Jefe de Guerra del Imperio, tanto como integrante del Consejo Imperial, Trevor es temido tanto en tiempos de guerra como en tiempos de paz.
Trevor Vemrot es un humano, nativo del pequeño pueblo de Zedash, cerca de los Campos del Exilio. Vivió una vida relativamente tranquilo bajo el Emperador Jeremiah II, allí en el primer pueblo de Dwindal. Se unió al ejército por conscripción cuando la Turba Monstruosa comenzó a atacar los bordes del Imperio. Se unió a los escudos dorados para proteger a su familia. Al ser el mayor de tres, debió cuidar de su padre luego de la muerte de su madre, en la pobreza.
Se dice que antes de partir, visitó al ermitaño de la colina, un hombre raro, que vivió muchas batallas. Su familia casi no le reconoce cuando volvió, preparado para la guerra. Se unió al ejército, marchando al sur, en Emon, para encontrarse cara a cara con la Turba Monstruosa. Como soldado raso, se dice que salvó a su capitán de un terrible Aboleth, una criatura de otro mundo que acechaba al final de la cueva más oscura. Tomo entonces el lugar de su superior, y brillaron sus tácticas de combate. Su escuadrón, cuando el apenas tenia 17 años, era reconocido entre los Escudos Dorados como el más hábil de la legión, y apodado por consecuencia los Paladines.
Durante la guerra, sus proezas solo se volvieron más y más increíbles. Parecía que su voluntad le permitía no solo guiar a sus hombres, sino envigorarles con la fuerza de un batallón entero. La historia más conocida que implica a Trevor de esta época es su confrotamiento con el mismísimo Ygaret Colmillo-Mármol, el gigantesco orco que dirigía la Turba Monstruosa. El duelo fue memorable, pero Trevor era todavía poco experimentado. Su espada se rompió luego de un brutal ataque del orco, y cayó de espalda al piso, mirando con determinación a su enemigo. Cuando Ygaret se preparó a dar el golpe final, Trevor se abalanzó hacia adelante, chocándole con el escudo de uno de sus difuntos camaradas.
Aquel golpe fue tan vigoroso, y contenía tanta ferocidad, que Ygaret retrocedió de un paso. Su gigantesca forma, escrutó con un nuevo respeto al hombre frente suyo, y decidió dejarle vivir. Esta fue la verdadera razón por la que la Turba Monstruosa se retiró del muro de Emon para intentar pasar por el Paso de Anker, en Velheim: un código de guerrero. Trevor estaba solo, sus camaradas muertos o inconscientes. Solo unos pocos clérigos y soldados le vieron luchar. Todos y cada uno de estos juraron inmediatamente después su lealtad absoluta al hombre que se volvió su salvador: un niño, casi, en ese entonces.
Así, se lo comenzó a llamar el Héroe Dorado, o, más comúnmente, el Inamovible. Volvió a Genk, victorioso, para avisar del desvío de Ygaret. El Barón Ganth ya estaba en eso. La lucha contra la Turba Monstruosa, que duró dos años de ataques constantes e incursiones peligrosas, terminó con la fatídica maniobra Ganth, que hundió el honor por el cual Ygaret había perdonado la vida de Trevor. No se sabe si esto molestó particularmente al Sabueso Dorado, pero algunos especulan que lo consideró como una terrible blasfemia.
Por qué le denominaron el Sabueso Dorado? Fue una evolución de su otro título, el Héroe Dorado. Al volver a Zedash, agradeció a su familia por todo lo que habían hecho por él, y partió para Zephra, la Grande, a continuar inmediatamente con su servicio al Emperador. Jermiah II, quien gobernó durante las incursiones de la Turba, le otorgó un destacado por su valor en batalla, y le hizo un caballero. Entonces, le tomó como guardia personal. Esto sorprendió a muchos, pero se entendió rápido: tenían la misma edad, y ya habían congeniado durante varios encuentros de entrenamiento, en Falkreach, durante la preparación del asedio del Muro de Emon.
Así, Jeremiah II se hizo muy amigo de Trevor, y comenzaron a decirle "el Sabueso Guardián" del príncipe. Eventualmente, Jeremiah II se las ingenió para introducir a Trevor como parte del Consejo Imperial. En cuanto a quienes le habían jurado lealtad a Trevor durante aquel fatídico duelo, se volvieron una tropa de élite bajo su comando. Se habla de los Paladines todavía hoy, cuando se menciona al Señor de la Guerra. Como Supervisor de la armada de los Escudos Dorados, redució su número para concentrarse más en su calidad: se considera hoy por hoy la Legión Imperial como uno de los ejércitos más efectivos del mundo, mismo si no son tantos en cantidad.
