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Cultura y Sociedad Enamesa

Sacra Enám.

El Sacro Imperio Enamés murió aún joven. Este ominoso Estado surgió de la invasión de nueve Generales Abismales a lo que antiguamente se conocía como Nulvin. Entre estos, Ternlot fue uno de los más prominentes, y, tras el final de las Guerras Enamesas, unificó Nulvin entera bajo su bandera y la ofreció a su Amo Eranor. La Nulvin de antaño fue despojada de sus antiguas costumbres y tradiciones, así como también de sus creencias. El eratorismo fue prohibido, y sus profetas y creyentes torturados y ejecutados. Las costumbres restrictivas al sexo sin motivos de procreación fueron destruidas durante Los Años de la Vergüenza. Lo que pudo haber sido una floreciente república (las repúblicas nulvinas) tras las revoluciones liberales se convirtió en nada más que un sueño, pues la llegada de los abismales fue lo suficientemente oportuna como para detener el avance del pensamiento ilustrado y para restablecer los estatutos del Antiguo Régimen. El siguiente artículo es una pequeña introducción a los elementos más importantes de la cultura y sociedad enamesa. Cada sección será elaborada a mayor profundidad y modificada como se vea necesario con el pasar del tiempo. Estas secciones incluyen: estamentos, familia y hogar, sexo y género, tabúes, fe y gastronomía. Artículos separados elaborarán a mayor profundidad aún en cada sección, como es el caso del eranorismo filantrópico para la sección de fe.  

Estamentos

  • Proletariado: Clase trabajadora. Se subdividía en la clase trabajadora rural y urbana. Comprendieron la gran parte de la población enamesa. Fueron personas con poco poder adquisitivo y cuya sobrevivencia dependía de vender su labor como comodidades a las élites industriales o antiguas. Sufrieron de las terribles condiciones higiénicas y de seguridad en las fábricas, sobre todo aquellos que trabajaban en las grandes urbes del Imperio.
  • Artesanos: Un pequeño peldaño de la clase media enamesa, el cual poseía los medios y los conocimientos para producir comodidades que podían llevar al mercado e intercambiar por dinero. Los artesanos solían estar mejor acomodados que el proletario promedio, pero seguían sufriendo por los intereses de las élites industriales y los terratenientes nobles del Antiguo Régimen. Poco a poco fueron aplastados por las grandes fábricas, que se volvían capaces de manufacturar los mismos productos de formas más rápidas y venderlos por un menor precio. Los artesanos eran más ‘exitosos’ en las regiones rurales que en el interior de las ciudades.
  • Trabajadores de cuello blanco: Se trata de la clase media de las ciudades. Mientras que en las regiones rurales la pirámide estaba compuesta por la Nobleza Abismal, los artesanos y el campesinado (o proletariado rural), en las ciudades se encontraban los Nuevos Industrialistas (o élite industrial), los trabajadores de cuello blanco y el proletariado urbano. Estos trabajadores tenían un poco más de derecho que los miembros del proletariado y gozaban de más beneficios. Solían ser maestros, profesores universitarios, guardias en las prisiones, policías, oficiales administrativos y otros profesionales en el servicio público.
  • Élite industrial: Una creciente clase de burgueses que dominaba parcialmente el comercio de las ciudades, con sus grandes fábricas de telas, ropas, metales y muchos otros bienes. Los burgueses acumularon grandes cantidades de capital de la explotación de la clase trabajadora, pagándole lo mínimamente posible y quedándose con el resto para continuar incrementando su capital. Carecían de interés por las condiciones de trabajo de sus empleados, teniendo fábricas sumamente peligrosas donde incluso niños eran parte del recurso humano.
  • Nobleza Abismal: Eran dueños de grandes cantidades de tierras que eran trabajadas y mantenidas por trabajadores con pocos derechos; miembros del proletariado. Estas tierras generalmente radicaban fuera de las ciudades principales. Ellos estaban exentos de impuestos y tenían el apoyo directo del Abismo y sus tropas. El hecho de que la Nobleza Abismal se apoyara del Abismo directamente le permitió mantenerse como la clase social gobernante en contra de la gran mayoría de intentos revolucionarios de la clase trabajadora y de los mismos burgueses. Este estamento también estaba íntimamente afiliado con el clero eranorista. Tenían un monopolio sobre la agricultura enamesa. El hijo (o hija) mayor era quien hereda las tierras, haciendo que los demás hermanos y hermanas se vieran obligados a participar bien sea en el ejército, en el clero o a tomar cargos administrativos en las ciudades.
  Al igual que en el resto de los nuevos Estados regidos por los generales abismales, muchos miembros de la Nobleza Abismal tomaron apariencia terenaria o poseído cuerpos ya existentes con el fin de obtener poder dentro de los nuevos territorios pertenecientes al Príncipe de los Condenados. La nobleza abismal se dividió en varias casas, algunas directamente provenientes del Abismo (ej. La casa Igíran), y otras que se crearon en Terenar. Kishtytát Naukhúsh, un viejo monarca absoluto de Enám, fue un miembro de la casa Naukhúsh proveniente del Abismo pero nacido en Terenar. Ternlot Igíran, su primer Emperador, nació en el Abismo y descendió a Terenar después.   El clero eranorista fue parte de la Nobleza Abismal. Se trató del estrato eclesiástico compuesto por los miembros de la Iglesia del Sol Ennegrecido. El clero eranorista era muy importante, puesto que los dominios del Príncipe del Condenado eran una teocracia que se expandía más allá de los mundos y se dividía en vastos territorios. La iglesia del sol ennegrecido era sumamente relevante para mantener las conexiones con el Abismo y el “Amo”, lo cual le otorgaba su gran poder militar a la Nobleza.   Otro estamento menos relevante era la Nobleza Nulvina. Se trató de un estrato que perdió prácticamente todos sus privilegios que les daban tanto poder. Se convirtieron en nada más que hazmerreíres para el imperio, los cuales estaban al mismo nivel del pueblo llano. Los escudos y apellidos de la nobleza se volvieron meras excentricidades sin más que un valor nominal.  

