Épicos

Todo en el mundo está “compuesto” por energía la cual llamamos “quintaescencia”. Aquellos que pueden apoderarse y manipular a su favor esta fuerza manifiestan lo que los mortales llamamos “magia”.   Un mortal con grandes conocimientos y talento puede llegar a utilizar la quintaescencia para hacer cosas tan sorprendentes como mundanas según sus aptitudes. Alguien podría ser capaz de manipular dicha energía para conseguir encender una llama con la punta de su dedo… o en casos tan raros como extremos, pueden realizar rituales y/o invocaciones destructivas con la suficiencia de borrar poblados e incluso, ciudades enteras.   Ahora, cuando decimos que “todo” está “compuesto” por quintaescencia… nos referimos que a TODO… cosa que incluye a los dioses.   Los dioses son criaturas místicas con un poder inmenso. Probablemente cuentan con tanta quintaescencia que hacen quedar a cualquier mortal como un mero grano de arena a su lado.   ¿Qué ocurre si una de estas criaturas sede una infinitésima parte de su poder a un mortal?... pues resulta que hay un par de registros de este acto. El mejor ejemplo de ello es El Leviatán. Un arrecife de coral que se “mueve” por las aguas de Belenos.  

Los mortales que recibieron el poder directamente de los dioses son llamados “Deidades terrestres” o “Dioses nacidos en la tierra”.

  El poder del Leviatán es incomprensible, los relatos de la manifestación de sus poderes van desde hacer crecer la marea en todo el mundo, hasta en crear vida atemporal (Lady Sasomory)   Por otra parte ¿solo los dioses pueden ceder parte de su quintaescencia a un mortal?... pues si fuera así, Belenos no se encontraría bajo una de las crisis más grandes de la historia.   El caso es que los dioses pueden moldear y manipular la quintaescencia con tanta exactitud y talento que pueden digamos… “medir la cantidad exacta” que el mortal debe asimilar, y, a su vez, cuando sede una parte de su poder, también comparte el talento de manejarlo de manera adecuada.   En caso de que este proceso sea llevado por un mortal (que tenga suficiente quintaescencia como para compartirla… como tendría un dios terrenal) el resultado es desfavorable para quien reciba la “dosis” de quintaescencia. El receptor en cuestión gana poderes increíble, incluso a veces es capaz de volverse aún más poderoso que el “donante”… pero con el correr del tiempo (dependiendo del caso, puede demorar más o menos) el receptor comienza a perder la cordura y por un motivo completamente inexplicable, tienden a querer hacerse con el control de todo lo que los rodea.  

Aquellos mortales que heredaron la quintaescencia de otro mortal (Dios terrenal) es llamado “épico”.

  Los aventureros presenciaron que los épicos pueden ser detectados con algún tipo de magia. En el yermo, todo aquel que fuera un épico presentaba una cadena espectral de tonos dorados-transparente con numerosos eslabones que surgía de su tráquea.