La República de Aurelis
Legado del Dragón
República. Pocas personas saben exactamente qué significa eso.
En la historia de Rel hubo cientos de monarquías, de coaliciones y de Imperios, pero pocas repúblicas. No se ve seguido un país donde los ciudadanos tengan el poder de elegir a sus representantes, y así fue en Aurelis durante cientos de años. Desde su fundación como un país libre, el Senado de Aurelis fue el máximo poder de la isla, y en parte, del Dominio, asentado en la centenaria ciudad de Heraklion, casi una ciuad-estado por su influencia sobre el mar Sigmarino.
Aurelis sobrevivió a la Decimotercera Incursión, mismo luchando contra las huestes demoníacas que escapaban a la furia del Señor de Guerra Ulfast Drakebeard. El Dominio, todavía llorando la muerte del legendario Fënor Than'Drum y celebrando su última batalla contra Abbadon, atravesó el Océano Infinito para llevar la batalla a la fuente de la corrupción. En el Nuevo Mundo, se extendieron formando alianzas y coaliciones, como siempre lo han hecho. El Caliphato de Zain aceptó unirse al Dominio, tanto así como los pueblos del Dakarkalí.
Los guerreros divinos de Xhorjas, defensores de Olympus después del Gran Éxodo, eran para esta época parte del Dominio, y al crepúsculo el siglo XIV, acompañaron a las hordas boreales más allá del océano. Después de abandonar el mundo mortal, varios pueblos Aasimar (nacidos de los dioses) regresaron a los Picos Helados. Así comienza la historia de los Valkyrae, Aasimar del Valhalla, y sus grandes héroes. Para el comienzo de la Gran Cruzada y para la Furia del Señor de Guerra fueron instrumentales.
Difícil era encontrar mejores guerreros que aquellos soldados de luz. Espadas divinas, cuerpos perfectos, corazones indomables. Eran las huestes de Igmar, los espectros del Salón de Oro, los envíados de Loken. De entre ellos, el mayor, conocido como el Rey de Amarillo, proficiente como líder e inigualable en la batalla. Rápidamente se unió al consejo de guerra de Ulfast Drakebeard, y ayudó en la tarea de organizar aquella travesía al Nuevo Mundo después de la muerte de Fënor. Como uno de los grandes líderes del Dominio, siempre se lo veía en lo más profundo de la batalla, junto con el mismo Ulfast, de donde se dice entablaron una gran amistad.
Habrá sido a los fines del siglo XIV que los Valkyrae, guiados por el Rey de Amarillo, tomaron la posición central en el Nuevo Mundo, en una pequeña isla a las costas de lo que será Equinox. Aurelis nació como una avanzada militar, y Heraklion como el palacio erguido del mismo Rey. Aquella isla era un infierno incluso para los demonios, ya que enormes criaturas rondaban sus páramos, y extrañas tribus veneraban a dioses antiguos. Eso no quitó el hecho de que Aurelis estaba al centro del Mar Sigmarino, y era vital para el Dominio establecer una posición allí. Solo los Valkyrae podrían haber hecho algo parecido, pues domar esos bosques y alzar esas torres no era tarea fácil.
Una vez que los bastiones se alzaran, las armadas del Dominio pudieron esparcirse por el mundo entero, tocando cada punta y persiguiendo a los demonios hasta el Glaciar de las Lágrimas, donde años después ocurrió la Caída de Abbadon. Fue cerca del fin del siglo que un barco se topó con los primeros asentamientos Valkyrae; este barco llevaba a quien era para el Dominio un criminal, un asesino, pero para el Rey de Amarillo, no era más que un soldado.
Heracles, el grande, el alado, el bello. Un héroe como ningún otro. Mientras Ulfast Drakebeard batallaba contra los demonios en Yementtor, el Rey de Amarillo restó con Heracles, y juntos protegieron las costas de lo que más tarde sería Equinox. El mar sigmarino nunca vió dos almas tan fogosas, dos hombres tan poderosos. Heracles salvó al Rey de Amarillo, incluso, del terrible Leviatán, en una terrible furia negra. Así, la isla de Aurelis lo invitó como un hermano, y Heracles vivió con los Valkyrae durante unos años. Siempre dijo que era un extranjero, que no pertencía allí, pero se presentó en esas costas con barcos del Dominio, y con soldados de sangre y fe.
