Como todas las erinias, Nariangela es una figura imponente y atractiva, pero su belleza es fría y mortal. Sus alas oscuras y sus ojos brillantes reflejan la fuerza y el peligro que representan los diablos más poderosos. Siempre va equipada con una armadura infernal y un arco largo letal, símbolos de su autoridad y experiencia en el combate.

Nariangela fue una vez un ángel del ejército celestial que, como Zariel , cayó en desgracia debido a su obsesión por la guerra y la victoria a toda costa. Tras su caída, juró lealtad a Asmodeo  y adoptó su nueva forma como erinia, dedicando su existencia a la lucha en la Guerra de la Sangre  contra las hordas demoníacas del Abismo . Ha servido a Zariel desde su ascenso al poder como Señora de Averno, ocupando puestos de mando y dirigiendo las fuerzas diabólicas con eficacia.

Nariangela es estricta, disciplinada y ferozmente leal a 
Zariel . Como oficial de alto rango, tiene una gran responsabilidad en la dirección de las fuerzas infernales, y toma su papel muy en serio. Es despiadada con sus enemigos y no muestra piedad en el campo de batalla, cumpliendo las órdenes de Zariel sin cuestionarlas. Aunque es leal, también es astuta, capaz de adaptarse a las cambiantes situaciones de guerra en Avernus .
Tiene poca tolerancia hacia la insubordinación y espera lo mejor de aquellos bajo su mando. Su sentido del deber es absoluto, y cualquier fracaso, sea propio o ajeno, es castigado con dureza. Aunque fría y distante, Nariangela no es cruel sin razón: su brutalidad se debe a su deseo de imponer orden en el caos.