Los Eternos, el origen de la existencia.

Entre las primeras especies nacidas en los mundos de los Hacedores, emergió la primera inteligencia consciente, los Eternos. Fueron la primera raza capaz de comprender la complejidad del cosmos, crear civilización, y formular preguntas sobre su propósito.
  Su sabiduría y longevidad los llevaron a convertirse en los guardianes de los mundos sembrados por los Hacedores. Su influencia se expandió a través del Vyramata, la línea existencial que conecta todas las realidades. Pero no estaban solos.
 

El Surgimiento de Finishem


  Mucho antes del surgimiento de los Eternos, un Devorador particularmente temido ya existía: Finishem, también llamado La Gran Mancha, El Parásito de Mentes, o El Fin de los Días. Aunque aún no actuaba, su conciencia vigilaba el universo, esperando el momento exacto en que las civilizaciones florecieran para devorarlas.
  Finishem no necesitaba forma física. Era una inteligencia primordial, capaz de susurrar a través del Vyramata e influenciar a los seres vivos con pensamientos oscuros, visiones de poder o miedo absoluto.
 

La Resistencia


  Cuando Finishem finalmente actuó, su primera víctima fue la civilización de los Eternos. El mundo tembló, la guerra estalló y la desesperación se apoderó incluso de los más sabios. Fue entonces cuando surgieron tres figuras legendarias:
  Dravik Vel Poravos, lógico y calculador, pero de corazón blando. Era el arquitecto de tecnología imposible. Su hermana Dalia, Feroz e implacable en la batalla, pero profundamente compasiva con los débiles. Su sola presencia inspiraba a miles. Por último la pareja de Dalia, Kilev, Silencioso y frío, pero fiel a los suyos hasta el final.
  Juntos lideraron lo que se conocería como La Gran Guerra, enfrentando a Finishem y sus horrores corruptos. Se dice que aquella guerra nunca terminó del todo. Durante la última batalla de los Eternos como civilización unificada, Dalia fue devorada por Finishem. Su caída quebró a los suyos.
  Dravik y Kilev se separaron por años. Pero cuando Kilev emergió fundando un movimiento que defendía la necesidad de instruir a las razas jóvenes para resistir a Finishem, Dravik ,para sorpresa de todos, apoyó sus ideales. Su amistad renació, pero no sin consecuencias.
 

El Cisma


  La unión entre Dravik y Kilev impulsó una nueva etapa en la historia de los Eternos. Su política evolucionó en una dirección oscura: paternalista, intervencionista, militarista. Muchos Eternos lo vieron como una traición a sus principios de no-intervención.
  De la ruptura nacieron dos pueblos nuevos: Los Nivari, herederos de Dravik y Kilev: firmes, organizados, dispuestos a actuar, intervenir y moldear civilizaciones menores para prepararlas para el fin. Y los Nivari, guardianes del principio de no intervención, que creen que cada especie debe hallar su propio destino frente al fin, sin manipulación externa.
  La civilización de los Eternos cayó, y con ella su unidad. Dravik y Kilev, desilusionados, abandonaron a sus pueblos, sabiendo que su conflicto se había convertido en una guerra ideológica sin sentido.
  Aun así, Velari y Nivari continúan su lucha hasta el día de hoy, en un conflicto silencioso que abarca mundos enteros. Ambos poseen un nivel tecnológico y mágico incomparable en el universo, por lo que evitan enfrentamientos directos. En su lugar, recurren a escaramuzas, sabotajes y conflictos periféricos.

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