Trevor congenió con el Conde Brook Allion rápidamente, ya que los dos eran muy cercanos del Emperador. Aprendieron a trabajar juntos, aunque solían estar en desacuerdo con cómo llevar las diferentes situaciones. Trevor se ganó el respeto de todos los demás en el Consejo, principalmente para poder defender la decisión de su amigo de integrarle. Sus Paladines se volvieron rápidamente la tropa de Élite más valiosa de la legión, pero solo cuando él les lideraba. Por esta razón, se lo envió a hacer diferentes tareas en todo el mundo, representando los intereses del Imperio a donde iba.
Su otro apodo... el menos amable, se lo ganó luego de una combinación de desafortunados eventos. Resulta que se encontraba en una misión secreta del Emperador, con sus Paladines, en Markett Russ, cuando Jeremiah II falleció. Unos bandidos, bajo el antiguo Sultan del Desierto Jin Malek, se encontraron con Trevor y su grupo en una taberna de Miriam, y, borrachos, comenzaron a molestar a los Paladines por sus armaduras. Hablaron de como "eran cobardes por usar tantas placas", y de como "les sacarían los dientes solo para ver si tenían más oro escondido allí también". Trevor les ignoró. Comenzó a retirarse, junto con su grupo, hasta que uno de los bandidos le gritó:
"Ah... ¡Claro! Esas armaduras... ¡Son del Oeste! ¡Son del Imperio ese que perdió su Emperador!"
En ese momento, la sangre de Trevor se volvió helada. Se dió vuelta, acercándose al bandido. "Qué dijiste, matón?" habló en voz baja. Los briganes explotaron en carcajadas. "Ah, ¡claro! Ahora nos habla. Hay que mencionar a su débil Emperador, y comienzan a prestarte a..." Se dice que no terminó la frase. La espada dorada de Trevor le cortó la cabeza desde la mandíbula hasta el cuello. En menos de seis segundos, la taberna se volvió una fiesta de sangre. Los mismos Paladines no lo podían creer. Cada uno de esos briganes terminó asesinado a sangre fría.
Nunca se lo volvió a ver con la espada dorada del Emperador. Volvió al Imperio, un tanto tarde, cuando la guerra contra Virimil y los Reinos Libres ya había terminado. Se dice que era porque estaba él lejos, junto con sus mejores guerreros, que Brook no pudo defender sus fronteras, y permitió que el Norte se rebelara. Al volver, Trevor ya no portaba una espada dorada, sino una roja, con varias gemas incrustadas. Sus Paladines no dijeron ni una palabra, pero uno a uno, dejaron la orden. Tanto así que terminó deshaciéndose.
Hoy, Trevor sigue siendo el Señor de la Guerra del Imperio, y dirige todas las tropas como Supervisor. Tiene su lugar en el Consejo Imperial, y ayuda a mantener el orden. Sin embargo, se dice que cambió. Una sombra parece seguirle a donde va, y de tanto en tanto resurge la historia del Sargento Rojo, haciendo alusión a esa terrible noche, en la taberna de Miriam.
Se dice que antes de partir, visitó al ermitaño de la colina, un hombre raro, que vivió muchas batallas. Su familia casi no le reconoce cuando volvió, preparado para la guerra. Se unió al ejército, marchando al sur, en Emon, para encontrarse cara a cara con la Turba Monstruosa. Como soldado raso, se dice que salvó a su capitán de un terrible Aboleth, una criatura de otro mundo que acechaba al final de la cueva más oscura. Tomo entonces el lugar de su superior, y brillaron sus tácticas de combate. Su escuadrón, cuando el apenas tenia 17 años, era reconocido entre los Escudos Dorados como el más hábil de la legión, y apodado por consecuencia los Paladines.
Durante la guerra, sus proezas solo se volvieron más y más increíbles. Parecía que su voluntad le permitía no solo guiar a sus hombres, sino envigorarles con la fuerza de un batallón entero. La historia más conocida que implica a Trevor de esta época es su confrotamiento con el mismísimo Ygaret Colmillo-Mármol, el gigantesco orco que dirigía la Turba Monstruosa. El duelo fue memorable, pero Trevor era todavía poco experimentado. Su espada se rompió luego de un brutal ataque del orco, y cayó de espalda al piso, mirando con determinación a su enemigo. Cuando Ygaret se preparó a dar el golpe final, Trevor se abalanzó hacia adelante, chocándole con el escudo de uno de sus difuntos camaradas.
Aquel golpe fue tan vigoroso, y contenía tanta ferocidad, que Ygaret retrocedió de un paso. Su gigantesca forma, escrutó con un nuevo respeto al hombre frente suyo, y decidió dejarle vivir. Esta fue la verdadera razón por la que la Turba Monstruosa se retiró del muro de Emon para intentar pasar por el Paso de Anker, en Velheim: un código de guerrero. Trevor estaba solo, sus camaradas muertos o inconscientes. Solo unos pocos clérigos y soldados le vieron luchar. Todos y cada uno de estos juraron inmediatamente después su lealtad absoluta al hombre que se volvió su salvador: un niño, casi, en ese entonces.
