya no suele bajar de Alexandria, por lo que su gran imperio se divide principalmente en los tres regentes a su cargo. Ishtar, la mas poderosa, controla Russ y Vers. Xinvalir, el sabueso, controla Nirr, y por último, Karna, el héroe de la Caridad, controlaba Lorn.
Este último, Karna, decidió revelarse contra el gran Xerxas, ya que todo Markett estaba sufriendo por la crueldad de Ishtar y de su sabueso, Xinvalir. Un tipo amable, excelente, todo lo contrario a la Regente de Russ. El Gran Sultán aceptó el duelo, y le ganó, principalmente por el sentido del honor inquebrantable de Karna.
Fue enviado a Cielo Negro, junto con muchos otros que Ishtar comenzó a considerar "peligrosos". Desde su movimiento con los Von Pendelton, se la apoda la Vil, y sus actos siguientes solo fueron peores. Sin embargo, fue la rebelión de Karna lo que realmente la volvió histérica y completamente tiránica, ya que no solo su posición se ponía en cuestión, sino la de su amado Xerxas, Hijo del Sol, que le había dado todo.
Reprime con fiereza cualquier movimiento de rebelión dentro de Kabal. Sin embargo, tanta fuerza genera un movimiento contrario. Las Serpientes de Russ comenzaron, bajo FP, a hacerle la vida imposible. Luego, cuando finalmente pudo encerrar a ese maleante en Cielo Negro, Spartacus y sus esclavos se escaparon del coliseo, y ahora andan por todo el Desierto liberando a los esclavos de los varios traficantes (muchos bajo la protección de Ishtar, para fomentar el comercio).
Así, el castillo de cartas que durante setenta años la Regente construyó, está viniéndose abajo. Esto parece haberla afectado más de lo normal, pues mandó a crucificar a más de quinientos esclavos, además de extirpar a todos los consejeros de su gobierno, sacrificándolos.
Ahora, solo tiene a Xinvalir, su fiel sabueso guardián, para protegerla. Este está en camino, desde Nirr, para defender Kabal de la inevitable rebelión contra el Gran Sultán. Ishtar, por más que rece, por más que pida ayuda, tiene los días contados. Ella lo sabe. Hay que tener cuidado: un animal acorralado puede ser muy peligroso.
Hoy, gobierna las zonas con un puño de hierro. Es una Genasi de Viento, nativa de Russ, que se entregó a Xerxas como una de sus tantas concubinas. Se dice que en esa época, el Gran Sultán, para distraerse de sus invasiones fallidas a Vers, convocaba a las mujeres más bellas de todo su vasto Imperio para que le sean sus sirvientas.
A estas mujeres, les daba tres días para contarle una historia que le interese. Si no lo lograban, eran ejecutadas. Ishtar, al parecer, una de estas mujeres, cautivó tanto al Sultán, que este la tuvo como su única concubina durante casi mil noches, escuchando sus historias, mientras planeaba la caída de Vers.
Al ocurrir la traición de Vers por una de las casas de Deiri, Xerxas se retiró de su palacio en Kabal, para construir Alexandria. Se lo entregó a Ishtar, por haberle entretenido durante tiempos turbulentos. Algunos dicen que le dio la posición de Regente por que había denotado, en sus tantas noches juntos, una crueldad tiránica, que era exactamente lo que el Gran Sultán necesitaba para dominar con puño de acero el desierto y las nuevas tierras conquistadas.
Además, Xerxas, para que defienda su ciudad, le dio una de sus grandes armas, Artemisa, el arco de oro. Se le comenzó a llamar, por entonces, la Dama de Oro, ya que portaba este artefacto, que era tanto un arma como un vehículo. Se dice que era el anterior arma del Gran Sultán, previo a la Lanza Maldita.
Ishtar, en sus ya 70 años como Regente, mantuvo sus cargos, y no por falta de aspirantes, sino por su propia ingeniosidad. Se dice que poderosos príncipes, nobles mercantes y familias ricas quisieron tomar una parte del poder que cargaba la regente, pero ella siempre encontró la forma de eliminar a todos sus competidores.
Es famosa la historia de los Von Pendelton, que Ishtar arruinó con acusasiones, para luego masacrar sin respiro. Sin embargo, fueron estas acciones tiránicas lo que llevaron a FP, el único sobreviviente de la gran familia, a comenzar las Serpientes de Russ, los peores enemigos de la regente, que serían su principal problema.
Dirige gran parte de los jacales, y domina su territorio cual tirano. Xerxas ya no suele bajar de Alexandria, por lo que su gran imperio se divide principalmente en los tres regentes a su cargo. Ishtar, la mas poderosa, controla Russ y Vers. Xinvalir, el sabueso, controla Nirr, y por último, Karna, el héroe de la Caridad, controlaba Lorn.
Este último, Karna, decidió revelarse contra el gran Xerxas, ya que todo Markett estaba sufriendo por la crueldad de Ishtar y de su sabueso, Xinvalir. Un tipo amable, excelente, todo lo contrario a la Regente de Russ. El Gran Sultán aceptó el duelo, y le ganó, principalmente por el sentido del honor inquebrantable de Karna.
Fue enviado a Cielo Negro, junto con muchos otros que Ishtar comenzó a considerar "peligrosos". Desde su movimiento con los Von Pendelton, se la apoda la Vil, y sus actos siguientes solo fueron peores. Sin embargo, fue la rebelión de Karna lo que realmente la volvió histérica y completamente tiránica, ya que no solo su posición se ponía en cuestión, sino la de su amado Xerxas, Hijo del Sol, que le había dado todo.
Reprime con fiereza cualquier movimiento de rebelión dentro de Kabal. Sin embargo, tanta fuerza genera un movimiento contrario. Las Serpientes de Russ comenzaron, bajo FP, a hacerle la vida imposible. Luego, cuando finalmente pudo encerrar a ese maleante en Cielo Negro, Spartacus y sus esclavos se escaparon del coliseo, y ahora andan por todo el Desierto liberando a los esclavos de los varios traficantes (muchos bajo la protección de Ishtar, para fomentar el comercio).
Así, el castillo de cartas que durante setenta años la Regente construyó, está viniéndose abajo. Esto parece haberla afectado más de lo normal, pues mandó a crucificar a más de quinientos esclavos, además de extirpar a todos los consejeros de su gobierno, sacrificándolos.
Ahora, solo tiene a Xinvalir, su fiel sabueso guardián, para protegerla. Este está en camino, desde Nirr, para defender Kabal de la inevitable rebelión contra el Gran Sultán. Ishtar, por más que rece, por más que pida ayuda, tiene los días contados. Ella lo sabe. Hay que tener cuidado: un animal acorralado puede ser muy peligroso.
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