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Dios de las Trincheras

"Nuestros hombres están cayendo en la locura. Afirman ver a un hombre riéndose en medio de la tierra de nadie. Muchos están atemorizados de salir de las trincheras y topárselo".

El Dios de las Trincheras es un nombre que se le dio a un espíritu que se aparecía ante algunos soldados en medio de las guerras. La mayoría de los reportes afirmaban que era visto en las horas silenciosas y solitarias, cuando los ejércitos no estaban luchando en el medio de las trincheras. Aseveraron los hombres que podían verlo caminar a través de los cadáveres y los charcos de sangre y lodo; que podían atisbarlo reírse; a veces llorar; a veces gritar; lo cierto es que quienes fueron lo suficientemente curiosos para irlo a buscar no han sido encontrados de nuevo en ningún lugar.   Originalmente se pensó que era un mal chiste o una historia de terror que soldados inventaron en las trincheras que separaban las tropas de Enám de los ejércitos darminos en los sucesos de Los Inviernos Rojos. No obstante, apariciones se siguieron reportando en otras trincheras y, efectivamente, nunca hubo más registros o rastros de pertenencias, o si quiera un cadáver, de los soldados que se aproximaban a esta anomalía.  

Descripción

La apariencia exacta del Dios de las Trincheras es desconocida. Solo se sabe que presentaba la silueta de un humanoide que, por su altura y contextura, podría ser un enamés. Sus prendas solían ser andrajos viejos; uniformes desgastados, arruinados y manchados por tierra y sangre seca. Se han dado muchos reportes de su cara y su cabello, pero todos son contradictorios, lo cual podría significar que tiene muchos rostros o que los soldados estaban imaginando o inventando cosas. Nunca se le ha oído hablar, pero sí reír, llorar y gritar.  

Apariciones

Solamente se oyó de sus apariciones en las tierras de nadie. Solía ser visto en dos tipos de ocasiones: 1) cuando el campo de batalla estaaba quieto y en silencio o 2) cuando ocurría una crisis; durante bombardeos acompañados de invasiones de parte de la infantería y sus maquinarias pesadas (baterías, tanques, morteros, etc.). En el primer caso, se le solía oír gritando o llorando. En el segundo, se le solía oír riendo. Es como si el espíritu sintiera placer únicamente de la guerra, razón por la cual ha sido llamado espíritu o dios de la guerra, y también espíritu o dios de las trincheras, ya que solamente cerca de estas era atisbado.  

Adoración

Santuario del Dios de las Trincheras.
  El Dios de las Trincheras comenzó a ser adorado durante los Inviernos Rojos. Se dice que las tropas enamesas lo reconocían como un Señor Abismal, súbdito de Eranor y que, por lo tanto, merecía libaciones y sacrificios al igual que otras personalidades relevantes del Abismo. Grupos de soldados comenzaron a construir santuarios dentro de las trincheras y a rendirle culto a través de rezos y libaciones con la sangre de sus enemigos (los darminos). Además, los soldados empezaron a traer sacrificios igualmente; algunos darminos eran dejados vivos y utilizados para 'alimentar' al dios de las trincheras y que, a cambio de eso, tuvieran su favor en las batallas.   No todos los soldados estaban de acuerdo con la adoración a este nuevo y extraño dios. No obstante, esto no detuvo la formación de sectas entre las brigadas, entre las que 'elegidos', o simbiontes, comenzaron a nacer también, aumentando así el fervor que los sectarios tenían por su nuevo dios.   El culto al Dios de las Trincheras continuó incluso después del final de la primera guerra darmino-enamesa. Estos cultos no son aprobados por la Iglesia del Sol Ennegrecido, ya que consideran a este Señor Abismal un espíritu remanente del eranorismo clásico que probablemente busque cumplir los designios del Amo a través de la aniquilación y el exterminio, como la Primera y Segunda Ola de Nigromantes. Quienes lo adoran se mantienen en el anonimato para evitar ser perseguidos por la Iglesia.  