Como una mirada más allá del horizonte, el Rey de Amarillo lo vió primero. Pues quién más sino él sentiría la presencia del Enemigo. El enemigo de la vida misma, el enemigo de todo lo que alguna vez pisó Rel, el enemigo de todos y cada uno. Criatura de batalla, macabra voluntad y terrible odio. Portador del anochecer, Kallemtur caminaba sobre las aguas del Mar Sigmarino.
¿Porqué el Rey de Amarillo lo vió antes que el mismo Heracles? Pues porque de amarillo andaba, pero de rojo tenía el alma. Era heredero de un arma antigua, nacida del mismos Kallemtur, y aquella arma era su peso a llevar, su responsabilidad y su deber. La lanza de la venganza, no podía acercarse al Dios de la Barbarie. Quien antes cargaba con ese peso le dijo, en su lecho de muerte, al Rey de Amarillo, que nunca llevaría un mayor peso que ese. Pues entre amigos hace tiempo se lo heredaban; y solo entre amigos podrían aguantar la sed se sangre, la venganza que pedía aquella lanza maldita.
Cuando Heracles comprendió que su Enemigo había arrivado, dejó al Rey de Amarillo, que solo pudo ver, tembloroso, desde su isla de Aurelis. Antes de ir, sin embargo, muchos Valkyrae se unieron a Heracles, como sus caballeros de sangre, mezclando las etnias del abismo, del paraíso y del mundo mortal en una sola Orden Sangüinar. Y el Rey de Amarillo observó, testigo secreto, con los ojos de luz de su madre, lejos cerca de las costas, como Heracles luchaba.
Nada fue más doloroso. Los Valkyrae amaban a Heracles, y muchos dieron su vida por él. Y mientras desde aquellos bastiones el Rey miraba, alguien más acudió a la ayuda del Héroe de Héroes. Fue Yerm, alzándose del mar en contra de su padre, que cantó y cantó; venciendo no solo a Kallemtur sino también al Líder de los Valkyrae, que se odió en ese entonces, pero se mantuvo lejos de la batalla. No podía acercarse. No podía traerle la Lanza Maldita a su creador. Así, quizá Kallemtur se volvería en Khorne, y Khorne en Bane, y el mundo quedaría herido para siempre como el Hades al fondo del Uroboros.
Heracles murió en aquella batalla. Y el Rey de Amarillo lo lloró.
Muchos dicen que la edad de oro, el bien, la magia y la belleza murieron con él. Heraklion se llamó aquel bastión, en nombre de quien salvó a los Valkyrae, y en nombre de aquellos que cayeron con él. El Rey partió entonces de su Aurelis. Partió a ver el mundo, a cargar con su peso, y a intentar olvidar. Al acercarse el Equinoccio, regresó, y tocó las tierras de Von Eqüis. No hacía falta introducciones. No hacía falta disputas.
Aurelis, después de la Decimotercera Incursión demoníaca, y cuando se derrotó finalmente a Abbadon, se asentó como la base de operaciones del Dominio. Mismo si los pueblos Valkyrae habían construído una base militar, eso no impidió el alzar de enormes infrastructuras diplomáticas. De todo el mundo vinieron representantes; cada provincia, cada pueblo, cada asentamiento parte del Dominio fue representado allí en Heraklion. Primero, por la facilidad, ya que si estas reuniones se hacían en Yementtor el Dakarkalí no se presentaría y viceversa. Segundo, porque los Valkyrae eran los mejores soldados de todo el Dominio, y nadie protegería mejor a los envíados políticos que los mismos guerreros del Valhalla.
De entre ellos, eran los famosos Paladines los mejores. Y de entre los Paladines, nadie era más notoria que la Furia de Heraklion. Una mujer de armadura plateada, un velo detrás de su casco, y dos extendidas espadas; quizá solo Glaurung de Aiur podría vencerla en un duelo. Los años pasaron, y el siglo XV se hizo ver. El Imperio creció como nunca antes, el Dominio y el Cónclave terminaron de asentarse en el Nuevo Mundo, y comenzaron las disputas. Para Aurelis, que ahora, desde el fin de la Gran Cruzada, se llamaba la República de Aurelis, los conflictos entre pequeños reinos eran inimportantes.
