Historia de Rick Eyehawk

Rick Eyehawk no era un soldado convencional, ni siquiera creció entre los hombres de la ciudad. Nació en las profundidades de los bosques de Theras’Quil, criado por una madre semielfa druida y un padre humano que servía como caballero en la fortaleza de Aurelis. Desde joven, sintió el llamado de la naturaleza, aprendiendo a hablar con los árboles, a cazar con los lobos y a sanar heridas con la sabiduría de los druidas.

La guerra, sin embargo, le arrebató su infancia. Cuando tenía quince años, un grupo de bandidos mercenarios, aliados de un señor de la guerra sin nombre, incendiaron su hogar y masacraron a su familia. Rick, lleno de rabia y deseo de venganza, se internó en la naturaleza, viviendo como una bestia, perfeccionando sus artes druídicas hasta que llegó a controlar la furia de los osos y los lobos.

Pero su alma no estaba destinada a ser solo salvaje. Un viejo paladín, Sir Crowden, lo encontró en las montañas del norte y lo convenció de que la venganza ciega no era la respuesta. Rick se unió al ejército de Aurelis, entrenándose como caballero y jurando fidelidad al poder sagrado de la naturaleza y a la lucha contra la corrupción.

Destacó rápidamente por sus poderosos golpes y su resistencia inhumana, ganándose el respeto de sus compañeros y el temor de sus enemigos. Perdió el ojo derecho en combate contra un caudillo orco, mientras protegía a un grupo de civiles en retirada. Su ojo derecho siempre está cubierto, pues oculta un secreto que solo él conoce: una cicatriz mágica, símbolo de un pacto antiguo con los espíritus del bosque.

Ahora, como un Comandante del Ejército de Aurelis, lleva su furia druídica y su fe en los Antiguos a los campos de batalla, jurando proteger a sus hombres y destruir a quienes amenacen Aurelis.