Bajicla

Bajicla se autoabastece con campos de cultivo y, en menor medida, pesca, que realizan con redes extremadamente largas.

Los bajiclenses eligen a un alcalde, una vez cada cuatro años. Este alcalde elige a un comité de mando entre sus amigos y allegados cercanos.

La fundación de Bajicla remonta, como muchos asentamientos de las Islas, a la colonización de Dammascus. Nació como uno de sus principales puntos de explotación pesquera: para aprovechar la gran cantidad de peces que se situaban a orillas del risco, los pescadores bajaban con la ayuda de poleas al nivel del agua, donde pescaban.   Bajicla es conocida por protagonizar la primera revuelta que desató la guerra de independencia. Después de los numerosos y letales accidentes que causaron los ascensores con poleas, un grupo de pescadores indignados las quemó, y mató a los supervisores de Dammascus con los que contaba el pueblo. Hipatio de Lindgar fue enviado como emisario de las Islas para acallar la rebelión, y en vez de eso, se unió a la causa de los pescadores.   Por otra parte, Bajicla es un punto de tensión importante en la historia reciente de las Islas. Hace unos 20 años, el pueblo estaba compuesto por humanos y un pequeño barrio de enanos. El pueblo estaba en declive, después de que una mala temporada de tormentas asolase los campos de cultivo. Un grupo de humanos racistas que achacaba esto a los enanos, entre los cuales el alcalde, acabaron con la población de enanos, matándolos y arrojándolos al acantilado. Con un profundo miedo hacia el alcalde, ningún habitante habló durante la investigación subsiguiente de la Coordinación Central, impidiendo asi que se llegase a un juicio formal, pero el rumor de lo sucedido se extendió a lo largo y ancho de las Islas. Hoy en día, el gobierno actual es moderado, pero nadie además de humanos se atreve a vivir en Bajicla. La masacre es un secreto a voces, y ha conferido al pueblo un aire algo tenebroso.

Se puede hallar una reconstrucción de una grúa con diversas estatuas de enanos con antorchas lanzándose a ella en un risco a las afueras de la ciudad, en memoria de la revuelta de Bajicla. Una placa conmemorativa de la visita de Hipatio de Lindgar se encuentra en la plaza central.

Pese a que no recibe habitantes nuevos del exterior debido al mal augurio de la masacre, las impresionantes vistas desde el acantilado atraen a muchos senderistas y turistas. Una frase hecha común bromea con esto: "Ver atardecer en Bajicla" significa "Ver algo hermoso/un buen augurio antes de la catástrofe".