Economía

1.    Sistema económico

La economía de Lóreskeld se estructura en torno al kléten, una moneda impuesta por mandato del Klétos Primus para consolidar un nuevo ciclo de estabilidad. Este sistema reemplazó antiguas prácticas de intercambio funcional, estableciendo un medio universal respaldado por energía viva.

2.    Naturaleza del Kléten

Cada pliego de kléten está fabricado en papel infundido con henki arcano, una forma de energía inaccesible para cualquier ser vivo fuera del Klétos. Durante más de mil años se intentó acceder a esa fuente. Ninguno lo logró. Los pocos que sobrevivieron a los experimentos masivos consolidaron la idea de que el henki arcano no puede ser manipulado, duplicado ni comprendido fuera de la autoridad suprema.

La circulación del kléten no requiere verificación. Su autenticidad se percibe por presencia: el color que emana no es tinta ni pigmento, sino manifestación directa del henki. Es un color que no se puede describir ni falsificar. Al tocarlo, muchas personas experimentan una sensación que escapa a las categorías habituales. No es henki visible ni reacción consciente. Es algo más simple y profundo: una certeza táctil de que aquello que se sostiene está vivo.

Cada pliego tiene dibujada su denominación en el centro, por ambas caras del papel. Se emite en tres valores: ₭1, ₭10 y ₭100. No existen fracciones, variantes ni mecanismos de validación externa. La existencia del pliego basta. En un mundo sin confianza, el kléten no busca ser creído: se impone.

Aunque el Klétos es la única entidad capaz de generar nuevos klétenes, su distribución y supervisión operativa está a cargo del Comité de Comercio General, con sede en Edelstein. Esta institución autónoma regula el flujo de pliegos, establece parámetros de intercambio entre regiones y resuelve disputas relacionadas con circulación, falsificación o acumulación no justificada. Su neutralidad es vigilada por acuerdos pactados directamente con el Klétos, pero su funcionamiento es independiente del poder religioso o militar.

3.    Cristales ener (Cener)

Aunque el Kléten domina la economía actual, los cristales ener —conocidos como cener— conservan un valor simbólico y energético incalculable. Funcionan como baterías naturales de henki: cristales translúcidos que pueden resistir cierta presión o manipulación moderada sin sufrir daños. Sin embargo, poseen una fragilidad inherente: cualquier caída, impacto súbito o golpe contra una superficie dura podría provocar una fractura. Su valor solo se mantiene si están íntegros, ya que cualquier grieta genera dispersión de energía, anulando su funcionalidad práctica y su legitimidad como objeto de valor.

Cada cener equivale a ₭5000, lo que los convierte en posesiones raras y muy codiciadas. Algunos comerciantes de alto perfil poseen ceneres heredados o rescatados, aunque estas transacciones rara vez se publicitan. En ciertos linajes, se mantiene la costumbre ancestral de ofrecer un cener como dote, aunque esta práctica ha sido casi abandonada.

La otra vía es la búsqueda activa en entornos extremos: cavernas profundas, montañas remotas, pantanos de acceso complejo y quebradas aisladas. Los cener aparecen incrustados en formaciones naturales y su extracción requiere equipo especializado, conocimiento técnico y tiempo prolongado. Solo individuos decididos a formar vínculo con una mascota de hombro emprenden estas expediciones. El cener no se busca por codicia, sino por sentido. Las mascotas de hombro no vinculadas parecen tener la capacidad innata de localizarlos, aunque esta habilidad desaparece tras establecer el vínculo.