Zhaun
Los Hijos Ocultos del Bosque Arcano
Origen y Cultura
Los Zhaun son una raza nómada envuelta en el misterio, habitantes ancestrales del Bosque Arcano. Durante mucho tiempo vagaron sin un hogar, perseguidos por aquellos que los consideraban forasteros, intrusos o presagios de mal agüero. Su destino parecía sellado: la extinción o la esclavitud.
Pero cuando sus cuerpos y almas estaban al borde del colapso, una figura se alzó en su defensa: la Gran Bruja del Bosque Arcano. Ella vio más allá de las supersticiones y comprendió la verdad: los Zhaun no eran una amenaza, sino hijos perdidos de la naturaleza misma.
Fue ella quien los acogió bajo la sombra de los árboles antiguos, dándoles refugio, protección y un lugar en su mundo. Desde ese día, los Zhaun han vivido en el bosque no como meros habitantes, sino como sus guardianes invisibles.
El bosque los aceptó, los envolvió en su manto y los hizo suyos. Desde entonces, han permanecido ocultos a los ojos del resto del mundo, moviéndose entre la maleza como sombras, susurrando a los vientos y vigilando desde la penumbra.
Su Juramento: Los Guardianes de Rumi y Dae
Como muestra de su devoción a la Gran Bruja, los Zhaun hicieron un juramento sagrado:
Velar por el equilibrio del Bosque Arcano y proteger a su linaje.
Así se convirtieron en guardianes secretos de Dae y Rumi, los descendientes destinados a continuar la voluntad de la Gran Bruja.
Desde la infancia de ambos, los Zhaun han estado a su lado sin ser vistos, asegurándose de que ningún peligro los alcance. Han intervenido en las sombras, alejando depredadores, desviando amenazas con ilusiones naturales o llevando la lluvia a tiempo para evitar incendios.
Pero Dae y Rumi no saben de su existencia. Si alguna vez han sentido que alguien los observaba o que el viento susurraba advertencias en su oído, era un Zhaun velando por ellos.
Zhaun del Guardián – Ojos en la Penumbra
"Cuando la Luna nos abandonó, buscamos el sol. Pero el sol nos quemó, y en las sombras hallamos nuestro verdadero señor. Ahora caminamos donde los otros no osan mirar." Los Zhaun eran hijos de la noche, ocultos en el abrazo de la Gran Bruja, su única salvadora en un mundo que los desechaba. Pero un día, ella partió. Sus huellas se desvanecieron en la espesura, su voz se apagó entre los murmullos del bosque, y su manto protector quedó reducido a un recuerdo. Los suyos, sus hijos, se vieron abandonados. En el vacío dejado por su pérdida, los Zhaun supieron que el bosque, por sí solo, no bastaba. Sin un amo, las sombras se descontrolan. Sin un propósito, la noche devora a los suyos. Así que alzaron la vista más allá de los árboles, más allá de las raíces retorcidas de su hogar, y encontraron a Nemo: el Guardián, el vigilante eterno de los exiliados, el padre de los que han sido rechazados. Pero no bastaba con verlo. Debían demostrar que eran dignos. Con sigilo y paciencia, comenzaron a esparcirse como el eco de su voluntad, invisibles y omnipresentes, recopilando secretos, acechando en la penumbra y llevando cada fragmento de conocimiento hasta los oídos de su nuevo señor. Lo que ven, él lo sabe. Lo que escuchan, él lo guarda. Lo que acechan, no sobrevive. Pero incluso en la noche más oscura, una chispa de luz puede prender fuego a todo. Una noche sin estrellas, los Zhaun encontraron a un niño en la frontera del olvido. No pertenecía ni al bosque ni al mundo exterior, un alma errante sin un nombre que importara. Pero en sus ojos, la sombra vio algo más que carne y hueso: vio destino. Arik fue su secreto, su hallazgo más valioso. Lo guiaron entre raíces negras y senderos malditos, llevándolo en un peregrinaje silencioso hacia el Guardián. Nemo lo observó, y en un solo instante, el juicio fue dictado: Arik no era solo un niño. Era un hijo. Los Zhaun del Guardián no solo le entregaron un heredero, sino que cambiaron la esencia misma del bosque. El Arcano susurró su nombre. Los árboles aprendieron su sombra. Y la noche lo aceptó como suyo. Ahora, los Ojos en la Penumbra no solo vigilan las tierras olvidadas. Caminan con un propósito que ni siquiera ellos comprenden del todo. Han elegido a un príncipe de las sombras, y el destino de Gaeia pende de la fina línea entre la voluntad del Guardián y la senda que este nuevo hijo decidirá tomar. Porque incluso las sombras tienen reyes.
Remove these ads. Join the Worldbuilders Guild




Comentarios