Así, se lo comenzó a llamar el Héroe Dorado, o, más comúnmente, el Inamovible. Volvió a Genk, victorioso, para avisar del desvío de Ygaret. El Barón Ganth ya estaba en eso. La lucha contra la Turba Monstruosa, que duró dos años de ataques constantes e incursiones peligrosas, terminó con la fatídica maniobra Ganth, que hundió el honor por el cual Ygaret había perdonado la vida de Trevor. No se sabe si esto molestó particularmente al Sabueso Dorado, pero algunos especulan que lo consideró como una terrible blasfemia.
Por qué le denominaron el Sabueso Dorado? Fue una evolución de su otro título, el Héroe Dorado. Al volver a Zedash, agradeció a su familia por todo lo que habían hecho por él, y partió para Zephra, la Grande, a continuar inmediatamente con su servicio al Emperador. Jermiah II, quien gobernó durante las incursiones de la Turba, le otorgó un destacado por su valor en batalla, y le hizo un caballero. Entonces, le tomó como guardia personal. Esto sorprendió a muchos, pero se entendió rápido: tenían la misma edad, y ya habían congeniado durante varios encuentros de entrenamiento, en Falkreach, durante la preparación del asedio del Muro de Emon.
Así, Jeremiah II se hizo muy amigo de Trevor, y comenzaron a decirle "el Sabueso Guardián" del príncipe. Eventualmente, Jeremiah II se las ingenió para introducir a Trevor como parte del Consejo Imperial. En cuanto a quienes le habían jurado lealtad a Trevor durante aquel fatídico duelo, se volvieron una tropa de élite bajo su comando. Se habla de los Paladines todavía hoy, cuando se menciona al Señor de la Guerra. Como Supervisor de la armada de los Escudos Dorados, redució su número para concentrarse más en su calidad: se considera hoy por hoy la Legión Imperial como uno de los ejércitos más efectivos del mundo, mismo si no son tantos en cantidad.
Trevor congenió con el Conde Brook Allion rápidamente, ya que los dos eran muy cercanos del Emperador. Aprendieron a trabajar juntos, aunque solían estar en desacuerdo con cómo llevar las diferentes situaciones. Trevor se ganó el respeto de todos los demás en el Consejo, principalmente para poder defender la decisión de su amigo de integrarle. Sus Paladines se volvieron rápidamente la tropa de Élite más valiosa de la legión, pero solo cuando él les lideraba. Por esta razón, se lo envió a hacer diferentes tareas en todo el mundo, representando los intereses del Imperio a donde iba.
Su otro apodo... el menos amable, se lo ganó luego de una combinación de desafortunados eventos. Resulta que se encontraba en una misión secreta del Emperador, con sus Paladines, en Markett Russ, cuando Jeremiah II falleció. Unos bandidos, bajo el antiguo Sultan del Desierto Jin Malek, se encontraron con Trevor y su grupo en una taberna de Miriam, y, borrachos, comenzaron a molestar a los Paladines por sus armaduras. Hablaron de como "eran cobardes por usar tantas placas", y de como "les sacarían los dientes solo para ver si tenían más oro escondido allí también". Trevor les ignoró. Comenzó a retirarse, junto con su grupo, hasta que uno de los bandidos le gritó:
"Ah... ¡Claro! Esas armaduras... ¡Son del Oeste! ¡Son del Imperio ese que perdió su Emperador!"
En ese momento, la sangre de Trevor se volvió helada. Se dió vuelta, acercándose al bandido. "Qué dijiste, matón?" habló en voz baja. Los briganes explotaron en carcajadas. "Ah, ¡claro! Ahora nos habla. Hay que mencionar a su débil Emperador, y comienzan a prestarte a..." Se dice que no terminó la frase. La espada dorada de Trevor le cortó la cabeza desde la mandíbula hasta el cuello. En menos de seis segundos, la taberna se volvió una fiesta de sangre. Los mismos Paladines no lo podían creer. Cada uno de esos briganes terminó asesinado a sangre fría.
Nunca se lo volvió a ver con la espada dorada del Emperador. Volvió al Imperio, un tanto tarde, cuando la guerra contra Virimil y los Reinos Libres ya había terminado. Se dice que era porque estaba él lejos, junto con sus mejores guerreros, que Brook no pudo defender sus fronteras, y permitió que el Norte se rebelara. Al volver, Trevor ya no portaba una espada dorada, sino una roja, con varias gemas incrustadas. Sus Paladines no dijeron ni una palabra, pero uno a uno, dejaron la orden. Tanto así que terminó deshaciéndose.
Hoy, Trevor sigue siendo el Señor de la Guerra del Imperio, y dirige todas las tropas como Supervisor. Tiene su lugar en el Consejo Imperial, y ayuda a mantener el orden. Sin embargo, se dice que cambió. Una sombra parece seguirle a donde va, y de tanto en tanto resurge la historia del Sargento Rojo, haciendo alusión a esa terrible noche, en la taberna de Miriam.
Social
Honorary & Occupational Titles
El Sabueso Dorado, El Héroe Dorado, el Perfecto, el Inamovible.