Hëlsgi

Su población está compuesta de nenúnicos, darminos y teriántropos osos y lobos únicamente. Todos son practicantes de una religión local que adoró a Uskvant. Prácticamente todos son cazadores o agricultores, con algunas excepciones como uno o dos sastres, mecánicos, etc. Las riquezas están distribuídas de una forma más o menos equitativa. Gracias a la gran cantidad de hogares que quedaron vacíos luego de la recesión de los 30, hay casas para todos los miembros y, si todos quisieran tener una casa propia, todos podrían tenerla. Sin embargo, varios escogen vivir con sus familias.

Aunque son parte oficial de la República de Enskröd, ninguna de sus divisiones administrativas está interesada en reclamar o prestar algún tipo de apoyo a Hëlsgi. Es, en pocas palabras, un hueco carente de leyes y de presencia gubernamental dentro del Estado enskrodi.

El asentamiento se mantenía a flote gracias a sus minas. Sin embargo, luego de que sus recursos se agotaran, no existe comercio entre Hëlsgi y otros lugares ya que no producen nada particularmente especial.

La mayoría de sus carreteras están en terrible estado. Múltiples casas y edificios han sido lentamente desmantelados para utilizar los recursos en otros proyectos, como un pequeño cercado alrededor del pueblo. El lugar está bastante deteriorado y no cuenta con gasoductos, ni acueductos ni alcantarillado funcional. De la misma manera, sus torres eléctricas están completamente inútiles.

La única facción de Hëlsgi fue el culto de los celadores de Driskvjulf, que más bien era conocido por el nombre del anciano en el poder de la época. Entre el 108 y el 114 e.M., fue llamado el culto de Uskvant. Dentro de esta organización, sin embargo, existía una pequeña facción latente dirigida por Imim esperando el momento oportuno para tomar el poder. Empero, durante el 114 e.M. tanto Uskvant e Imim como sus respectivos seguidores fueron asesinados.   El culto de los celadores fue caracterizado por sus rituales de "apaciguamiento" de la aberración bestial llamada Driskvjulf. Personas, preferiblemente extranjeros, eran capturados antes de las lunas llenas para realizar ritos y festivales que celebraran los "espíritus locales" y los mantuvieran calmados. Estos capturados eran luego arrojados a los calabozos de Driskvjulf para ser devorados por la bestia, pero no sin antes cruzar por una serie de ceremonias que los volvían "uno" con la fe, de tal forma que fuese apropiado para Driskvjulf engullir la víctima. Los sectarios más importantes del culto, incluyendo las ofrendas a la aberración, eran deformados a través de la iluminación del Celador con sus cuellos girados 180°, de tal forma que sus rostros miraban al lado contrario. Máscaras y bozos eran tejidos directamente en la piel, para ocultarlos del mundo. Además, estos eran capaces de controlar un fuego infernal de apariencia rojiza y un fulgurante hedor a muerte y putrefacción.

