Suenan los tambores de guerra

Thelasil y Nura habían sido contratados por una familia noble para protegerles en el Reino de Meikos, habían pausado la búsqueda de las reliquias por temas económicos, este trabajo los dejaría más cerca de poder financiar su investigación. El trabajo era aburrido, no pasaba gran cosa en el Reino hasta que vieron aquel incriminador mensaje en el cielo

Tras escribir el mensaje en el cielo y temiendo de las posibles represalias, Flek y Kradmus se retiraron al templo de los S’fie esperando reagruparse allí con el resto de sus compañeros. Flek decide proteger el lugar de cualquier intrusión por lo que comienza a conjurar un hechizo de abjuración en el sitio.

Zet’ decidió contactar a Flek al día siguiente, le pidió explicaciones sobre aquella declaración de guerra. El daño estaba ya hecho y no había vuelta atrás. Flek invitó a Zet’ al templo de los S’fie considerando que era un lugar seguro para esconderse, el súbrido se negó argumentando que el mejor lugar para estar era Abjanel, ya que en la ciudad era menos probable que los atacaran. No llegaron a ningún acuerdo por lo que se quedaron en sus respectivas locaciones.

Más tarde Zet’ trataría de contactar a través de los sueños al Ferrero, buscando una manera de arreglar las cosas. Se repasaron varias opciones pero Ipsion era poco receptivo, ninguna de las alternativas lograba concertar una paz inmediata.

Thelasil aprovechó el nuevo ciclo para investigar más sobre la historia de Meikos, preguntó a un guardia por una biblioteca donde pudiera encontrar libros sobre la ciudad. Mientras el guardia lo guiaba hablaron sobre los recientes ataques irracionales que habían estado aterrorizando la ciudad.

Mientras tanto Nura solicitó una audiencia con el líder de los Ipsion movilizada por la curiosidad de saber los motivos que se escondían detrás de aquel mensaje en el cielo. Tras una breve charla con un guardía éste le prometió hablar con uno de sus compañeros para llevar el mensaje al noble.

Tras despertar del sueño con el Ferrero, Zet se dirigió al templo de Lerman con la intención de pedir perdón por las acciones de sus compañeros. Allí el templo le reveló una muestra de lo que había hecho el noble. En una borrosa visión se le revelaron varias niños jugando cuando aparecen unas siluetas de lo que parecían ser humanoides adultos, estas sombras se llevaban a los infantes para asesinarlos. Los niños parecían ser nobles, ¿quizá de otra de las casas nobles de Meikos? Zet agradeció la información y se marchó a la fortaleza de Meikos.

Dante aún era ajeno a lo que había pasado en Meikos. Se había sumido en la búsqueda de su redención. Tenía preguntas y esperaba encontrar las respuestas en el templo de Zechi, Allí Sausti, lo llevó a una piscina de agua que parecía estar burbujeando. Tras una inspección más detallada se da cuenta que hay una llama sumergida en el agua, ardiendo intensamente mientras evapora el agua que la rodea. ¿Cómo era esto posible?. Sausti le explicó que esta llama era la razón por la que el templo estaba allí, también le contó que no siempre estuvo sumergida. Le habló de un antiguo seguidor de Zechi que dejó que la llama se inundara, pues estaba seguro de que la llama no cedería. Ese seguidor coincidía con la descripción de la criatura del sombrero cual hongo que había visto en el templo de la llama púrpura, ¿podría ser la misma persona?

Tras el despertar espiritual Dante salió del templo sintiéndose renovado. Al llegar a la puerta escuchó unos aleteos que le parecieron familiares. Efectivamente era Cenizo que había regresado después de pasar varios ciclos con So. Hablaron sobre ella, sobre lo que había encontrado Cenizo mientras estuvo lejos. También trajo con él los objetos que le habían quitado y un regalo de So, la carta que había obtenido aquél fatídico día, en ella se podía leer “Por Somithel”

Thelasil y Nura fueron requeridos para escoltar un convoy del Reino que iba a la Fortaleza. Este convoy no parecía estar compuesto por los mismos guardias del noble al que habían estado protegiendo. ¿Sería este un convoy del noble Ipsion?

Tras unas horas de marcha llegaron hasta la casa flotante de Lyrdigon, pasaron por las diferentes edificaciones del lugar llamando la atención de los habitantes de la Fortaleza. Zet’ que también buscaba hablar con Lyrdigon para hablar sobre un arco que tenía la capacidad de atrapar un alma, se encontró inesperadamente con el convoy, allí reconoció a algunos de los guerreros que había visto en el encuentro de “comercio”. Se escondió, esperando no ser visto.