Líder de las Armadas de Piedragris, apuntado especialmente por el Barón Ganth para cazar a los Pibes. Su jefe no tolera el fracaso...
- Gender
- Hombre
El Capitán Dylan tiene una historia muy pública, hasta un punto, en el que todo toma un camino bastante más perturbador.
Se dice que nació en Piedragrís, o en las afueras, y vivió una vida bastante poco agitada bajo los Ganth. La familia Kierkegaard fue vasalla del Gran Aguila desde su éxodo del Este. Según la tradición del Imperio, las familias nobles acostumbraban a entregar a sus hijos terceros al ejercito, y fue igual para los Kierkegaard, y para Dylan, el menor. Este fue enviado a formarse a las barracas de la ciudad, donde comenzó como aprendiz. Claro, ser noble en el ejército tiene sus beneficios, ya que al salir al campo de batalla nunca se le asigna como soldado raso, sino que se le da minimamente el rango de teniente, junto con un puñado de hombres.
Este fue el caso de Dylan, que durante sus años de vida se dedicó a su rol, mismo cuando, con menos de treinta años, perdió a sus hermanos por una enfermedad. Solo se concentró aún más, alcanzando el rango de Capitán de la armada de Piedragris. Todo esto sucedió cuando Ganth todavía estaba misteriosamente encerrado en su castillo, por lo que al salir, este no supo cómo se encontró con el tal Dylan en el puesto de capitán. No lo dudó mucho, ya que el Barón Negro tenía muchas cosas que hacer... y las haría con las herramientas a mano.
El Capitán Dylan comenzó entonces a hacerse conocer en el Imperio como el heraldo de Ganth, quien lo acompañaba, o quien hacía su trabajo sucio, guiando al feroz grupo de soldados del barón. Las misiones que este le encargaba al pobre Dylan empezaron siendo sencillas y morales, pero al pasar los años, cada vez se volvían más y más oscuras. Se dice que el capitán tenía empatía cuando comenzó a servir bajo Ganth, pero la perdió por las cosas que tenía que llevar a cabo.
Su lealtad infranqueable fue lo que le permitió volverse más y más efectivo, despegándose de su moral y abrazando las crudas y frías órdenes del barón negro. Su pelo comenzó a tornarse extrañamente negro, cuando antes era rubio. Su actitud cada vez más parecida a la de un matón, y no a la de un noble. Los Kierkegard murieron, ya que Dylan nunca tomó una esposa, al igual que Ganth. Hoy por hoy, estas dos casas centenarias están en su última generación.
Dylan se tornó casi un poco sádico, con el tiempo. Una historia habla de como casi muele a una mujer a golpes por querer despedirse por última vez de su hijo, que Dylan estaba llevando con Ganth por mostrar señales de magia innata a una muy temprana edad. Cada vez más personas hablaron de como trataba a los demás el primer hombre del Barón, y no tardaron en temerle tanto como a su maestro.
Todo esto terminó súbitamente cuando Ganth envió a Dylan a terminar con los Pibes, en una emboscada. Se dice que el Barón quería algun artefacto que el grupo portaba; detalles in-importantes. El resultado fue la aniquilación de aquella emboscada, y la captura de Dylan por parte de los Pibes. Entonces, no se sabe cómo, ni por qué, pero el Capitán partió ileso de la torre del Archimago, en Falkreach, y sin ningún rasguño, de vuelta a Piedragrís aquella misma noche.
Se dice que los Pibes lo convencieron de algo, le ofrecieron un trato. Nadie sabe. La realidad fue que Dylan volvió a Piedragrís, habiendo fallado su misión. Esto no sentó bien con el Barón Negro, al parecer, porque el hombre fue severamente castigado. Humillado, incluso, públicamente, en la plaza central de la ciudad, antes de desaparecer en el gigantesco castillo de Ganth. Durante un tiempo, nadie lo vio. Pasaron los días... las semanas... los meses. Hasta que entonces, liderando a un nuevo grupo de soldados del Barón, apareció una montaña, el doble de grande que el antiguo Dylan, con una armadura titánica y un casco de Aguila hecho de metales oxidados.
Aquel era el nuevo Dylan, alguien mejor, más fuerte, más eficiente, y, sobre todo, menos hablador. Ganth se presentó en persona ante sus súbditos, y ante el Imperio para anunciar que sí, efectivamente, el monstruo era Dylan, y nada podría detenerlo ahora. El Capitán, más motivado que nunca, no puede fallar en sus misiones ya. No debe. Ya conoce el precio de la derrota, y no puede volver a pagarlo.
Ahora, acompañando a Ganth y cumpliendo metódicamente con todos sus comandos, el titán conocido como el Capitan Muerto se alza nuevamente, para cumplir con los deseos de su maestro. Dylan, sin embargo, todavía recuerda. Todavía odia. Y ahora, tiene finalmente el poder para hacer valer ese odio. Tiene el poder de vengarse.