Recesión de los años 30

En la década de los 30, las empresas mineras en Hëlsgi comenzaron a sufrir pérdidas financieras por la merma de recursos disponibles en el área. Ideas vingeístas exportadas de regiones aledañas inspiraron a muchos trabajadores a sindicalizarse, pues estaban perdiendo sus beneficios y sufriendo constantes recortes de salario. Un paro que duró aproximadamente un mes invocó la ira de los ejecutivos, quienes prefirieron sacrificar las minas completas a causa de lo poco productiva que se había vuelto en vez de darle a sus empleados un salario digno. Una aberración bestial, soñolienta, fue traída al pueblo y liberada con inyecciones de múltiples drogas para acabar con todos los empleados que estaban en paro dentro de las minas.   En la noche del 22 de Glesserhunt del 32 e.M., cientos de trabajadores murieron a manos de la aberración y solo luego de múltiples esfuerzos fue la bestia acorralada. Arlflynd, un obrero de las minas oriundo de Hëlsgi, amarró la bestia en el interior del almacén que conectaba con los yacimientos subterráneos. Durante los siguientes meses, Arlflynd dirigió un movimiento de apropiación de las minas y de los medios de producción abandonados por los empresarios ajenos a la ciudad que controlaban todo. Aquellos que osaban rebelarse eran arrojados a la bestia, quien luego fue bautizada con el nombre de Driskvjulf.   Arlflynd se llamó a sí mismo un portador de justicia y liberación, quien protegería al pequeño y recluído asentamiento de fuerzas extranjeras. La población local fue inspirada por su carisma y su ignorancia de la escasa relevancia de Hëlsgi en el gran esquema de las cosas, sobre todo ahora que las minas no eran tan productivas como antes. Bajo Arlflynd, los recursos fueron reorganizados y se continuó exportando minerales. Gracias a su gran influencia, terminó convirtiéndose en un heraldo de su propia religión.   Cuando las minas de Hëlsgi quedaron sin recursos a mediados de los 30, la ciudad terminó en quiebra y más de la mitad de la población migró a otras metrópolis enskrodis. Entretanto, los que se quedaron sufrieron el terrible impacto económico que había tenido perder su única fuente de ingresos, y al menos dos tercios de la población restante murió de hambre y enfermedades. El remanente logró adaptarse al empezar a vivir de la cacería y la agricultura, sembrando todo lo que permitiera el inhóspito clima de la región.   Tras su pérdida de poder por la escasez de minerales para aprovechar, Arlflynd tuvo que recurrir a otros medios para continuar subyugando a la gente. Los pocos que aún sabían de Driskvjulf fueron lentamente ejecutados por su propia mano, quedando únicamente él. Siendo capaz de controlar a la bestia a través de su iluminación, despertó en ella instintos de cacería durante las noches de luna llena para cazar a pueblerinos descuidados y luego encerrarla de nuevo. Arlflynd se presentó a sí mismo como la única persona capaz de continuar protegiendo a Hëlsgi de los espíritus malignos que hostigaban la aldea, y así comenzó su culto una vez más y las apariciones de Driskvjulf por el pueblo cesaron.   Desde ese entonces, todas las antiguas torres eléctricas y cables se han deteriorado al punto en que no funcionan. Los gasoductos dejaron de recibir mantenimiento y pronto fueron completamente abandonados. De igual forma, para poder conseguir agua los habitantes debieron recurrir a pozos y otros medios. Por otro lado, las carreteras dejaron de ser cuidadas por el Estado, por lo cual el estilo de vida para todos los sobrevivientes de la recesión de los 30 decayó en picada.  

Reportes de desaparecidos

En relación a las veces que personas han visitado el decadente pueblo para saber un poco más la historia de lo que antes fue una bulliciosa pero pequeña ciudad, muy pocos han sido los desaparecidos. No obstante, de igual forma se hace un poco extraño el hecho de que al menos quince personas no hayan regresado de Hëlsgi en un periodo entre el 104 y el 114 e.M.   Puesto que la gran mayoría regresa sin ningún problema o queja acerca del lugar, no se solía entender con claridad la naturaleza de las desapariciones. Se creía que estas personas fueron acechadas y asesinadas por alguna criatura, monstruo o grupo de criminales en la ruta. Sin embargo, algo curioso acerca de todos los reportes es que las personas desaparecidas siempre visitaban Hëlsgi a mediados de mes.  

Linaje de celadores egoiluminados de Driskvjulf

• Arlflynd (nace el 20 e.M. y muere el 47 e.M.). Se vuelve el primer celador el 32 e.M.
• Fjernoy (nace el 31 e.M. y muere el 56 e.M.). Se vuelve celador el 47 e.M.
• Griʂti (nace el 40 e.M. y muere el 70 e.M.). Se vuelve celador el 56 e.M.
• Flagald (nace el 55 e.M. y muere el 83 e.M.). Se vuelve celador el 70 e.M.
• Jåräll (nace el 64 e.M. y muere el 96 e.M.). Se vuelve celador el 83 e.M.
• Glardni (nace el 77 e.M. y muere el 108 e.M.). Se vuelve celador el 96 e.M.
• Uskvant (nace el 88 e.M. y muere el 114 e.M.). Se vuelve celador el 108 e.M.

El linaje muere con Uskvant, quien es asesinado el 114 e.M. junto con Driskvjulf. Aunque su mano derecha Imim intentara revivir el culto con la ausencia de Driskvjulf, él también fue ejecutado durante la cacería de primavera de aquel año.