República solo en nombre, ya que los mismos Valkyrae no eran más que guerreros para un mayor poder; pero en nombre y en título. Fue en Aurelis, por su posición y sus soldados, que se creó el Senado, y qué mejor lugar para alzarlo que la misma ciudad de Heraklion. Senadores de todos los grandes pueblos del Dominio; desde Borealis hasta Tyrath, se presentaron para las primeras sesiones. Al pasar los años, comenzaron a aparecer representantes cada vez más importantes, hasta que incluso el Imperio y el Cónclave tienen un lugar predilecto en el Senado.
Por eso llama la atención la acusación que llegó a fines del siglo XV con respecto al Príncipe Llywelyn de Severen. Fue el Reino de los Caballeros quien declaró la guerra contra la República de Aurelis, lo que más tarde se conocerá como la Guerra de las Islas Sigmarinas. Y fue en este único conflicto en el cual se mostró porqué los Valkyrae son conocidos como los mejores guerreros del mundo.
La Furia de Heraklion se infiltró en el Reino de Severen, y en menos de 6 meses, la guerra había acabado, pues el Rey Aello yacía muerto y a los pies de la Furiosa. Mientras los caballeros de Severen capitulaban, una de las flotas Imperiales era undida por los barcos del Dominio, y poco se volvió a hablar del conflicto; por lo menos fuera de Aurelis.
Pues el Rey de Amarillo, que poco se presentaba ya desde la muerte de Heracles en Aurelis, regresó a su pueblo después de la guerra, y castigó a la Furia por su impulsividad. ¿Cómo podía ella tomar una decisión tan peligrosa? La guerra era un malentendido, y debía resolverse pacificamente. Es bueno saber pelear, pero no si ello lleva a la tiranía. Se dice que este conflicto fue el comienzo de la mala sangre entre Dominio e Imperio, incluso, y más tarde el apogeo de la Inquisición usaría este evento como combustible a la llama.
La Furia fue encerrada en los calabozos, y el Rey de Amarillo desapareció nuevamente. Solo regresando cuando Ulfast Drakebeard en persona se presentaba en el Senado, el Vingilot no se suele ver en los cielos de Aurelis, por lo que muchos piensan que el castigo a la Furia no era merecido. ¿Rey de quién, verdaderamente? Si desde hacía casi ochenta años que no pisaba la tierra que él mismo conquistó.
Cosmological Views
Los Valkyrae de Valhala son hijos de Loken, Guardian de las puertas de los Héroes. El plano dorado, como le llaman, es donde todos los grandes guerreros que mueren en batalla son recibidos, ya sean virtuosos o malvados. Sobre el enorme trono se alza Loken, habiendo derrotado a su padre tirano años atrás y abriendo las puertas a los Aasimar para expandir la fuerza de las puertas doradas.
Granted Divine Powers
Se habla del Campeón del Valhala, Igmar Drakebeard, que ayudó a Loken en su batalla contra el tirano. Los poderes de los Valkyrae se basan en aquel paragón de fuerza, y aquellos que más devotos son al combate, se les entrega la furia del Dragón Rojo, el fuego de Igmar en su batalla contra los Guerreros Sagrados de la pasarela de las valkirias.
Sti Doxa, Tou Igmar Zant
Hermanos. ¿Qué significa eso, más que una sangre compartida? Nada. Hermanos de sangre, pero para nada iguales. Pues uno tomó de su madre, el otro de su padre, y ninguno de su futuro. ¿Quién lo hubiese dicho? Sus batallas ya fueron peleadas, sus voluntades ya mengúan.
Founding Date
1415
Type
Geopolitical, Republic
Alternative Names
El Senado
Training Level
Professional
Veterancy Level
Veteran
Demonym
Aurelio
Leader
Government System
Democracy, Representative
Power Structure
Semi-autonomous area
Economic System
Market economy
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