Familia y hogar

El pueblo llano, junto a la nobleza nulvina, mantuvieron las costumbres del Antiguo Régimen (la época antes del Dragena) en la que el hombre solía tener el rol principal en la familia. Generalmente, el más anciano de una casa solía ser la cabeza de la familia. Las mujeres se les consideraba que solo debían dedicarse a los asuntos del hogar y de la crianza de los hijos, mientras que el hombre debía trabajar. De acuerdo con estas costumbres igualmente, la mujer debía ser sumisa y condescendiente, por lo cual la violencia doméstica era muy común en las parejas casadas.   Por otro lado, de acuerdo a la nueva burguesía y nobleza abismal, estos seres no veían relevancia a las concepciones de rol de género o de cómo debe organizarse el núcleo familiar. Los abismales, interesados por las cuestiones carnales que no habían experimentado por ser seres esencialmente espirituales, se veían desenfrenados en el hedonismo y no les importaba poseer o disfrazarse de cuerpos bien sea masculinos o femeninos. Además, tanto hombres como mujeres podían posicionarse en altos cargos dentro del Régimen Abismal.  

Sexo y género

A medida que Enám se transformó en una cultura más progresiva basada en el hedonismo abismal y carencia de interés por las tradiciones y culturas nulvinas, el estado del género se volvió equitativo cuando las esferas domésticas y públicas dejaron de ser separadas. En el mundo exterior (política, comercio, guerra y trabajo) las mujeres fueron tan valiosas como los hombres, al igual que en la esfera privada (el hogar). Esta dicotomía doméstica-pública que alguna vez caracterizó a Nulvin fue totalmente destruida cuando Merég Igíran se convirtió en la Sacra Emperadora Enamesa tras la muerte de su padre, Ternlot. Per se, no hubo roles de género ya en Enám, solamente hombres y mujeres biológicas haciendo lo que quieren siempre y cuando sea legal.   En cuanto a las vestimentas, no obstante, existían ciertas distinciones entre lo que los hombres y las mujeres pueden usar. Esto es un remanente de la tradición nulvina y es más en aras de la moda que en pro de hacer una distinción entre hombres y mujeres.  