Se dice que nació en Piedragrís, o en las afueras, y vivió una vida bastante poco agitada bajo los Ganth. La familia Kierkegaard fue vasalla del Gran Aguila desde su éxodo del Este. Según la tradición del Imperio, las familias nobles acostumbraban a entregar a sus hijos terceros al ejercito, y fue igual para los Kierkegaard, y para Dylan, el menor. Este fue enviado a formarse a las barracas de la ciudad, donde comenzó como aprendiz. Claro, ser noble en el ejército tiene sus beneficios, ya que al salir al campo de batalla nunca se le asigna como soldado raso, sino que se le da minimamente el rango de teniente, junto con un puñado de hombres.
Este fue el caso de Dylan, que durante sus años de vida se dedicó a su rol, mismo cuando, con menos de treinta años, perdió a sus hermanos por una enfermedad. Solo se concentró aún más, alcanzando el rango de Capitán de la armada de Piedragris. Todo esto sucedió cuando Ganth todavía estaba misteriosamente encerrado en su castillo, por lo que al salir, este no supo cómo se encontró con el tal Dylan en el puesto de capitán. No lo dudó mucho, ya que el Barón Negro tenía muchas cosas que hacer... y las haría con las herramientas a mano.
El Capitán Dylan comenzó entonces a hacerse conocer en el Imperio como el heraldo de Ganth, quien lo acompañaba, o quien hacía su trabajo sucio, guiando al feroz grupo de soldados del barón. Las misiones que este le encargaba al pobre Dylan empezaron siendo sencillas y morales, pero al pasar los años, cada vez se volvían más y más oscuras. Se dice que el capitán tenía empatía cuando comenzó a servir bajo Ganth, pero la perdió por las cosas que tenía que llevar a cabo.
Su lealtad infranqueable fue lo que le permitió volverse más y más efectivo, despegándose de su moral y abrazando las crudas y frías órdenes del barón negro. Su pelo comenzó a tornarse extrañamente negro, cuando antes era rubio. Su actitud cada vez más parecida a la de un matón, y no a la de un noble. Los Kierkegard murieron, ya que Dylan nunca tomó una esposa, al igual que Ganth. Hoy por hoy, estas dos casas centenarias están en su última generación.
Dylan se tornó casi un poco sádico, con el tiempo. Una historia habla de como casi muele a una mujer a golpes por querer despedirse por última vez de su hijo, que Dylan estaba llevando con Ganth por mostrar señales de magia innata a una muy temprana edad. Cada vez más personas hablaron de como trataba a los demás el primer hombre del Barón, y no tardaron en temerle tanto como a su maestro.
Todo esto terminó súbitamente cuando Ganth envió a Dylan a terminar con los Pibes, en una emboscada. Se dice que el Barón quería algun artefacto que el grupo portaba; detalles in-importantes. El resultado fue la aniquilación de aquella emboscada, y la captura de Dylan por parte de los Pibes. Entonces, no se sabe cómo, ni por qué, pero el Capitán partió ileso de la torre del Archimago, en Falkreach, y sin ningún rasguño, de vuelta a Piedragrís aquella misma noche.
Se dice que los Pibes lo convencieron de algo, le ofrecieron un trato. Nadie sabe. La realidad fue que Dylan volvió a Piedragrís, habiendo fallado su misión. Esto no sentó bien con el Barón Negro, al parecer, porque el hombre fue severamente castigado. Humillado, incluso, públicamente, en la plaza central de la ciudad, antes de desaparecer en el gigantesco castillo de Ganth. Durante un tiempo, nadie lo vio. Pasaron los días... las semanas... los meses. Hasta que entonces, liderando a un nuevo grupo de soldados del Barón, apareció una montaña, el doble de grande que el antiguo Dylan, con una armadura titánica y un casco de Aguila hecho de metales oxidados.
Aquel era el nuevo Dylan, alguien mejor, más fuerte, más eficiente, y, sobre todo, menos hablador. Ganth se presentó en persona ante sus súbditos, y ante el Imperio para anunciar que sí, efectivamente, el monstruo era Dylan, y nada podría detenerlo ahora. El Capitán, más motivado que nunca, no puede fallar en sus misiones ya. No debe. Ya conoce el precio de la derrota, y no puede volver a pagarlo.
Ahora, acompañando a Ganth y cumpliendo metódicamente con todos sus comandos, el titán conocido como el Capitan Muerto se alza nuevamente, para cumplir con los deseos de su maestro. Dylan, sin embargo, todavía recuerda. Todavía odia. Y ahora, tiene finalmente el poder para hacer valer ese odio. Tiene el poder de vengarse.
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