La canción de Calanthe

En los tiempos de los Antiguos, había un grupo de personas que no estaban de acuerdo con la guerra. Antiguos que no habían sido consumidos por la sed de poder ni de avaricia, sino por su sed de exploración, de descubrimiento y de libertad. Este grupo de personas se hacían llamar Exerevnos.

Cuando los reinos no existían y sólo era una megalópolis, los Exerevnos crearon su pequeño distrito. Lleno de gente que, por siglos de evolución por su forma de vida tan libre, sus poderes cambiaron a algo mucho más raro que incluso los Antiguos podían llegar a comprender. Esto los empujó a crear su distrito, llamado Ren. Distrito que cuando la guerra de Apólytos disolvió a los reinos en 3, se convirtió en una ciudad parte de Anfítrite, hoy en día completamente fuera de la jurisdicción de la Alianza del delfín, asociada con la corona, pero con sus propios guardianes.

Esta ciudad es la que Aiden en su libro visita. Ciudad que le ayuda a descubrir realmente qué son los Iniciados y de dónde vienen.

Pero una de los Exerevnos más importantes, muy curiosa, pero muy tímida, es Calanthe.

Los grupos de Exerevnos eran una sociedad que podía manipular los elementos naturales de la tierra con su propia energía, por eso eran una especie tan rara, además de sus obsesiones y fascinaciones por explorar, por lo desconocido. Y Calanthe podía manipular las aguas.

Y a pesar de que formaba parte de un grupo de gente bastante nuclear, los exerevnos siempre se mezclaban con todos los demás, buscando historias, mitos, anécdotas, y a Calanthe no le faltaba nada de esto. Pues un día, paseándose por uno de los grandes mercados de la metrópolis Apólytos, se encontró con un Antiguo. Alguien completamente ajeno a los exerevnos, pero con un fuerte sentido de ideal: Hamza.

Hamza estaba obsesionado con lo desconocido. Parecía casi que tenía un alma de Exerevno sin haber nacido entre ellos. Estaba fascinado por la historia de este distrito, por cómo se manejaban sus poderes, por lo raros que eran incluso que los mismos Antiguos.

Y le narraba a Calanthe infinidad de historias de lo mucho que los admiraba, del bien que podían hacer juntos a la humanidad, de que si sólo encontraran el punto exacto en el que los exerevnos se distinguían de los demás, entonces podrían comprender mejor sus propios orígenes.

Y Calanthe cae tan fascinada de esa voz tan enamorada del saber, que lo lleva al origen. Que lo lleva al lugar donde nacían los niños exerevnos. Lo lleva al punto exacto donde la vida de un niño no sólo es suya, sino de la naturaleza del mar. Era un secreto de su gente, nadie más que no fuera exerevno podía saber de esto... pero Hamza estaba tan fascinado, que Calanthe sabía perfectamente que podría cuidar de ese legado como si fuera suyo.

Juntos empiezan a experimentar y explorar las aguas más puras del mundo. A aprender cómo es manejarlas, saborearlas, dominarlas... hasta que Hamza da con una fórmula que podría ayudar a curar a todos los Antiguos que cayeron en sed de poder, de su propia avaricia. Una poción que los ayuda a encontrar el verdadero origen, lo que realmente importaba, más allá que el poder.

Lo que Hamza nunca dijo, es que la mentira era su arma secreta.

Hamza no quería, ni quiso nunca, curar a los Antiguos. Quería seguirlos. El Antiguo Xerxes ya estaba en proceso de crear Apóleia, el arma única capaz de matar a un dios... pero Hamza se quería probar ante los Antiguos, demostrarles que era uno de ellos. Entonces si la espada no servía, tendría la fórmula de Apólytos. Lo único que podría hacer la piel de oro de los dioses lo suficientemente vulnerable como para que Apóleia los atravesara.

Y con ese secreto en mano, armado y listo para "proteger a los exerevnos de la guerra", Calanthe le ruega que no vaya. Que se quede con ella, que deje que los demás los defiendan...

Pero entonces sale de sí mismo lo que en secreto siempre fue. Un mentiroso, manipulador. Que sabía perfectamente que estaba atorado, porque Calanthe manipularía todas las aguas de la isla con tal de no dejarlo ir...

Entonces hace lo único que dentro de sí mismo habitaba. La ahogó. Cruelmente y sin remordimiento en las mismas aguas la vieron nacer.

Estas mismas aguas se derramaron con su muerte al resto del mundo, llenando los caudales de la futura ciudad de Cove, rellenándose con la energía vital en la que habitarían todos los ciudadanos. Naciendo del cuerpo y del dolor de una mujer que amó demasiado.

Cuando Calanthe llega al reino de Thèlos, éste y Pnévma, la diosa del espíritu, se dan cuenta de que su especialidad en Ren era el tejido. Ella se encargaba de crear las velas de las embarcaciones de exploración de toda su familia. Y para entonces, a Thèlos se le había ocurrido la idea de crear el Libro del Mundo. Pero no podían usar sus propias hojas ni letra, porque al toque el ser humano se quemaba, y el punto era que su siguiente generación de seres humanos lo leyeran, lo entendieran, se lo aprendieran, estudiaran de él.

Por eso le piden a Calanthe que encuadernara el esqueleto del libro del mundo. Que lo rellenara de las reglas básicas del nuevo mundo. Una escribana del mundo renacido, fuera de la amenaza de los Antiguos.

Pero entonces, una fórmula tan importante como la fórmula de Apólytos tenía que ser escrita en algún lugar. Algo tan cruel que los dioses esperaran que fuera la contraparte del libro del mundo y así no tenía que nacer nada peor... pero lo que no se daban cuenta es que la contraparte de la fórmula era Calanthe misma. Y que ni ellos podían escapar de las reglas de la naturaleza.

De cualquier manera, vacían esta fórmula en el libro. Ingrediente importante para acceder al núcleo de la energía vital. La receta que tendría más tarde su contraparte en el códice del apocalipsis.

Esta receta contenía la fórmula de Apólytos.

Un tótem de desvalimiento (tótem que se les da en los orfanatos a los niños como un lector de energía vital).

Y un sello indispensable y especial: que Calanthe escoja quien es digno de acceder a este secreto.

Esta fórmula dota a la persona elegida del mapa rúnico perfecto para saber adónde ir. Pues quien Calanthe elija, ha sido escogida para tomar su lugar, que Calanthe pueda finalmente descansar, y que la persona sea ahora la guardiana de toda la energía vital. Desvinculada totalmente del libro del mundo, con sus leyes naturales no aplicando a ella. Formando parte de la energía vital y ya no de su mismo cuerpo.

Esta elección es con base a quien Calanthe se vea a sí misma. Aquella persona que haya visto el infierno y salido viva de ello. Aquella mujer que haya tenido que cargar con el peso de una culpa que ni siquiera era suya.
Sin embargo, quien logre dominar a Calanthe, como Hamza la dominó en su momento, gana la capacidad de dominar la energía vital completa. No protegerla. Doblarla y desfigurarla a su propia voluntad. Algo que sería casi tan cataclísmico como abrir la brecha al fuego eterno.