Panteón de Lessa

Los Dioses Primigenios

  Cuando el Mundo se creó había Cuatro Dioses elementales. Agua, Tierra, Fuego y Aire. Crearon el mundo y a sus primeras criaturas, unos genasi primigenios, casi elementales. Sin embargo, a medida que sus criaturas empezaron a rivalizar entre ellas por mantener el poder y sus territorios, los dioses comenzaron a enemistarse entre ellos. Crearon a los Shadar, avatares de su poder divino en el mundo material, que actuaban en su lugar pues ellos no podían interferir directamente en los asuntos mortales.
Los Shadar (Aasimars) eran venerados entre los suyos, fieros guerreros con un poder divino que lideraban a su gente con el único interés de servir a su creador.
  Se dice que del odio y la muerte que provocó el enfrentamiento surgió una nueva fuerza de entre las sombras. Una fuerza que consiguió ciertos adeptos entre aquellos que lo habían perdido todo, entre los desesperados y los que solo guardaban deseos de venganza en sus corazones. Un nuevo Dios Sombra fue creciendo y alimentándose del odio de los mortales, acechando mientras creaba su propio plano de oscuridad (Shadowfell) paralelo al de los Dioses primigenios.
Cuando vio su momento, creó a su propio avatar de las sombras, Kass y le ordenó comandar un ataque para hacerse con el plano material y derrocar al resto de dioses   Ante esta amenaza, los cuatro dioses primigenios unieron sus energías y entregaron a sus cuatro campeones un artefacto que les daría el poder de encapsular el mal: La Esfera del Eclipse.  

“La Esfera del eclipse fue creada por los dioses elementales, unidos por primera vez para derrotar a un mal mayor que llegó desde otro plano. La energía oscura y maligna del Dios sombra era demasiado fuerte para ser destruida. Igual que la de nuestros dioses. Algo así… no se puede borrar sin más. El mal no puede ser derrotado del todo, nunca, eso rompería el balance. Pero sí encapsulado. Los mismísimos dioses nos lo entregaron a los demás campeones y a mi para que pusiéramos fin a la amenaza del Dios Sombra.”

"El Espíritu de Jaakim a Khalid"

  El Dios Sombra abrió un portal para dejar entrar la energía inmunda de su plano entrara en las tierras de los mortales. Su campeón, Kass era extremadamente poderoso, un engendro de sombras y sangre. Él contenía mucha energía de su Dios, y los cuatro avatares supieron que solo habría una forma de detenerle: con la ayuda de los dioses, de todos, unidos. Hubo una batalla, sangrienta, larga. Atacaron cuando la Luna ocultó el sol, un eclipse que duró tres días y tres noches. Bajo el amparo de las sombras, las criaturas malditas salieron de ese reino de sombras, energías que hicieron que la tierra se marchitara, y Kass Mano sangrienta era el comandante y portador de todas ellas. Los campeones lucharon contra él para debilitarle lo máximo posible antes de intentar encerrarle. Afius (Aire), Mara (Tierra) y Litu (Agua) cayeron, pero Jaakim (Fuego) logró aguantar hasta el final.  

“Cuando vi que estaba lo suficientemente herido, tomé el artefacto y lo activé. Recuerdo una gran energía, recuerdo sentir cómo mis manos ardían, si bien era algo que jamás había experimentado, pues el fuego nunca me había dañado antes. Pero tal era el poder de los dioses.”

"El Espíritu de Jaakim a Khalid"

El artefacto, tal y como se esperaba, atrapó a Kass en su interior, y junto a él, su poder, y todo el mal que había traído. Absorbió las sombras, el portal, y las maldiciones de sus ejércitos, descubriendo a las criaturas que habían sido presas de ellas. Los cuatro pueblos apartaron sus diferencias y prometieron guardar el artefacto por la eternidad, pues era lo único que podían hacer. Los Dioses se mantuvieron en silencio muchos años desde enonces, y se cree que puede que el consumo de energía que requirió detener al Dios Sombra hizo que sus esencias se transformaran. También se dice que es entonces cuando, de esta energía caótica y perdida, surgieron lugares como el Feywild, y criaturas tales como los dragones.

