Aberración Bestial

Las aberraciones bestiales pueden variar en gran medida, puesto que diferentes científicos e ingenieros han creado modelos diversos para adaptarlos a múltiples tipos de teriántropos. Además, cada uno intenta no solo que estas mutaciones e implantes sean compatibles, sino que cumplan diferentes funciones. De esta manera, un licántropo podrá tener un revestimiento metálico aleado con su piel para crear a un "tanque" caminante perfecto, mientras que otro teriántropo solo tendrá ciertas modificaciones para hacerlo más rápido y voraz, con solo cierto grado de protección para que no caiga tan rápido en combate.   La gran mayoría de las aberraciones bestiales reciben una diversidad de químicos y alteraciones genéticas para que se vuelvan uno o dos metros más altas de lo que eran. Además, diferentes modificaciones permiten que sus fibras musculares se vuelvan más densas, haciéndolas mucho más hábiles en actividades motrices gruesas pero inútiles en las finas. Esto se traduce a una mayor masa muscular y más fuerza en promedio. Modificar su sistema nervioso permite mayor producción de acetilcolina de forma más prolongada, lo cual las hace mucho más resistentes a la fatiga. La modificación genética más importante de las aberraciones bestiales es la alteración completa de sus circuitos neuronales, afectando por completo la forma en que perciben el mundo y la manera en que interactúan con este. Las aberraciones no distinguen entre amigos y enemigos, no sienten miedo y no responden a las heridas. Estas criaturas son sedadas hasta que finalmente son requeridas en batalla, momento en que son arrojadas a los enemigos para causar terror, desorientación e incontables bajas. Una vez una aberración bestial es mutada acorde a las necesidades de los investigadores o del organismo militar que las empleará, estas son modificadas a través de implantes inorgánicos y transformadas en semiautómatas. Algunas son cubiertas con blindajes metálicos que se adhieren a su piel, de tal forma que arrancarles sus armaduras implicará despojarles de un pedazo de carne. Otras son alteradas para tener lanzallamas integrados en sus cuerpos, y algunas veces armas blancas también. En términos generales, las aberraciones bestiales pueden ser muy diferentes.

No existe un lugar especial en el que estas criaturas sean endémicas, por el simple hecho de que no son más que conejillos de indias; ratas de laboratorio con las que gobiernos experimentan para crear armas que causen terror, desorganización y muerte. Todas se concentran en el Sacro Imperio de Adomek, puesto que aquí es donde son creadas. Normalmente son vistas dentro de laboratorios de la realeza, instalaciones militares y, solo en ciertos casos, en zonas rurales si de alguna forma escaparon de sus cadenas o fueron liberadas a propósito.

Las aberraciones bestiales nunca se detienen. Fueron creadas exactamente para causar estragos sin importar cuánto daño hayan recibido. Mientras puedan mantenerse de pie, estas seguirán rugiendo, moviéndose y decimando todo lo que haya a su paso. Por donde cruzan, estas pérfidas criaturas dejan un rastro de perdición y aniquilación. No pueden sentir miedo; no sienten dolor; ningún daño despertará en ellas un reflejo para alejarse y buscar refugio, solo seguirán peleando. Las únicas formas de tranquilizar a una aberración bestial son imposibilitando físicamente su movimiento o sedándola bien sea por medios físicos o espirituales.