Sesión 4 - El naufragio del Kobokan
General Summary
Explorar los restos de Kobokan
El camarote del capitán
Tusken, Pichiyaca, Fordon y Loyola se acercan al Kobokan entre la niebla. Pichiyaca se queda en el bote mientras el resto aborda el barco y lo exploran.
Los 3 exploran el camarote del capitán encentrando algunos zombis con los que acaban rápidamente.
Explorando los restos encuentran:
- G Loyola: Una llave misteriosa junto a un mapa de Baldurs Gate y documentos de propiedades del capitán Kobok
- Tusken: Un anillo de resistencia eléctrica
El grupo se reúne
Al volver a cubierta los 3 se encuentran con Kharlooz y Maghilzon quienes llegaron en bote desde el templo. Tras explorar cubierta un poco mas, se dan cuenta de que hay plumas entre los escombros, sin embargo, estas se ven relativamente frescas. Al descender y explorar se encuentran con los camarotes y comedores en estado deplorable. Algunas ratas en la cocina se alimentan de la comida podrida. Al no alterarlas ellas los ignoran
Tusken, Maghilzon y Kharlooz bajan a la bodega inundada y encuentran un cofre que suben al piso superior y dentro de el encuentran una bolsa de trucos gris.
Al volver a cubierta encuentran una harpía. Al intentar comunicarse con ella solo logran enfurecerla mas, haciendo que lance un grito que atrajo la atención de pulpos que carroñan en la zona. Tras una ardua batalla, el equipo logra acabar con las bestias sin mayor problema. Kharlooz, en un intento de misericordia, intenta rescatar a la harpía ingerida por el pulpo gigante abriendo sus entrañas, pero torpemente le destruye el cráneo en el intento.
Exhaustos por el encuentro, deciden hacer un descanso corto en la cubierta del barco antes de volver retiro. Mientras se relajan con la música de G Loyola, Tusken comienza a percibir una oscuridad que termina envolviéndolo y enmudeciendo todo ruido alrededor. Casi como un susurro, escucha la voz conocida de su diosa, quien le felicita por levantar el maleficio de Orcus, pero le menciona que su fuerza es requerida en otro lugar. Tusken es abrumado por una seguidilla de imágenes que asaltan su mente:
- 3 dragones cromáticos atacando a una gigantesca dragona roja
- Una dragón de bronce ya mas envejecido, peleando con un dragón azul adulto y joven
- Una joven Runara dirigiendo tribus de Kobolds, quienes esculpen los primeros cimientos del templo en la montaña
- 2 crías de dragón, de bronce y azul, abatiéndose sobre las nubes
- 1 draconido rojo, envuelto en con una capucha que oculta sus rasgos menos el color de sus escamas
Tras volver en si, la oscuridad lo deja y Tusken poco a poco vuelve a oír la melodía de G Loyola. Decide contarle al resto lo sucedido y tras todos sentirse repuestos, abordan los botes y vuelven al templo
Crisis en el templo
La exploración de los barcos extra ha rendido frutos, vuelven con un compañero extra y un botín de oro y objetos mágicos. Sin embargo, ya se ha oscurecido y al volver deben subir el ascensor solo con su fuerza y nadie los ayuda desde el otro lado de la polea. Al llegar arriba se dan cuenta que Tarak no esta, y no solo eso, todo el templo parece inusualmente de cierto.
Al explorar en búsqueda de los habitantes, llegan al templo en la sima, encontrándose a Runara con una expresión notoriamente preocupada
Menciona que Tarak salió temprano hacia la cueva de Miconidos y le preocupa que no alcance a volver una vez instalada la noche. Varnoth fue a buscarlo pero tampoco se ha sabido de ella. Debido a esto, dirigió a todos los Kobolds a retirarse a las cuevas internas de la montaña, pequeñas cuevas que estas criaturas usan para movilizarse.
Los aventureros ignora las preocupaciones de Runara y en su lugar le preguntan por las visiones de Tusken y por los hallazgos de Fordon en su exploración, sin embargo al no saber explicarse, Runara se enfada ya que cree que le están tomando el pelo en esta situación tan delicada y se va.
El grupo decide descansar por el noche y salir a buscar a Tarak al día siguiente. Al despertar y explorar el templo siguen sin ver a nadie y se dirigen al comedor para desayunar antes de emprender la busqueda. En el comedor se encuentran un Kobold de piel bronce que esta aprovechando el pánico para buscar algo que comer en las despensas.
G. Loyola y Tusken intimidan al Kobold para que sea su esclavo/asistente, amenazándolo con transformarlo en el almuerzo si no colabora. Tras apordarlo Jefferson, le ordenan que los guie hacia las cuevas miconidas que menciono Runara previamente
Se adentran en la montaña, al valle que se encuentra directamente tras el templo , donde se encuentra la granja que abastece el retiro. Caminando hacia el sur pasan por las ruinas de un antiguo puesto de guardia, sin notar nada raro a su alrededor
Más al se adentran en un bosque que según el mapa esta directamente por sobre las cuevas de miconidos, sin embargo, se detienen al observar una neblina que cubre todo el bosque. Al ponerse en guardia, la neblina comienza a condensarse, formando figuras draconianas de humo.
Recompensas otorgadas
- Anillo de resistencia eléctrica
- Bolsa de trucos gris
- Plumas de harpía
- Aliado/Rehen - Jefferson