Tras la Guerra

Poco a poco y según pasaron los siglos, los mortales se desligaron de los Dioses, y fueron perdiendo ciertos atributos, y adquiriendo otros según sus cuerpos se adaptaban al ambiente y lugar en el que habitaban. Se dice que las razas que actualmente pueblan el reino surgieron de los distintos elementales:

Los genasi son lo más cercano a estos elementales primigenios. Perdieron muchas capacidades mágicas, pero han conservado su naturaleza elemental.

Los Enanos descienden de los elementales de la tierra. El trabajo en minas y su afinidad con la piedra les dio su fuerza y constitución según se retiraron a las montañas.

Se sabe que los Elfos son descendientes de los elementales del aire. Muchos de ellos se retiraron a la contemplación, al estudio y el cultivo de las artes. Ellos fueron los primeros que indagaron en el funcionamiento de la magia y la urdimbre, y descubrieron portales al Feywild, al que muchos de ellos emigraron al principio de los tiempos.

Los tiefling vienen de los elementales de fuego, así como lo hacen los demonios. Por mucho tiempo fue considerado el elemento más destructivo, y muchos de los elementales primigenios del fuego fueron exiliados del plano material en tiempos de guerra a lo que a día de hoy se conoce como el plano infernal. Los tiefling son producto de uniones con demonios o pactos con estos.

Los humanos son producto de aquellos que, independientemente de su elemento, eligieron darle la espalda a los dioses por completo y vivir vidas mundanas. Después de las guerras, muchos de los elementales primigenios decidieron renegar del panteón, y esto provocó que su naturaleza elemental se debilitara aún más con el pasar de las generaciones. Su esperanza de vida se acortó, y sus poderes se mermaron, pero su capacidad de superación y adaptación les hizo acabar siendo la especie más prolífera del continente.

  Los medianos y los gnomos surgieron de los elementales del Agua, que siempre habían sido aquellos con una naturaleza más apaciguante, calma y benevolente de los cuatro. Los Gnomos tuvieron un contacto estrecho con los elfos y sus avances tecnológicos y arcanos.   Los Orcos y los Goliath surgieron de los elementales del fuego que quedaron tras la guerra. Se retiraron a zonas de climas más fríos en los que podían resistir y desarrollaron cuerpos fuertes y una constitución prodigiosa.  

 

El "Nuevo" Panteón

Con los siglos, la fe en estos dioses se fue diluyendo, mezclando y transformando, y los dioses cambiaron junto con la fe de sus fieles. Su energía se mantuvo, pero sus identidades se dividieron y transformaron, y sus dominios evolucionaron a la par que la civilización desarrollaba conceptos más complejos. Sin embargo el espíritu de los antiguos dioses elementales sigue viviendo en los actuales siglos después.
 

Símbolo: Un escudo resplandeciente con una balanza.
Descripción: Tyr es el dios incondicional del fuego y la tierra, que encarna la justicia, la protección y la luz. A menudo se lo representa como una figura imponente vestida con una armadura hecha de roca fundida, con un aura radiante que ilumina los rincones más oscuros. Tyr es el protector de los justos y el castigador de los malvados, asegurando que la justicia prevalezca en todos los reinos.
Tradición: Tyr nació del corazón de un volcán y del núcleo de la tierra. Su fuerza y estabilidad hacen que entre sus seguidores se encuentren jueces, caballeros y aquellos justos que buscan defender la ley y el bien. Sus templos son bastiones fortificados, que se alzan como drñslrd de esperanza en tiempos difíciles. Los festivales dedicados a Tyr a menudo incluyen grandes ceremonias donde los agraviados pueden buscar reparación.

 
Símbolo: Un ojo arcano.
Descripción: Ignara es la sabia diosa del fuego y el agua, que gobierna el conocimiento y la magia. Se la representa como una mujer serena de mediana edad que sostiene un tomo y un báculo, imponente. Ignara es la guardiana de los secretos arcanos y la inspiradora de eruditos y magos.
Leyenda: Ignara nació del vapor que se elevó cuando el fuego se encontró con el agua, convirtiéndose en la fusión de la pasión y el intelecto. Sus seguidores son eruditos, magos y buscadores de la verdad. Sus bibliotecas son vastos depósitos de conocimiento, llenos de textos mágicos y tradiciones antiguas. Los rituales en su honor a menudo implican compartir conocimiento.