Tabúes

Para los restos del Antiguo Régimen, los tabúes surgieron de sus aún fervientes creencias eratoristas. Por ejemplo, el divorcio, si bien podía ser practicado, era increíblemente mal visto por los miembros del Antiguo Régimen y los remanentes de la población que podía considerarse nulvina en Enam. En cuanto a la homosexualidad, a diferencia de otras culturas, esta no era mal vista siempre y cuando el amor fuera platónico y no se llevara a lo carnal. Por otro lado, como en el caso de los reanores y los hinraínos, la perversión era castigada. La poligamia y el concubinato eran considerados formas de relaciones inaceptables. La única excepción para el concubinato era que se trate de una relación platónica, como ocurre entre las parejas homosexuales. Los nulvinos del Antiguo Régimen creían devotamente en la idea del matrimonio cuando una pareja se ama, afecto que debe ser consagrado ante Erator.   Entretanto, los tabúes no existían entre los abismales, al menos no de forma 100% arraigada. Los tabúes que se construyeron lentamente en la sociedad abismal fueron el resultado de dos factores: 1) su fe eranorista y 2) “Los Años de la Vergüenza”. Antes de discutir los tabúes que emergieron del primer factor, se explorarán aquellos que surgen del segundo. Los Años de la Vergüenza fue un periodo fue marcado por la llegada de los abismales a Terenar quienes, al adquirir cuerpos materiales y al ser ajenos a las ataduras del Estado y de la religión, vivieron bajo el ‘estado de la naturaleza’ hasta que las Guerras de las Concupiscencias llevaron a la instauración de un contrato social entre los abismales. Los Años de la Vergüenza fueron marcados por grandes perversidades que comenzaron desde lo solitario (la masturbación), pasando por lo privado (copulación, luego tríos, eventualmente orgías), luego a lo público (todo lo que pudo haberse llevado a cabo en solitario o privado pero sin poner mientes al lugar o el contexto) y, por último, a la perversión pura (llevando a un incremento en la expresión pura de desórdenes sexuales y parafilias diversas que son preferibles no mencionar en estas páginas). A medida que los abismales se acostumbraron a la vida planar, estos desarrollaron diversos estigmas contra varias parafilias, a causa de sus impactos en la sociedad, lo cual directamente afectaba los planes del Amo con respecto a la expansión del Abismo hacia Terenar.   Los tabúes más pronunciados de la sociedad enamesa radicaban en el respeto de las tradiciones religiosas eranoristas. Aquellos que osaran interrumpir ritos o misas, aquellos que tuvieran la audacia de tocar las reliquias del Señor, o profanar de manera general aquello que es de Eranor, era estigmatizado y condenado. Los enemigos de la fe, que trabajaban en virtud de enlentecer o detener el ‘suicidio lento’ del mundo, como lo son los eratoristas, también fueron considerados tabú. Estas personas que profesaban religiones como el eratorismo o el devonismo solían ser brutalmente castigadas, recibiendo muertes que podían compararse a las de los teócratas de Dharmim. Incluso ante estos actos que no eran considerados permisibles, Enam era una sociedad bastante libre de tabúes en relación a otras que condenaban el travestismo, la transexualidad, la homosexualidad y ciertos regimenes alimenticios.  

Fe

El Régimen Abismal estableció sobre el territorio nulvino la práctica del llamado “nuevo eranorismo”, el cual era un sincretismo entre el eranorismo clásico preexistente en Nulvin, el eranorismo practicado directamente en el Abismo, y los avances filosóficos y científicos de Enam de la época. Por otro lado, diversas ramas del eranorismo (eranorismo kashatista, eranorismo clásico…) y el verismo fueron creencias aceptadas a pesar de que el “nuevo eranorismo” o “eranorismo moderno” fuera la religión oficial.   Era común la variedad de cultos que se rinden a diversos Señores Abismales y Príncipes Abismales. Por lo general, antes de cada comida, en los santuarios domésticos se llevaban a cabo libaciones donde era menester derramar algún líquido —específicamente vino, miel o leche— donde ardía la llama.   En los templos eranoristas creados en las antiguas catedrales eratoristas se realizaba el culto público igualmente. Por lo general, dentro de estos cultos realizados una vez a la semana —generalmente en fines de semana—, se llevaban a cabo libaciones, plegarias y sacrificios. Los sacrificios podían ser animales o humanoides, dependiendo de las necesidades.   Existió además una diversidad de festividades en el transcurso del año en honor a la religión. Por otro lado, otras efemérides también involucraban acontecimientos históricos como la victoria de los abismales sobre los nulvinos en Enrúv y, posteriormente, la fundación del imperio.  

Gastronomía

Los enameses tenían una diversidad de platos que se enfocaban principalmente en el uso de la carne, puesto que los abismales tienen una mayor afinidad a alimentarse de otras criaturas. Por supuesto, el uso de vegetales, granos y especias también constituyó parte de la gastronomía nulvina. En cuanto a los postres, las técnicas de repostería nulvinas fueron muy alabadas por la nobleza abismal, por lo cual muchos cocineros se les perdonó la vida simplemente para servir a sus nuevos amos. Entre algunos corre el dicho de que “mátalos y poséelos a todos, pero deja a los cocineros en paz”.
La cultura y sociedad enamesa es difícil de definir debido a que contiene los remanentes de las antiguas costumbres nulvinas, chocando con las formas de ser de los alaíreos invasores y las de otros inmigrantes como los darminos, ahora en una mezcla con las conductas y etiquetas de los nuevos habitantes abismales.

Detalles generales

Clases sociales

Los enameses se dividían en la clase trabajadora (tanto en los campos como en las ciudades), la clase media (los trabajadores de cuello blanco en las urbes y los artesanos de las regiones más rurales), y la clase alta (disputada entre la Nobleza Abismal y la creciente élite industrialista).

Fe

Los enameses fueron fervientes creyentes del eranorismo filantrópico. No obstante, el Sacro Imperio Enamés también fue hogar de miembros de otras religiones, como algunos cultos paganos devonistas, creyentes de los nacidos de las estrellas (o soneristas), grupos clandestinos de eratoristas, sectarios eranoristas clásicos y demás. Hay que tomar en cuenta que esta diversidad religiosa no es el resultado de un Estado tolerante, pues activamente se realizaron genocidios sistemáticos contra miembros de otros cultos que no fueran de la fe oficial.

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