Locura en Meikos

El gran Príncipe Akaddón ya había desaparecido unas horas atrás, la nieve se volvía a acumular, el ambiente se enfrió, así como las caldeadas emociones del combate. Todos estaban agotados. Flek conjuró un lugar acogedor donde descansar el sitio mágico se adaptaba a las necesidades de sus habitantes. Una mesa de autopsia para Zet, una bóveda estrellada para Kradmus, un bosque para Kayn, un acogedor dojo para el maltrecho Dante.

So permaneció afuera orando, de ella se comenzaron a extender zarcillos espinosos que abarcaban una buena distancia. Del lugar mágico salió Zet’ buscaba que recogió los cadáveres que quedaron tirados, hablaron un poco mientras Zet trataba de encontrar el umbral al lugar extradimensional. después salió Dante con ayuda de Flek, que lo llevó volando al lugar donde se encontraba So. Estaba aterrado, ciertamente no era la So que recordaba, aunque aún sabía que algo de esa So aún permanecía. Se puso frente a ella y pidió perdón, se arrancó el anillo entendiendo que le había fallado como su guardián y esposo. lo puso a sus pies, sin decir mucho más y se retiró. Flek ofreció su ayuda para acabar con lo que quedaba de los secuaces de Suknas, para restaurar el orden y recuperar al cautivo Cenizo. So no quería aceptar, pero terminó cediendo ante la presión.

Al siguiente ciclo So se había ido dejándolos atrás. No tuvieron más opción que regresar a Abjanel y como era costumbre fueron a buscar guía espiritual. Kradmus fue al templo de la primera madre, donde fue recibido por un alboroto, algo estaba pasando por lo que se puso a indagar sobre la situación. Tras un canto embelesador que resonaba por el templo Kradmus despertó del trance y preguntó sobre la situación. Todo llevaba a la ciudad de Meikos, donde al parecer cosas extrañas le estaban pasando a muchos de sus habitantes.

Flek acompañó a Dante hasta el templo de Zechi donde también había revuelo por una razón desconocida. Ambos intentaron indagar sobre el tema pero la gente de clero era esquiva y cortante. Dante buscó un lugar donde orar, quería comprender más del fuego de su señora. En busca de esa sabiduría decidió prenderse en llamas con la ayuda de Flek se empapó en aceite y se encendió. Intentó soportar el dolor, intentando escuchar los susurros de Zechi pero no escuchó más que sus ahogados gritos mientras se quemaba vivo. Más tarde llegaría la gente del templo que lo apagó y se lo llevó casi moribundo.

Flek se dirigió entonces hasta el templo de la Guardiana, tras intentar pasar el umbral notó que no logro entrar al templo. Intento usar el hechizo que habia aprendido para regresar al santuario. Este lo llevó a un lugar de paso que no era necesariamente el templo. Tras hablar con uno de los guardianes de este lugar decidió marcharse pues no obtuvo mayor respuesta.

Zet’ intentó contactar a su madre pero no obtuvo respuesta, decidió entonces ir hasta Meikos donde encontró una ciudadela de los artesanos desierta, no logró ver una sola alma caminando por sus concurridas calles. La taberna donde se hospedaba su madre estaba completamente cerrada. Intentó ingresar por el balcón que había sido recientemente construido. No encontró a nadie en la habitación. Bajó hasta la recepción, solo encontró a un malherido sobreviviente. le indicó quedarse allí mientras investigaba más sobre la situación. Se dirigió hasta el templo en construcción donde encontró a otro sobreviviente refugiandose dentro, reacio a dejarlo entrar, este le explico un poco más lo que había pasado, Los habitantes habían comenzado a atacarse sin explicación alguna. Madres asesinando sus propios hijos, hermanos y amigos matandose habían perdido la razón.

Zet continuó recorriendo la ciudadela mientras incapacitaba con precisos cortes a cualquiera que lo atacara.