Culto de las Trincheras

Culto de las Trincheras es el nombre que se le da a cada secta que rinde adoración y tributo al Dios de la Guerra por medio de libaciones y sacrificios. En la guerra, estas libaciones se hacían con la sangre de los enemigos y los sacrificios con prisioneros de guerra, normalmente soldados comunes y corrientes que tenían la mala suerte de ser capturados vivos en medio de los ataques. Los Cultos tienen una pequeña jerarquía y, además, un ritual de iniciación para cada rango.  

Jerarquía

  1. Recluta: Los reclutas son los iniciados de cada Culto. Estos aprenden las doctrinas del Dios de las Trincheras y pueden participar como espectadores en los rituales que son llevados a cabo de manera regular por cada secta. Durante los rituales, estos tienden a rezar o simplemente a contemplar. No tienen derecho a completar los sacrificios o las libaciones ellos mismos.
  2. Ritualista: Los ritualistas son miembros del Culto que ya han cumplido un mínimo de tiempo en este y que, además, se han ganado la confianza de los demás ritualistas y el belicista. Estos están encargados con llevar a cabo las libaciones y los sacrificios sapientes. Los ritualistas son considerados asesinos en serie, en tanto el culto se esté haciendo con ciudadanos en vez de enemigos (lo cual es lo más común hoy en día).
  3. Belicista: El belicista es la cabeza de la secta. Normalmente, solo se puede ser un belicista si se es elegido. Si hay más de un elegido en una secta (lo cual no es común), entonces el que haya tenido más tiempo en esta es escogido como el belicista. Estos supervisan los rituales, lideran los rezos y escogen las víctimas.
  Todos los miembros usan mantos con capuchas de los colores de los uniformes enameses, en conjunto con cámaras de gases, para poder ocultar sus identidades. Los reclutas utilizan capas con un color gris verdoso claro, mientras que el de los ritualistas es un gris más oscuro. Por último, el belicista usa los colores de la fe eranorista: el negro y el borgoña.  

Iniciación

Para ser un iniciado o recluta, hay que cruzar por un rito de iniciación que comprende la captura de una persona. Los reclutas son comendados a conseguir a cierta víctima con algún perfil que vaya de acuerdo con las características de enemigos estereotípicos del Imperio, por lo tanto, minorías aldaras y darminas predominantemente. Deben tomar a la víctima y llevarla a un lugar de encuentro, probablemente en algún distrito de mala muerte a horas de la noche, donde la seguridad sea mínima o nula, para que un ritualista pueda llevarse el cuerpo hacia la morada.   Luego de unos días, el recluta normalmente recibe una visita de un ritualista, quien lo lleva vendado y maniatado hacia la guarida de la secta para ser recibido por el resto de los miembros. Acá, el prospecto es presentado al Culto y este debe jurar lealtad al belicista y los ritualistas, así como al Dios de las Trincheras en sí. Aquellos que completan el juramento son estigmatizados con fuego, dejando el símbolo de las trincheras (un misil) marcado en sus cuerpos, normalmente sobre el área cervical de la columna. Al momento de terminar el ritual, el recluta queda con una marca permanente en su espalda que lo identificará como parte del Culto. Si en algún momento intentara delatarlos, de igual manera será reconocido por la ley como alguien que participó en sacrificios sapientes utilizando ciudadanos inocentes, lo cual significará condena capital para él igualmente.  

