MdB7: El Mago de los Vinos
General Summary
5: Ultimo Orco, TE; mediodía
Viñedo El Mago de los Vinos, Valle de Bystrica
El niebla ligera, sutil, los envuelve cuando dejan atrás la ciudad de Vazluk, para cumplir con el encargo de Urwin Martikov. Mientras algunos quedan atrás, para ayuda a los hermanos Kolyanovich a asentarse, otros se lanzan al camino hacia el viñedo conocido como El Mago de los Vinos. El avance a través del viejo bosque Svalich es lento, lleno de tensión a cada momento, con un bosque que pareciera vigilarlos. Cuando tuercen al sur, siguiendo las indicaciones a la vera del camino, pronto el empredrado enlodado da paso a un camino de tierra, rellenado de mala manera con ripio. Allá donde el camino se separa del bosque, se abre a un pequeño claro, donde en forma espiral se ven las vides, muertas, con la cual se preparaba el vino. Al norte, un bosquecillo adorna el prado.
A medida que avanzan, van viendo los detalles de la vieja bodega. Una antigua y añoza casona de dos pisos, en piedra y madera, que ha visto tiempos mejores. Una suave llovizna ha empezado a caer, ensombrenciendo todo a su alrededor. Pese a ello, Gustav distingue una oscura figura junto al bosque, llamándolo. Y cuando el grupo se encamino, precavidos, hacia él, otros más salen de entre los árboles. Se identifican como los Martikov, el clan familiar que lleva el viñedo. Pero llevan un par de días refugiados en el bosque, luego de que un grupo de druidas y sus plantas marchitas, atacaran el viñedo. Antes de eso, otros ataques menores habían sido repelidos, pero en esta ocasión a los Martikov sólo les quedó huir. Esto responde a la inquietud de Urwin, del porqué el vino no estaba llegando a la Posada de Agua Azul, y puestos en la encrucijada, los aventureros deciden intervenir. Avanzan entonces hacia la vieja casona.
Pero nunca llegan a investigarla. Cuando alcanzan la bahía de carga, donde un carromato descansa con tres barriles cargados, un enjambre de marchitos se avalanza sobre ellos. Las criaturas no paran de aparecer entre las vides muertas para atacarlos, y aunque parecen débiles su número es apabullante. Poco a poco, el combate se complica, y las decisiones del grupo no ayudan. Aún poco acostumbrados a combatir juntos, se ven abrumados por la cantidad de oponentes y por las decisiones tácticas que deben ir tomando. Desesperados, comienzan a caer, e incluso la llegada de un grupo de hombres cuervos no logra impedir lo inevitable: la muerte. Bystrica ha demostrado ser terrible, y el juego del diablo Ferenc von Koeman ya se ha cobrado una vida: Slania muere, ante la impotencia de Ivel...
El resto es confuso, con mucha información para los abatidos aventureros. Pero mientras intentan dar sentido al caos, nada importa para Ivel, quien recoge el cuerpo de Slania y, ante la sugerencia de Stefania, la carga suavemente en la carreta: la Abadía de Santa Markovia, un lugar sagrado, puede ser un buen lugar que pueda descansar. No es algo que se pueda decir de muchos lugares en el sombrío Valle de Bystrica.


