Ingeri: Ciudad Bajo las Montañas y Hogar de Guardianes Poderosos
Ingeri, la majestuosa prefectura que yace bajo las fauces, es un testimonio vivo de la armonía entre la artesanía enana, la destreza semidragónica y la naturaleza misma. Fundada en el año 346 por los primeros residentes, semidragones y enanos, el trabajo en la ciudad subterránea se extendió a lo largo de los siglos, culminando en el siglo IX con la creación de una obra maestra esculpida por el Rey Plateado, el soberano y artista de la tierra.
La ciudad de Ingeri se despliega a lo largo de las fauces con una complejidad arquitectónica impresionante. En su interior, enormes pilares sostienen las montañas, con viviendas colgando como estalactitas desde el techo de la cueva artificial. Cristales que irradian luz adornan cada rincón, creando una atmósfera mágica en la que la vida florece en la penumbra.
Ingeri, con una cultura arraigada en la minería, escultura, forja de armaduras y el curtido del cuero, se ha especializado en la crianza de ganado ovino y bovino en las proximidades de las fauces. Estas actividades económicas, combinadas con su comercio vital con Valin y Tostyn, han convertido a Ingeri en un centro económico fundamental para el imperio. Además, establecen tratos comerciales con Akkan, intercambiando equipamiento por alimentos.
La geografía única de Ingeri, con solo cuatro estrechas entradas y salidas, junto con sus formidables defensores, incluido el temible Hollow Dragon y una banda de ogros leales al señor Aryz, hacen que sea prácticamente impenetrable. Los habitantes de Ingeri, conscientes de la lealtad de los ogros al señor Aryz, optan por evitarlos, aunque también los alimentan en muestra de respeto y gratitud.
El Rey Plateado, un dragón cambiaformas, adoptó a Aiden, un huérfano de la guerra de los olvidados, junto con otros niños como Amaya y Takumi, quienes crecieron para convertirse en prominentes artistas. La tragedia golpeó a Ingeri cuando Aiden fue exiliado a Drakenlander, llevando al Rey Plateado a una profunda depresión que afectó a toda la prefectura.
Hoy en día, Ingeri se erige como un destino turístico, atraído por su paisaje surrealista, productos excepcionales y por ser la residencia principal de la renombrada cantante Amaya. La ciudad subterránea, con su rica historia y sus gemas relucientes, sigue siendo una joya oculta bajo las fauces, esperando a ser descubierta por aquellos que buscan maravillarse con la fusión única de la naturaleza y la habilidad artística.
La ciudad de Ingeri se despliega a lo largo de las fauces con una complejidad arquitectónica impresionante. En su interior, enormes pilares sostienen las montañas, con viviendas colgando como estalactitas desde el techo de la cueva artificial. Cristales que irradian luz adornan cada rincón, creando una atmósfera mágica en la que la vida florece en la penumbra.
Ingeri, con una cultura arraigada en la minería, escultura, forja de armaduras y el curtido del cuero, se ha especializado en la crianza de ganado ovino y bovino en las proximidades de las fauces. Estas actividades económicas, combinadas con su comercio vital con Valin y Tostyn, han convertido a Ingeri en un centro económico fundamental para el imperio. Además, establecen tratos comerciales con Akkan, intercambiando equipamiento por alimentos.
La geografía única de Ingeri, con solo cuatro estrechas entradas y salidas, junto con sus formidables defensores, incluido el temible Hollow Dragon y una banda de ogros leales al señor Aryz, hacen que sea prácticamente impenetrable. Los habitantes de Ingeri, conscientes de la lealtad de los ogros al señor Aryz, optan por evitarlos, aunque también los alimentan en muestra de respeto y gratitud.
El Rey Plateado, un dragón cambiaformas, adoptó a Aiden, un huérfano de la guerra de los olvidados, junto con otros niños como Amaya y Takumi, quienes crecieron para convertirse en prominentes artistas. La tragedia golpeó a Ingeri cuando Aiden fue exiliado a Drakenlander, llevando al Rey Plateado a una profunda depresión que afectó a toda la prefectura.
Hoy en día, Ingeri se erige como un destino turístico, atraído por su paisaje surrealista, productos excepcionales y por ser la residencia principal de la renombrada cantante Amaya. La ciudad subterránea, con su rica historia y sus gemas relucientes, sigue siendo una joya oculta bajo las fauces, esperando a ser descubierta por aquellos que buscan maravillarse con la fusión única de la naturaleza y la habilidad artística.
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