 
Símbolo: Una pluma llameante en el viento.
Descripción: Tempestra encarna la suerte, el impulso y el coraje. Se la representa como una joven dinámica, siempre en movimiento, con cabello ardiente y alas de viento. Tempestra inspira valentía y espíritu aventurero en sus seguidores.
Leyenda: Tempestra surgió cuando los rayos se encontraron con el viento en una fiera tormenta. Su dogma habla de la naturaleza impredecible del destino y el coraje necesario para enfrentarlo. Sus seguidores son aventureros, guerreros, comerciantes y aquellos que prosperan con el riesgo. Las celebraciones en su honor suelen incluir torneos o competiciones.

 
Símbolo: Un árbol con raíces y olas.
Descripción: Sylvion es el armonioso dios de la tierra y el agua, que gobierna la naturaleza y el equilibrio. Se lo representa como una figura tranquila entrelazada con enredaderas y agua que fluye. Sylvion asegura el equilibrio del mundo natural.
Lore: Sylvion nació del primer río que trazó su camino a través de la tierra Sus seguidores son druidas, agricultores y aquellos que viven en armonía con la naturaleza. Sus arboledas son lugares sagrados donde el mundo natural está en perfecto equilibrio. Los rituales en su honor incluyen ofrendas a la naturaleza y el impulso del florecimiento de la misma.

 
Símbolo: Una Luna creciente con una calavera en el centro.
Descripción: Nyctos es el enigmático dios de la tierra y el aire, que encarna la muerte, la dualidad y el sacrificio. Se le representa como una figura envuelta en túnicas oscuras, con la mitad del rostro esquelético y la otra mitad serena y humana, lo que representa las diferentes fases de la luna y la dualidad de la vida y la muerte. Se dice que el mismo dios está dividido en dos personalidades distintas que se contrarrestan, y entre sus propios seguidores hay algunos divididos que oscilan más hacia el lado más luminoso u oscuro del Dios. Nyctos vela por la noche, guiando a las almas a través de la oscuridad y ofreciendo consuelo en los momentos de tranquilidad entre el anochecer y el amanecer. Es él quien guía a las almas al más allá y supervisa los ciclos de sacrificio y renacimiento.
Leyenda: Nyctos nació de un eclipse, cuando la luna oscureció al sol y traspasó el delicado equilibrio entre la luz y la oscuridad. Entre sus seguidores se encuentran sanadores y guerreros, así como quienes veneran los ciclos de la vida y la muerte. Los templos de Nyctos suelen estar situados en lugares donde la luz de la luna destaca, como en las cimas de las colinas o junto a lagos tranquilos. Alli los vivos honran a los muertos y contemplan los misterios de su existencia. Los festivales de Nyctos se celebran durante las lunas nueva y llena, y honran los sacrificios realizados por los antepasados.

 
Símbolo: Una flor.
Descripción: Sune es la encantadora diosa del agua y el aire, que hace prosperar el amor, la vida y la belleza. Se la representa como una figura elegante con cabello suelto, grácil y con mirada compasiva. Su culto inspira amor y la apreciación de la belleza de la vida en sus seguidores.
Leyenda: Sune nació del beso del rocío de la mañana y la suave caricia de la brisa. Sus seguidores son artistas, amantes y aquellos que buscan celebrar la belleza de la existencia. Sus jardines son lugares de serenidad e inspiración, llenos de plantas florecientes y suaves brisas. Las celebraciones en su honor son festivales vibrantes de arte y música, donde se celebra la belleza en todas sus formas.
 
Símbolo: -
Descripción: El dios sin nombre es para muchos no mas que una leyenda. A diferencia de con el resto de dioses, nadie ha logrado conectar con su divinidad: algunos creen que porque no existe, otros creen que se formó de la esencia de todos los elementos y es tan poderoso que los mortales no pueden siquiera aspirar a reclamar un grano de su atención. Se dice que domina las estrellas y el cosmos, y que los dragones metálicos fueron sus criaturas, mucho más puras y perfectas que los humanoides.