Simbiosis divina

Mientras que otras formas de simbiosis divina mutualista tienen como beneficio el control de un elemento, un fenómeno natural, los espíritus, etc., la taumaturgia del Dios de las Trincheras es mucho más 'moderna'. Los cuerpos de sus elegidos se transforman en mitad autómatas, con partes metálicas que cambian de forma y estructura de acuerdo con las necesidades del taumaturgo y su dios. Estos básicamente adquieren las siguientes habilidades:
  • Sus cuerpos reciben una capa metálica que sirve como protección contra ataques más convencionales, como puñetazos, patadas, etc. Esta capa se ubica debajo de la piel, por lo cual no está normalmente expuesta a la vista.
  • En diferentes partes de sus cuerpos pueden activar toda clase de mecanismos, como cañones que disparan balas explosivas hacia sus objetivos. Estos cañones pueden salir de la cabeza o las manos (la mano es removida como si se tratase de una pieza de un robot, revelando una serie de cañones de los que pueden salir varios misiles dirigidos a diferentes objetivos de manera telepática).
  • Además de revelar cañones en el interior de sus brazos, los simbiontes del Dios de las Trincheras también pueden disparar sus puños con una velocidad y fuerza que hacen la mano capaz de penetrar a través del concreto reforzado. No obstante, luego de cruzar una pared de contreto, no podrá cruzar otra.
  • Los taumaturgos pueden 'separar' sus costillas, revelando que entre estas hay armas de fuego automáticas que pueden disparar ráfagas de balas a su alrededor.
  • Además de sus cañones y armas automáticas, los elegidos del Dios de la Guerra son capaces de hacer sobresalir una serie de filos y taladros flexibles de varias partes del cuerpo, como podrían ser la columna, el torso, etc.
  • Algunos elegidos son tan poderosos como para poder llamar la voluntad de su dios desde los cielos, haciendo que lluvias de balas caigan sobre sus enemigos, así como también bombardeos sobre una designada área.
  • Ciertos elegidos tienen en sus cuerpos lanzallamas implementados, pero son muy pocos los que los poseen.
 

Parasitismo

Los elegidos del Dios de las Trincheras adquieren muchos favores para la guerra, como los mencionados previamente. No obstante, hay diferentes formas en las que esta relación divina afecta la mente de los hombres también. Una de ellas es el trastorno de estrés post-traumático, el cual existe en literalmente todos los elegidos y adoradores de este ser que han ido a la guerra. Si bien el TEPT existe en muchos soldados además de aquellos que se encuentran en el infame Culto de las Trincheras, la incidencia en los miembros de este es del 100%, incluso para aquellos que pasaron más tiempo en la retaguardia que en el combate en vivo.   Otros elegidos también desarrollan trastornos adicionales, todos relacionados a la personalidad. El trastorno antisocial de la personalidad es el más común, pero otros posibles incluyen el trastorno narcisista y, sobre todo, el trastorno límite o fronterizo. Todos los soldados elegidos terminan siendo internados en manicomios especiales al volver a casa; aquellos donde se puedan limitar sus poderes divinos. Los que logran escapar son encontrados nuevamente como los autores de asesinatos en masa y otra clase de crímenes horrendos en las ciudades y pueblos.
El Dios de las Trincheras, también conocido como el Dios de la Guerra, fue un ser que solía aparecerse en las tierras de nadie durante guerras de desgaste. Esta extraña criatura de origen probablemente divino comenzó a ser relacionada con los resultados de las batallas, despertando el famoso Culto de las Trincheras; grupos de soldados que adoraban a este dios en busca de sus favores. Los elegidos son transformados en semiautómatas, cuyos cuerpos se vuelven armas letales, pero cuyas mentes son destruidas por completo a causa del trastorno de estrés post-traumático y trastornos de la personalidad como el antisocial, el narcisista y el límite (predominantemente del grupo B).

Detalles generales

Apariencia

La silueta de un soldado alto y fornido, probablemente un enamés. No se tienen detalles precisos de su rostro. Constantemente vestía con un uniforme jironado que, además, siempre estaba manchado por lodo y sangre. Cuando la tierra de nadie estaba tranquila, se escuchaban sus gritos o llantos; cuando la tierra de nadie estaba sumida por bombardeos y ráfagas de disparos, se oían sus carcajadas.
Children

Poderes

El Dios de las Trincheras es conocido por favorecer a sus elegidos con toda una diversidad de poderes: les brinda la potestad para transformar sus cuerpos en armas mortales, pudiendo disparar misiles, ráfagas de balas e invocar lanzallamas, filos y taladros de sus mismos cuerpos. Además, algunos elegidos son capaces de rezar a su dios para que este invoque lluvias de balas o bombas sobre sus enemigos.

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