Crónica de Falerjian de Biblos

Verano, 2371 CK   Mediante este escrito deseo dejar sentado cómo los fieles soportadores del bien y el orden destruimos al tirano de esta ciudad, Yenejg Togan, dando por concluido el abominable Gobierno del Séptimo Brazo.   Al madrugar, ingresamos con un pequeño ejército en la ciudad, liderado por los leales caballeros que se reunieron en nuestro templo. Un gran alzamiento popular acompañó nuestro desafío. Eso fue bueno, ya que es apropiado y justo rebelarse contra el mal.   Los ciudadanos nos abrieron las puertas de la ciudad, y nos movimos como una tormenta de justicia a las calles, dictando condena a los soldados del mal. Tras medio día, la ciudad completa estaba liberada, y Yenejg Togan, con su armada completa en retirada, se refugió en su palacio. Irrumpimos antes del atardecer, con el sol aún brillando en el cielo, pero cada cámara estaba mágicamente sumida en la oscuridad y repleta de los espantosos gritos y aullidos de demonios. Sólo los más valientes pudieron seguirme todo el camino al salón principal, donde el tirano estaba esperando a sus enemigos.   “Quién eres, tonto”, preguntó, apuntándome con su dedo.   “Sialak ha decretado que el mal no reinará aquí” fue mi respuesta.   Entonces, el horrible aliado del hechicero vino reptando desde las tinieblas – un demonio de seis brazos con una cola serpentina. La criatura impía, Penfavasta, nos atacó a todos en el momento, con sus seis brazos sosteniendo diversas armas. La lucha fue gloriosa y terrible. Todos mis compañeros cayeron antes de que Penfavasta fuera finalmente destruida por el poder de la Creadora. Devorada por el fuego sagrado, el demonio retorcido y aullante fue eliminado de la existencia. Drenado de su poder, Yenejg Togan, ahora poco más que un loco, se deslizó de su asiento como un saco vacío, sosteniendo un pequeño objeto contra su pecho. Intentó echarse a correr pero fue rápidamente aplastado por mi maza. La hora de la retribución había llegado.   Entre sus dedos, encontré lo que probablemente fuese la posesión más preciada de Yenejg - un objeto fuertemente asociado con el mismo giro maligno de la criatura dibujada en él. Penfavasta el marilith. Con la muerte del hechicero, elmanto de miedo y oscuridad que pendía sobre el palacio se desvaneció, y una muchedumbre de gente enfurecida ingresó para saquear y destruir todo. Exhausto y apenado por la muerte de mis compañeros, poco pude hacer más que mirar como el reinado del malvado hechicero había llenado cada corazón de odio y descontrolada venganza. La siguiente mañana, el cuerpo de Yenejg Togan fue quemado en el mismo sitio donde sus esbirros habían ejecutado a numerosos inocentes en los tres años anteriores. Ahora, ha llegado el momento de restaurar el gobierno legal de esta ciudad, con la esperanza de que los días trágicos del Gobierno del Séptimo Brazo se hayan ido para siempre. Honor y gloria a la Creadora…   Falerjan de Biblos